La clase

| sábado, 17 de octubre de 2009 | 13:21

Si hay algo que me fascina en la vida es la clase. Me refiero a ese algo, esa actitud, esa forma de ser que hace que una persona pueda caminar sobre el fuego sin chamuscarse, que no se despeine ni en medio del Katrina. No tiene nada que ver con la educación, ni con el dinero, ni con el estrato social, ni con la belleza, ni con la familia, ni con las prendas que lleves. Ni siquiera está relacionado con la seguridad en ti mismo. No se puede aprender, no se puede enseñar, no se puede fingir ni copiar.

No se compra, no se ostenta, no se hereda. Viene de fábrica, va de dentro hacia fuera, y creo que acaso está conectada con la dignidad y el honor, con la integridad y la coherencia, con la discreción y la prudencia, con dar y no con recibir. Aunque también hay excepciones, porque curiosamente un canalla puede tenerla. Tú puedes ilustrarte, desarrollar tu elegancia, estilo, modales e, incluso, ducharte todos los días, pero a lo mejor no tienes clase. Es algo que imana, que arrebata, en la sonrisa, en la forma de hablar, en cómo se camina, no se puede explicar. Los ejemplos clásicos son Paul Newman, Cary Grant, Sean Connery. Pero yo siempre pongo como modelo a Pierce Brosnan. Hay una escena de la película Matador en la que hace de asesino chungo y macarra, muy alejado de la imagen dandi de 007. En un momento de la cinta cruza el hall de un hotel de lujo en calzoncillos paqueteros, calzado con unas botas de cowboy horterísimas, con una panza de embarazado, un bote de cerveza en una mano y un puro en la otra. Un poema.

Y sin embargo: qué clase. Una de las rarezas de la clase es que, si de repente eres demasiado consciente de ella, la pierdes. Le ha pasado a George Clooney. Otra es que alguien con clase se mueve con la misma facilidad en una favela que en una recepción de una embajada, trata con igual amabilidad a un conserje que a un aristócrata. En el mundillo literario la he visto poco; últimamente, la he descubierto en Antonio Gómez Rufo, pero el señor que más me ha admirado es un escritor portugués, Almeida Faria.

Vaya por delante que no hay interés, es más, seguro que nunca leerá este artículo. Sencillamente me resulta fascinante comprobar su clase, una especie de energía que resplandece, a la que él no le da importancia y que sin embargo está ahí, delante de nosotros. Majestuosa.

Sí, la clase. No se mide, no es trascendente, no es consciente, no seduce, no grita, no es altiva. La clase jamás amenaza, pero tampoco deja nunca que la amenacen. La clase. En efecto, es muy agradable alguien con clase.

6 comentarios:

MARFIL dijo...

Hola Ignacio,

Bonita reflexión. Y desde luego, totalmente de acuerdo. Los ejemplos que pones me parecen muy acertados: Pierce Brosnan me encanta. Siempre me fastidiaba que mis amigas dijeran que les parecía mal actor. Tal vez no tengan el talento de otros grandes, pero a mí no me parece tan malo. Y por supuesto que tiene eso tan difícil de tener que es la clase.

Una lástima eso de que “no se puede aprender, no se puede enseñar, no se puede fingir ni copiar”. A mí, me atraen los hombres con clase, con mucha clase. No se contagia como la gripe, compartiendo el colchón. De la misma manera que no se contagia una estatura elevada, o un coeficiente de inteligencia muy superior al que entra en el rango de lo normal.

Estoy de acuerdo con todo eso con lo que lo relacionas: con la dignidad, el honor, el ser un hombre íntegro, coherente, discreto y prudente. ¡Ayyyyy!. La discreción y la prudencia. Éstas dos últimas cualidades, - creo que ambas no pueden ser calificadas de otra cosa que de bellas cualidades – pueden traer de cabeza no obstante a quien no las comparte en la misma medida. Y en todo hay baremos. ¿Qué es la discreción en el vestir para un hombre con clase o para la pareja de un hombre con clase?. El burka es “discretísimo”, pero los occidentales no lo practican. Ese favor que nos hacen a las mujeres. ¡Menos mal!. Pero hay gradaciones en todo; y algunos hombres con clase, con prudencia y discreción, la necesitan y la requieren no sólo para sí mismos sino para sus parejas. En el mismo aspecto de la persona y en su manera de vestir. Hay algunos que le hacen ascos a bellezas como la que nos muestras en la foto de Irving Penn. Porque la consideran excesiva en todo: en estatura para ser una mujer, en pecho de silicona excesivo para la delgadez del resto de su cuerpo, en facciones tan marcadas que parecen masculinas... Conste que yo no lo pienso, pero hay hombres con clase, con mucha clase, que se desvinculan de los cánones de belleza mayoritarios, para defender su noción de belleza. De hecho, algunos gustan, prefieren y aman bellezas más discretas, exhibidas y mostradas ellas mismas, de forma discreta, con clase. Y esto último sí se puede aprender. Si un día te encuentras con 12 prendas de ropa en el cubo de la basura, cuando vuelves a la tienda sabes bien lo que es, o no, una prenda de vestir con clase. Ya lo has aprendido. Sobre todo si alguna era cara y calificada de chic, según revistas de moda o el diseñador. Vaya si se puede aprender, al menos en el vestir, que seguramente no es lo más importante o lo que lo defina.....Y aunque precisamente el ejemplo que pongas sea el de la indumentaria tan peculiar que describes para Brosnan, de manera general, suele acompañar a la clase. Eso por lo que tiene que ver con la discreción. En cuanto a la prudencia, me parece fenomenal. El hermetismo, no tanto. Depende de con quien. Está claro.

Pues sí, Ignacio. El paradigma, Pierce Brosnan. Para mi gusto, bien podrías haber mencionado a Gary Cooper. Casado en su día, con una discreta belleza. Por cierto, ¿has visto alguna foto de la esposa de Pierce Brosnan?. Este hombre es el ejemplo perfecto de que no necesita ostentar belleza femenina – según los cánones imperantes - a su lado, para mostrarse como un hombre con clase. Por principios, yo nunca gasto dinero en revistas del cuore. Pero un día estaba en la peluquería (allí confieso que las leo y me pongo al día), y me quedé tan anonadada, insisto, tan anonadada con la foto de Brosnan y su esposa en una playa, que cuando salí fui corriendo al quiosco, violando mis principios, a comprar la misma revista y poder compartir la opinión que tenía de la foto. Escuché algo que me dejó atónita: “Es un tipo seguro de sí mismo, que puede elegir a la mujer que le de la realísima gana y que está con la que le gusta. ¿Quién dice que la guapa es la negrita del bikini naranja de la peli?”. Pues nada, oye. Que los tipos con clase, saben lo que quieren. Y los que tienen complejos, como Tom Cruise, los compensan con mujerones a su lado que le sacan la cabeza. Si lo sabré yo................

MARFIL dijo...

REMORA: Pinché en tu perfil y vi lo de Contabilidad. Si no te identificas con ello, es por lo que indicas ahí, que no te gusta la Contabilidad. Te acompaño en el sentimiento, no creas.

To be or not to be, Rémora. He ahí la cuestión.
Podrías preguntarle a tu amigo Ignacio, si ES escritor, o si TRABAJA de escritor. Si uno ejerce su vocación, para esa persona su trabajo es su forma de ser, de estar en el mundo. No sé si es su caso.

Estupendo lo de que te parezca bien la mariscada y las fabes con almejas, Ignacio. Tú, ejerciendo de reduccionista a las cosas importantes de la vida. Sí señor. Si le parece bien al jefe del blog, tal vez la propuesta se materialice un día. Who knows?. A mí me vale o, mejor dicho, me valdría de todo; para la comida soy omnívora. En cualquier caso, jamás iría a tal encuentro. Por una vez, excuso exponer razones.


Happy Monday!.

Rodericus dijo...

Mi voto va para James Stewart.
En lo personal mi admiración por él.
Piloto de B-17 en la mitica octava fuerza aérea, treinta misiones sobre Europa.
En la posguerra, piloto calificado del monstruoso B-36 y magnifico actór de filmes inolvidables como la "Ventan indiscreta" bajo la batuta de Hitchcoc.
Discreto en sú vida privada.
El hombre que nunca seré, vaya.

Tineo dijo...

Excelente artículo Ignacio.
Sólo hay un adjetivo que en mi humilde opinión se queda un poco corto. Cuando hablas de tratar con igual amabilidad, entiendo que te refieres al servilismo entendido como peloteo, yo pondría respeto, pero es una opinión.
Quizá porque entiendo la clase como una actitud y no por una estética, también me gusta
En los pequeños detalles y cuando se está desprevenido es cuando el hombre pone de manifiesto su carácter (clase): Arthur Schopenhauer
Te refieres a Brosnan (curioso que sea el actor favorito de mi señora), como depositario de esa esencia. Recuerdo un actor español Jose María Rodero al que tuve el honor de conocer, que me pareció, por encima de algún “dandy” asturiano, un hombre con la misma esencia.
En el reverso de la moneda, acabo de terminar el primer capítulo de millenium, por saber oiga! Y cuando acabé lo que me vino a la mente fue que la heroína de Larsson (anorexica, asocial, temperamental, psicopatita, justiciera………….) tiene una correlación de “andar por casa”: Belén Esteban (oiga es lo que hay).

Unknown dijo...

Hola Ignacio,
como siempre tu comentarios son muy interesantes y tienen mucha "clase".
Una vez he oido decir que lo que distingue un boxeador de un matarife es la clase.
Tienes razon, no se aprende, y no se ensena. Y se lo digo yo que escribo de Italia, puedes creerme... ;-)
Saludos,
Ettore Maggi

Wilfred dijo...

Muy buena tu definición de clase, darías en el clavo si no fuera porque después la has destrozado poniendo como ejemplo de clase a actores.
No se si eres aficcionado a la prensa del corazón y te gusta perseguir a los actores famosos para comprobar si son portadores de "tu tipo de clase" en sus vidas diarias y cotidianas. Si no es así, poner como ejemplo a papeles interpretados por actores resulta de un análisis más infantil que Espinete jugando al escondite. Puede ser el típico error de empezar un post con una buena idea y no saber acabarlo o acabarlo con más prisa de la necesaria.
En fin, a ver si la próxima das en el clavo....