Bocatto di cardinale XLVI

| jueves, 11 de abril de 2013 | 13:28




Thomas Vinterberg sigue tan en forma como cuando rodó la magnífica "Celebration", en 1998. Dura e inolvidable. 


Obviamente, Wes Anderson es un perturbado, pero hay que ver esta película. Entrañable.

1 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Después de leer la sinopsis de esta película recordé un comentario que no hace mucho escuché: "No quisieron transplantar los órganos de un asesino, que era donante, porque los órganos transmiten la maldad".

Aquí cabría preguntar si además de perturbado es sanguinario, con los sanguinarios no puedo.
Saludos