Señores, un placer compartir este año con ustedes. El 2014 nos espera con nuevas luchas, prodigios, traiciones, viajes, ambiciones, caricias, errores... La vida, que nos apasiona y nos decepciona, pero que, como dice mi camarada A., debemos vivir con la conciencia de que el dinero se recupera, pero el tiempo jamás. Y cuando abramos el champán en Times Square, el Conejo de Jade de los chinos seguirá rodando empecinado y solitario por la polvorienta superficie de la Luna. Los tiempos cambian que es una barbaridad.
Si, como aseguraba Matisse, los cuadros deben generar luz, este titulado La pesca del atún, colgado en esa nave espacial en medio de NY que es la Hispanic Society of America, luce como millones de soles. Todo un espectáculo.
Siempre digo que tengo doble nacionalidad, soy asturiano y además “gato”. Llevo viviendo trece años ya -cómo pasa el tiempo- en la antigua metrópoli, y no siento ninguna contradicción en este sentimiento. Me cuentan que en la escena matritense la caída de turistas se coloca en el 6,7%, y los precios se han desmoronado. Unos dicen que es la pésima planificación de la alcaldesa y el presidente de la comunidad -a juzgar por la mierda que hubo en las calles, no andan desencaminados-, otros que necesitamos un consorcio que revierta la situación, y los más que Madrid no tiene mitos ni símbolos que guíen las huellas del viajero. Lo anterior se puede discutir, pero en lo último disiento. A lo mejor es que vendemos mal la gloria de la ciudad, puede ser, y si a eso se le suma la deficiente conectividad aérea... Aquí no hay Empires o Puertas de Brandemburgo, a cambio, y sin contar El Prado o los lugares más icónicos, les puedo hacer una legítima defensa de la capital. Madrid no desmerece a Roma o Lisboa, porque también tiene siete colinas; monasterios como La Encarnación o las Descalzas Reales no envidian los tesoros toscanos; asimismo, lugares como el mercado de San Antón nos proveen con una excelente oferta de viandas y bebercio. Es obvio que no disponemos de una plaza de la Concordia donde montar las morbosas guillotinas que rubriquen la libertad con un poco de sangre, pero en la plaza de la Cebada se erigió el patíbulo donde se ahorcó a Rafael del Riego, que también vale una misa. En el Casón del Buen Retiro podrán leer que todo lo que no es tradición es plagio; el Palacio de Cristal pueden golear cómodamente a cualquier castillo bávaro, y cerca se planta el Ahuehuete, un ciprés que lleva ahí 350 años, y que se salvó porque los franceses apoyaron en él una pieza de artillería. Lope de Vega, Cervantes y Saavedra Fajardo recorrieron el Barrio de las Letras entre vinos y tinta; en San Antonio de la Florida hay un Goya que no es habitual, y los Borbones que hemos tenido disfrutaban del mismo atardecer en las Vistillas que el populacho. Hubo pozos llenos de nieve en la glorieta de Bilbao, y la estatua de Eloy Gonzalo sigue recordándonos la que se puede armar con una lata de petróleo, todo en el Lavapiés profundo. Etcétera, etcétera. Señores, vayan a Madrid, y que Dios se la depare buena.
Los diarios de Babilonia: La muñeca hinchable
De IGNACIO DEL VALLE | lunes, 25 de noviembre de 2013 | 16:22
Por uno de esos caminos de centauros que unen Long Island, nos encontramos con la muñeca hinchable. Mi camarada conducía mientras me iba contando diversas anécdotas, cuando en un carril paralelo descubrí a un individuo cuyo copiloto era una muñeca hinchable. Con los ojos como platos, y tras asegurarme de que no era una ilusión, le dije a mi colega: Hostia, mira ese tío, no me lo puedo creer. Mi camarada siguió conduciendo sin darle mayor importancia. Pero tío, insistí, ese chiflado lleva una muñeca hinchable al lado. Finalmente, con una sonrisa, mi colega decidió neutralizar mi estupefacción explicándome que si van más dos o más personas en el coche puedes utilizar el carril rápido, algo pensado para reducir el tráfico, porque en cada casa hay un vehículo por persona. La muñeca era una estrategia habitual. Aunque si le pillan se le va a caer el pelo, remató. Luego siguió contándome que cerca de allí estaba el aeródromo desde el que despegó Lindbergh en el primer vuelo en solitario y sin escalas sobre el Atlántico. Podemos ir al museo de la aviación si te apetece, concluyó. Pero yo no podía apartar mi mirada de la muñeca hinchable, que en su celo de verosimilitud, tenía incluso un móvil pegado con celo a una mano…
Comienzo una nueva etapa. En unos días mis artículos semanales desde Nueva York, LOS DIARIOS DE BABILONIA, siempre en El Comercio de Gijón. Y conexiones también semanales con el programa del gran Arturo Téllez, en Onda Cero.
El día 15 de noviembre, a las 14.00 h, mi conferencia: LITERATURE AS A GAME.
Les voy a contar cómo funciona el asunto: el manipulador adapta sus opiniones, comportamiento y sentimientos según la persona, culpabiliza a los demás de su responsabilidad, sabe hacerse la víctima o adular súbitamente para lograr lo que persigue, y también en un experto en hacerte la cama dividiendo y mintiendo lo que sea menester. El manipulador pasa de los derechos de los que le rodean, y sus necesidades y deseos los aprecia solo en función de sus objetivos. El manipulador tiene un abanico amplísimo de herramientas para controlar, el chantaje emocional, el reproche, la alabanza, todo para tumbar por KO la soberanía personal de sus congéneres. Por el contrario, el manipulado tiene terror al conflicto y suele ceder a las peticiones del otro para que no se enfade. El manipulado tiene necesidad de aprobación, suele ir siempre a la defensiva, antepone sus necesidades y preocupaciones al bienestar del manipulador. Porque el manipulado le tiene pánico al fracaso, rechazo o quedarse solo. El resultado de esta confrontación es que el manipulador convierte en un títere al manipulado, que dependerá de las corrientes emocionales de su verdugo. Ya que, al final, se trata sencillamente de esto: víctimas en busca de un verdugo. Y hay una pléyade verdugos esperándonos, a nivel interpersonal, publicitario, social, mediático, político… Lo que más les gusta es crear miedo, inquietud, para minar la asertividad, la confianza en uno mismo a fin de que nos convirtamos en enfermos dependientes de sus actitudes y decisiones. El manipulador aborrece que le hagan sombra, la gente que toma sus propios riesgos y adopta sus propias conclusiones, quienes les ponen límites y saben buscar soluciones y están seguros de que la vida es un quid pro quo que también les debe reportar energía, felicidad y bienestar. Pues esto es lo que les quería contar hoy. Mi pregunta es: ¿dónde quieren pasar el resto de su vida?
Las últimas estadísticas del cine español confirman el absoluto desarbolamiento del modelo. Como si nos hubiera pasado por encima una carga de elefantes cartagineses, la facturación, los rodajes y los presupuestos se desplomaron, mientras el paro se elevaba como el helio. ¿Cuándo se darán cuenta los gobiernos de que el cine es una cuestión de estado? No se trata únicamente de incentivos fiscales o modelos de financiación, sino de una poderosa y eficacísima herramienta para la imposición de la idea de España en el mundo. Los gringos captaron hace mucho este concepto, utilizando las cámaras para la creación del imaginario nacional y su expansión por el planeta, colonizando usos y costumbres en el resto de países sin disparar un solo cartucho. Se trata de aplicar la idea cervantina de enseñar y deleitar a un mismo punto, de aplicar el “entertainment” a la manera de Billy Wilder o Robert Rossen. Siempre imagino que esta mentalidad hubiera cuajado en decisiones políticas y que un John Ford nacido en Cangas se hubiese aplicado a rodar en España. En vez de un género denominado Western, tendríamos uno llamado Conquistadores; y Centauros del desierto, con sus esplendorosas coreografías de personajes a lo largo y ancho del Monument Valley, sería sustituida por las hazañas de Cortés y Bernal Díaz del Castillo en su épica entrada en México, mientras el Álamo sería borrado por la inverosímil resistencia de Blas de Lezo en Cartagena de Indias. Esto sería aplicable a todo, y como en la canción de Los Nikis, los McDonalds estarán de vacas flacas y vencerá la tortilla de patatas, en Las Vegas se jugará al cinquillo y la moda será el rojo y el amarillo. No me canso de repetir que la realidad se crea, es una cuestión de trabajo, valor y un poco de suerte. Tomen nota de los chinos: como toda potencia seria, ha creado su propia fábrica de sueños -llámese maquinaria propagandística- en una ciudad costera llamada Qing-dao. Pueden fracasar, porque Hollywood es un estado mental macerado con mucha pasta, soberbia, lujuria, talento y glamour, pero al menos lo intentan.
Ante todo, confirmar que soy galdosiano. Un firme enamorado del manicomio político-social fundado por el escritor, en el que se remata sin descanso y con humor, vicios morales, manías y profesiones en barroco retablo. “Las novelas de Torquemada” casan al milímetro con este ideario, una tetralogía con Francisco Torquemada como protagonista, usurero feroz y estrafalario empeñado en su vertiginoso ascenso social cual “Bel Ami” de pacotilla, en el marco histórico de la Restauración. La decadencia de la nobleza tradicional fusionada con el ascenso de la burguesía fenicia, deja la puerta abierta a este personaje de “alma ennichada y puñalera”. En su meteórica promoción, Galdós retrata el choque brutal entre la imaginación y la realidad tan de estirpe cervantina, especialmente a través de las ínfulas sociales de las aristócratas arruinadas con las que emparenta, mientras se impregna de las maneras y pule su lenguaje -para regocijo del autor, cuyas extraviadas peroratas ridiculiza de continuo-. La gracia de nuestro héroe tiene mucho que ver con el famoso enunciado de Gabriele D´anunzio: “Soy falso… pero sinceramente falso“. Nuestro berroqueño Torquemada es un avaro franco, a quien ni la posibilidad de pasar de prestamista a financiero logra endulzar esa pena del desembolso necesario para acomodar su entorno material a la situación de prohombre. Resultan magníficas las broncas con su cuñada acerca del dispendio del nuevo tren de vida, así como la confirmación de que es un personaje sin fisuras, cuando incluso en la hora de la muerte regatea la salvación de su alma con el mismísimo Creador. A la postre, en un circo lleno de majaderos, arbitristas, locos, aprovechados, gandules, nobles trasnochados, chismosos, comparsas, espiritualistas, pedantes, masoquistas y pobres de solemnidad, Francisco Torquemada es el único personaje con las cartas boca arriba, incluso de una manera cándida: un tacaño de una pieza. Entremedias, Galdós nos regala prolijas y delirantes descripciones, como la de la esposa de don José Donoso, orgullosa de su mala salud, o frases que brillan como gotas de oro entre toda la corte de los milagros: “Qué hizo Dios, al crear al hombre, mas que fundar el eterno sainete”. También nos hace una summa narrativa repasando técnicas en prosa y poética habidas y por haber, crónica, cuento, sermón… épica, dramática, lírica… Asimismo, es postmoderno mucho antes del postmodernismo, autorreflexión, parodia, autoconciencia, metaficción… Pero, sobre todo, hay una constatación en toda su dialéctica: Benito Pérez Galdós, cachondo, mundano y elocuente, se lo pasa estupendamente cuando escribe.
Un mono se asomó a un río y vio un pez moviéndose. El mono pensó: "Ay, ese pez se ahoga". Rápidamente, lo sacó del agua y el pez se agitó con intensidad. El mono pensó: "Ay, este pez está contento". Al poco, el pez se muere. El mono pensó: "Ay, si hubiera llegado antes...".
Los días 5 y 6 de octubre, encuentros con los lectores y firmas en el Festival du Polar de Villeneuve les Avignon. Les esperamos.
En una de esas sobremesas que se alargan infinitamente, salió el tema recurrente de la amistad. Comenzamos a hablar de los esfuerzos y avatares que conlleva mantener las amistades, y más en estos tiempos donde todos hemos sufrido en mayor o menor grado los rigores de las decepciones. Al final, concluimos dos reglas para que las amistades tengan alguna vocación perdurable:
1-Los amigos no pueden trabajar contigo o ejercer el mismo oficio -evitamos las conjuras por competencia-.
2-A los amigos debe irles bien en la vida -evitamos las conjuras por envidia-.
Tras esta destilación, mi contertulio me miró con profunda desolación: "y aun así, Nacho, esto no nos asegura nada...".
Ayer fui a cortarme el pelo: Cuánto tiempo, Ignacio, me saludó. Sí, hacía mucho que no venía. ¿Te estás dejando el pelo largo? La crisis de los cuarenta, ya sabes. Pero si eres de mi quinta, cuarenta y dos. Parece que se está alargando. ¿Y cómo te lo dejo? Hazme las puntas, quiero dejarme coleta. Okei, ponte cómodo. Mi peluquero me colocó el babero y comenzó a mojarme el cabello. Nos pusimos al día de nuestras cuitas y avatares, y le pregunté cómo iba el negocio. Jodido, respondió, porque la gente está jodida. La mitad de mis clientes ha perdido el trabajo, y cuando llegan a este sillón te cuentan sus desgracias, y mira, uno no es de piedra. Hubo una temporada en que llegaba a casa con la cabeza como un bombo. Mi peluquero comenzó a chascar las tijeras con habilidad y prosiguió: Ignacio, aquí siempre se ha hablado de fútbol, de tías, de lo de siempre, pero llegó un momento en que la gente solo hablaba de la pena negra, del miedo a perder el trabajo, o de la frustración y la incertidumbre cuando lo había perdido. Muchos también decían que se volvían a sus pueblos. Y así hasta que llegó un momento en que quedaron saturados de malas noticias y se paralizaron. Ya no iban a manifestaciones, ya no se cagaban en los políticos, ya ni siquiera se quejaban. Mi peluquero cambió el ángulo de la tijera y siguió en silencio como un Eduardo Manostijeras castizo. ¿Y ahora como les ves?, abundé. Pues ahora vienen comentando el programa del Wyoming y parece que se ríen un poco más, también recuerdan cuando los abuelos les decían que ahorrasen y pensaban que chocheaban, eso era cuando España eran capaz de organizar Juegos Olímpicos, la soberbia de ser español, y tal. ¿Y cómo piensas que va a acabar esto?, inquirí. Ni idea, Ignacio, y más teniendo en cuenta que los que votaban a sus partidos siguen haciéndolo con las excusa de que si Bárcenas hizo esto, con los ERES hicieron lo otro. Lo único que tengo claro es lo que nos ha ayudado a aguantar. ¿Y que fue?, me interesé con curiosidad. Los pantaloncitos cortos esos que han estado de moda este verano. Las chicas pasando arriba y abajo con el culo al aire, eso ha levantado la libido del personal. Ah, exclamé. Y bueno, Ignacio, te lo dejo así o lo corto algo más.
Los cuentos de Enrique Serna rezuman sexo y mala leche. O al menos los compilados en “La ternura caníbal“, el libro editado por Páginas de Espuma. El contar de este escritor mexicano puede resumirse fielmente en la frase de unos de sus relatos: “empezaba a brotar el lodo por debajo de la leyenda áurea”. Una visión perspicaz de la vida como demolición, una eterna lucha de clases y sexos. Y, sobre todo, ese instinto insuperable de una libido que impregna hasta los resquicios más ocultos de nuestra personalidad, ese “egoísmo salvaje de los cuerpos en llamas“. No es un libro redondo, pero tampoco creo que lo pretenda, e incluso en los cuentos en los que falla el KO final o son directamente previsibles, siempre hallamos un elemento apreciable. En el “Entierro maya” juega con una amarga ironía estancada en los cangilones de una inacabable noria de rencor; en “Soledad coronada” dispone una venganza que a pesar de su éxito no acaba de redimir al perdedor de su eterna condición; en “La vanagloria” nos habla del pozo de Danaides que es el ego de un artista, a todas luces imposible de llenar, un tema que también explota en “Los reyes desnudos“, la miseria del talento, la rivalidad que lleva a la condescendencia y la falta de admiración, ergo, la ruptura; en “Material de lectura” construye una de esas relaciones longevas a base de añadir ladrillos de desprecio mutuo -esenciales las digresiones sobre “El Código Da Vinci”-, etc... Quizás las historias que más decepcionen son la de la pareja de swingers, “Drama de honor”, debido precisamente a que su rabioso crescendo no está resuelto a idéntica altura, y “Cine Cosmos”, un retrato del amor homosexual y decadente al que podría habérsele sacado más jugo. No obstante, mi cuento preferido es el magnífico “El converso”, con un lujurioso cura como protagonista, pecador, descacharrante, contradictorio y sufriente, con el que pasarán de la carcajada al dolor y de la rijosidad al terror sin que sepa ni cuándo ni cómo. En todo caso, Enrique Serna es claro, consciente de ser un Tusitala y de querer hacer honor al título en cada página. Un tipo serio que les hará reír.
Gastronomías del mundo mundial: Días mexicanos
De IGNACIO DEL VALLE | domingo, 8 de septiembre de 2013 | 16:54
Entrante: Escamoles o huevas de hormiga
Plato: Mixiote de carnero. Cerveza Victoria. También vale Montejo.
Postre: Chongos zamoranos.
Digestivo, o sea, copazo: Ron Abuelo, 7 años. Entra solo.
Queridos amigos, hasta aquí hemos trabajado. Como siempre, nos volveremos a encontrar en septiembre. Muchas gracias por su fidelidad. Les recuerdo que durante todo agosto continuará AFINANDO LOS SENTIDOS, mi sección cultural en Onda Cero, con el gran Arturo Téllez. Les dejo con algunas recomendaciones. Buen verano¡
No se pierdan la gloriosa interpretación del hetero por antonomasia, Michael Douglas, del pianista que más aceite perdía de la historia, Liberace. Y el cameo de Rob Lowe como cirujano plástico, evangelista de la "dieta californiana", les hará estallar gloriosamente en carcajadas.
Vuelvan al maestro, Benito Pérez Galdós, pueden empezar por "Las novelas de Torquemada". Mucho antes de que los gurús postmodernos nos dieran la brasa, él ya lo hacía todo tomándose un café con churros.
Un festín para los sentidos, la delicadeza por la delicadeza, la elipsis elevada al cubo del arte.
¿Dónde ir a descansar? A ASTURIAS, dónde si no. Hay de todo, y en abundancia.
Este Bublé es un crack. And I feel good...
http://www.youtube.com/watch?v=Pvb_mK_yntY
Este Bublé es un crack. And I feel good...
http://www.youtube.com/watch?v=Pvb_mK_yntY
A partir de este sábado 6 de julio estaré en la Semana Negra de Gijón cubriendo el evento con una columna diaria: NOIR GIJÓN. Solo en ASTURIAS. Solo en el diario EL COMERCIO DE GIJÓN.
Imagínese la sorpresa de los arqueólogos cuando descubrieron en Pompeya a nuestro querido y rijosillo Pan. A falta de ninfas, buenas son cabras, parece pensar. Teníamos constancia de sus aventuras también con hermafroditas, sátiros, pero nunca testimonio tan gráfico de su frenesí sexual. Está en el museo arqueólogico nacional de Nápoles, y sigue invitándonos a saborear las mieles de la vida.
Recuerdo una película titulada “No sin mi hija” en la que una madre tenía que huir de un Irán fundamentalista con su niña, y en el transcurso del film se dice: “Donde hay voluntad, hay un medio”. Pues bien, hay voluntad de que no nos trampeen con las pensiones, ahora debemos encontrar las herramientas. Al parecer, el gobierno considera -de manera peregrina- que en mi senectud yo voy a gastar menos. Teniendo en cuenta que el pensionista medio no llega a 900 euros, me pregunto por dónde pasará la solución. Si pretenden implementar los seguros privados, no me da la gana. Si aspiran a que me desespere y me tome un chupito de cicuta, lo tienen claro. O sea, que ya le pueden decir al comité de sabios -dos tercios de los cuales trabajan para entidades aseguradoras privadas- que el futuro de las pensiones no pasa por estrecharme el nudo corredizo, sino por crear empleo y subir los sueldos. De nuevo hay que recordarles que las pensiones no son un saleroso regalo, sino lo que dice el artículo 50 de la Constitución acerca del montante que han de actualizar periódicamente, para asegurar mi suficiencia económica hasta que unas falanges peladas me reclamen. La verdad es la verdad la diga Agamenón o su porquero, y no parece que los expertos tengan en cuenta que cada vez vivimos más, que en el futuro surgirán nuevas enfermedades ligadas a este hecho, que desvincular la pensión del IPC es condenarnos a la supervivencia, que a los ciento veinte me va a seguir gustando el champán y que me lo merezco de sobra… Empecé con una película y termino con otra, una de Charlton Heston titulada “Cuando el destino nos alcance“, distopía en el año 2022 en la que cuarenta millones de personas malviven en una Nueva York apocalíptica, sin recursos nutricios, donde sus habitantes se alimentan con unas galletitas de soja, rojas, verdes o naranjas, según el día. Todo el mundo ignora que dichas “cookies” están hechas con los cadáveres de la gente que va muriendo. Miren por dónde acabo de darle al comité otra posible solución -final- para los pensionistas, en la línea de sus conclusiones para mantener un sistema “público, fuerte y solvente”
Mes chers amis:
Au cours de cette semaine, je serai en Haute-Normandie, au Festival du polar à la plage -Le Havre-, pour parler de mon roman "Les Démons de Berlin" et profiter de cette merveilleuse ville historique.
Les espero en la caseta 292 de la Feria del Libro de Madrid, a partir de las 19.00. Firmaré mi libro de cuentos, y cualquier libro que lleve mi nombre, e incluso aunque no lo lleve.
A la hora de legislar, alguien parece olvidar que es un derecho consagrado por la Constitución la preeminencia de los derechos fundamentales de la mujer sobre la integridad del feto. También se soslaya que el feto no es persona; de hecho, no se es persona hasta que se nace, según la legislación civil. Tampoco parecen darse por aludidos sobre las consecuencias de que un feto malformado nazca contra la voluntad, los derechos y el bienestar de la madre. Solo hace falta revisar los desgarradores testimonios de las familias, a los que podríamos sumar la paupérrima situación económica de los servicios sociales, y los tres mil casos anuales que se detectan de fetos con patologías. Al final se trata de la imposición de la respetable creencia de una minoría sobre la mayoría vía penal. No lo acabo de ver. Quienes sí lo van a ver de una manera diáfana van a ser los dueños de determinadas compañías aéreas, que aumentarán su facturación a costa de la desgracia española, y que linces como son, terminarán por crear paquetes con todo incluido para ir a abortar a los destinos más económicos. Imagínense el chollo, hasta la despenalización en 1985, treinta mil españolas viajaban a Londres o Ámsterdam, exactamente el mismo número que pesetas costaba la operación, a la que se añadiría el billete. El viejo cuento titulado “oferta y demanda“, aliñado ahora con unas pizcas de desigualdad e injusticia, ya que quienes no tengan dinero ni para eso, recurrirán a inseguros abortos clandestinos o a medicamentos de nebulosos resultados. Este lavado a la piedra de la ley no busca más que culpabilizar de nuevo a una mujer, que debería poder tomar sus decisiones al margen de cualquier entramado de intereses o ideologías. Asimismo nos alejaría de la normalidad europea, donde predominan las leyes de plazos. Personalmente creo que intentar volver a un medroso pasado en el que la interrupción del embarazo estaba catalogada no ya solo como delito -se penaba con seis años de cárcel-, sino como un pasaporte seguro a las calderas de Pedro Botero, resulta sonrojante, hipócrita e involutivo. Inadmisible en todo caso. La estabilidad de una sociedad, especialmente la española, siempre ha sido lábil, así que tengamos la fiesta en paz.
Personalmente creo que venir a Madrid para probar los tagliatelle a la trufa negra, con parmesano, cava y mantequilla que hace el señor Andrea Tumbarello en su Ristorante Don Giovanni, es una inversión.
Las cartas de Scott Fitzgerald a su hija de once años
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 15 de mayo de 2013 | 9:23
8 agosto, 1933
Querida:
Me siento muy orgulloso de que cumplas con tus obligaciones. ¿Me puedes dar un poco más de detalles acerca de tus lecturas en francés? Me da gusto que te encuentres feliz pero nunca he creído mucho en la felicidad. Nunca creí tampoco en la miseria. Esas son cosas que ves en el escenario o en la pantalla o en las páginas impresas, no suceden realmente en la vida. Lo que sí creo en la vida son las recompensas por la virtud (de acuerdos con tus talentos) y los castigos por no cumplir con tu deber, que son doblemente costosos. Si hay un volumen en la librería del campamento, pregunta a la Sra. Tyson que te deje buscar un soneto de Shakespeare que contiene estas líneas: "Lillies that fester smell far worse than weeds".
No he tenido pensamientos hoy; la vida parece tratarse de componer una historia para el correo del sábado. Pienso en ti, y siempre con cariño. Arreglaré la cuenta del campamento.
Tontamente, concluyo.
Cosas de qué preocuparse:
Preocúpate por el valor. Preocúpate por la limpieza. Preocúpate por la eficiencia. Preocúpate por la equitación.
Cosas para no preocuparse:
No te preocupes por la opinión popular. No te preocupes por las muñecas. No te preocupes por el pasado. No te preocupes por el futuro. No te preocupes por crecer. No te preocupes porque alguien te aventaje. No te preocupes por el triunfo. No te preocupes por el fracaso a menos que sea tu propia culpa. No te preocupes por los mosquitos. No te preocupes por las moscas. No te preocupes por los insectos en general. No te preocupes por los padres. No te preocupes por los niños. No te preocupes por las decepciones. No te preocupes por los placeres. No te preocupes por las satisfacciones.
Cosas que pensar:
¿Qué estoy buscando realmente?
¿Qué tan buena soy en comparación con mis contemporáneos en cuanto a...?
a) erudición
b) ¿realmente entiendo a las personas y soy capaz de llevarme bien con ellas?
c) ¿estoy tratando de hacer de mi cuerpo un instrumento útil o lo estoy desperdiciando?
Con el amor más cariñoso,
Papá
Asombro. Incredulidad. Fascinación. Son algunos de los seísmos emocionales que me sacudían a medida que pasaba las páginas de “El enigma del regreso“, del haitiano residente en Montreal, Dany Laferrière. Una novela autobiográfica escrita en verso libre que cuenta el retorno a Puerto Príncipe de un trasterrado, para comunicarle a su madre la muerte del progenitor en Nueva York. A partir de la anécdota, el milagro. Un texto introspectivo atento a los colores, olores y sabores de una isla casi africana, desbordante de mitos y miseria, de sensualidad y violencia. La problemática que representa el viaje a la semilla, la revisión de las huellas dejadas treinta años atrás. El protagonista de la novela pugna por reconocerse en un espejo vital cuya lámina ha quedado ensuciada por los años y la experiencia, y en la que solo puede vislumbrar “…dioses perversos y bromistas que hacen muecas en la oscuridad…”. Una sabia mezcla de historia, pedagogía, costumbrismo, emotividad, psicología, que recibió el premio Médicis en Francia, y cuyas iluminaciones brillan como gotas de oro cada ciertas páginas: ”Nada peor que una esperanza traicionada”, “¿Durante cuánto tiempo un tabú podrá plantarle cara a una necesidad?”, “el tiempo de ese animal no es mi tiempo, y el de la piedra no es el del animal”. El protagonista recorre las carreteras polvorientas de Haití sin más protección que la sangre que corre por sus venas, buscando resolver la incógnita de una patria que ya no comprende. Un país en el que la muerte puede llegar en cualquier momento, y precisamente su velocidad es lo que hace que dudes de su existencia. Un lugar donde la noche está más estrellada que en cualquier otro lugar, y que por ello también es más negra. Un terruño en el que a menudo se confunde la víctima con el verdugo. Dany Lafèrriere ha escrito un canto clásico que puede recitarse como los antiguos aedos, con los ojos cerrados, atendiendo solo a la melodía que se desliza entre los labios, provocando que algún joven lector empiece a reflexionar demasiado pronto antes sobre la vida. No se muere uno mientras hay movimiento, escribe Laferriere. Tengo esa esperanza.
Montreal, ciudad proteica, de bruscas transiciones. Estás en calles que parecen Bruselas y escuchas inglés, estás en calles que parecen Tribeca y escuchas francés. Las armas iroquesas en el museo McCord que provocan que en mi cabeza empiece a sonar la banda sonora de El último mohicano. Su majestuoso tótem de dos pisos de altura. El Underground o submundo, kilómetros de galerías bajo la tierra llenas de tiendas. Me cuentan que el 1 de julio, fiesta patria, la ciudad se llena de camiones de mudanza, miles de personas aprovechan la jornada para cambiar la casa en una cultura netamente de alquiler. La magnífica plaza de Jacques Cartier, con tiendas de arte inuit. Ardillas por doquier. La constatación de que cuanto más viajas más te das cuenta de que nuestra Seguridad Social es excelente. El pésimo servicio en el famoso Schwartz´s, debe ser que necesitan toda su atención para preparar sus -simples- bocadillos de carne. La torre más inclinada del mundo, que no está en Pisa, sino en el estadio olímpico de la ciudad. El desayuno leyendo los seis millones de parados -122.000 asturianos- que me da dolor de estómago. Las teorías en la Cinematheque Quebecoise acerca de la esencialidad del cine en la creación de la identidad estadounidense. Mi camarada consular me cuenta su teoría sobre los descapotables entre cerveza y cerveza en la brasserie Benelux, que como su propio nombre indica, solo sirve birra canadiense:
-Nacho, te das cuenta de que el porcentaje de coches descapotables es infinitamente superior en los países fríos.
-¿Y eso?
-Aquí adoran cualquier atisbo de buen tiempo. Y en los países calientes no queremos prescindir de un buen aire acondicionado.
Dear friends:
I am kindly invited by the Blue Met Festival, in Montreal. All this week I´m going to do meetings and lectures, besides I´ll be giving a speech on "Literature as a refuge". I´m really thrilled about this, my first time in Canada¡ I´ll tell about it.
Cuando la gran Arletty fue acusada en Francia de colaboracionismo por haber tenido como amante a un oficial de las SS, solo se defendió con un argumento: "mi corazón es francés, pero mi coño es internacional".
Programa de conferencias en Ciudad de Panamá
De IGNACIO DEL VALLE | lunes, 15 de abril de 2013 | 11:51
Thomas Vinterberg sigue tan en forma como cuando rodó la magnífica "Celebration", en 1998. Dura e inolvidable.
Presentación del proyecto "CONTRAMIRADA"
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 3 de abril de 2013 | 16:33
La Fundación Mare Australe tiene el placer de invitarles a la presentación del proyecto "1513-2013: Contramirada". El próximo martes día 9 de abril de 2013, a las 19.00 horas, en la Casa-Palacio del Duque del Infantado, Carretera de San Francisco, 2, Madrid.
www.mareaustrale.org
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