| jueves, 30 de agosto de 2007 | 19:06




REYES MUERTOS Y REYES PUESTOS


Todo lo exagerado resulta insignificante, decía Talleyrand. Gallardón muestra de nuevo sus aspiraciones al solio y el PP empieza a sufrir el blistering, esas ampollas que sufren los neumáticos de la Formula 1 por las altas temperaturas de la pista y que suelen acabar en reventón. Fraga, en un alarde tan visionario como interesado, opina que un partido no se puede hacer con un solo hombre y postula las sucesiones. De inmediato, hay ruido de espadones -Acebes, Zaplana, Aguirre-, y se convoca una convención para apuntalar el tambaleante liderazgo del señor Rajoy. Y Talleyrand, siempre contemporáneo, vuelve a acertar si tenemos en cuenta que algunos actos de poder se hacen no desde la fuerza, sino desde la debilidad, como es el caso. Esa ausencia de potencia se compensa entonces con la pirotecnia, es decir, con la exageración. Cuánto… cuánto sabes, Talleyrand. Hace tiempo que al señor Gallardón le queda pequeña la alcaldía de Madrid, con todo lo grande que es, y su vanidad, que no es debilidad humana, sino característica zoológica, le puede y se le nota. Hacer de cireneo no va con él, ni con sus cuatro victorias absolutas, ni con la obra versallesca que ha realizado en la capital de reino, ni con los 30 años que lleva currando para el partido, ni con sus contactos con los grandes empresarios que le sostienen la vela, ni con su capacidad intelectual. Y más si la aventura política de Rajoy se asemeja ya a esos minutos muertos de las películas porno, en que los actores están empeñados en mostrar sus aptitudes dramáticas, y que todos pasamos con rapidez mando a distancia mediante -por cierto, si alguien ve las pelis porno completas, que me escriba-. Gallardón siempre ha apuntado a Madrid hacia lo que debe ser: una nueva Londres, moderna y multicultural. Y ni con castraciones químicas podrían hacer que dejase de tener ese tipo de contumaz cosmovisión para España, aunque algunas personas lo nieguen, claro que cómo le vas a explicar a la rana de una fuente que existe un océano. Le reprochan que es ambicioso, calculador, maquiavélico… ah, ¿pero eso se puede reprochar?, me pregunto. A mí me gustaría que me lo echasen en cara, la ambición y el cálculo, y de paso también el maquiavelismo, porque quien te reproche eso creyendo que te insulta es que no ha leído El Príncipe. Si se quiere una derecha democrática española, Gallardón tiene la mano necesaria para estar en la pool-position, y hasta que no se demuestre lo contrario, tiene sus sueños muy claros y está dispuesto a asumir las responsabilidades que ellos conllevan. Por el bien del juego político, se sea de derechas o de izquierdas, sería conveniente corregir la deriva obsoletaradicalapostólicafacha de ciertos espadones del PP que no hacen más que confundir relativismo con moderación, ergo debilidad, y apostar por él. Aparte, qué quieren que les diga, si anhela ser presidente, en Sarkozy tienen un sosias que es de derechas pero no conservador, que les está funcionando bastante bien a los franchutes. Sin desdoro del señor Zapatero, por supuesto.



CODA: EN LA PRÓXIMA ENTRADA LES DARÉ LA RECETA DEL ÉXITO Y LA FELICIDAD. ES INFALIBLE. PROMETIDO.





1 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Brillante, brillante, maestro.
Me acabas de mandar a consultar el diccionario y hace tiempo que no tenía que usarlo para buscar significados. Eres bueno, bueno.
Ergo, sosias,desdoro,maquiavelismo,coda.
No está mal.
Esta pregunta me dio un ataque de risa, de esos que abren el espíritu: ¿Cómo le vas a explicar a una rana de una fuente que existe un océano?
Pues eso, que habría que pasarse la vida explicándoselo y que no habría manera...