Piedras preciosas II: el Humilladero

| viernes, 29 de agosto de 2008 | 0:01


Ferragosto profundo. Exploración, descubrimientos, enriquecimiento. Aquí, en la ermita del Humilladero, vino a dejar sus cadenas de prisionero CERVANTES cuando fue liberado del turco. A esta capillita en un altozano con la mejor vista del monasterio de Guadalupe, se viene a purificar los pecados. Incluso yo, un liberal empírico, me sentí un poco más ligero, incluso redimido. Fíjense en que la capillita es una copia más gastada por los elementos del templete que hay en el interior del monasterio.
El calor sigue laminando Extremadura, pero el espectáculo continúa operando desde todos sus ángulos en una continua promesa, ésta, al contrario de lo que defendía Debord, siempre cumplida.