Hay una escena en la película El reino de los cielos, de Ridley Scott, en la que el malo más malo llega a un pueblo y se dedica a llevar a cabo las salvajadas que nadie tiene ni el valor ni el estómago de ejecutar. En un momento dado, uno de sus secuaces, asombrado por la violencia gratuita que han desatado, le pregunta: ¿es necesario todo esto? Y el malo más malo le responde con cierta melancolía visionaria: alguien tiene que hacerlo.
En efecto, parece como si supiera que si no hay un malo como él en la peli, esta perdería la mitad de sus kilates. No es exactamente el caso de Maurice Grimaud, recientemente desaparecido a los 95 años, que es de quien voy a hablar hoy, pero en su momento todo el mundo creyó que era el malo de turno sin adivinar que en realidad fue uno de los héroes secretos, y les aseguro que tuvimos mucha, muchísima suerte de que este señor fuera el malo oficial que tenía que hacerlo.
Les sitúo, mayo del 68, en las calles de París se estaba armando la de San Quintín, la chavalería había salido a la calle a luchar, como ellos decían, contra la muerte climatizada que nos quieren vender como porvenir. Maurice Grimaud era a la sazón el prefecto de París y el encargado de reprimir la revuelta. Objetivamente, los rebeldes cargaban sus armas con balas de plata porque su figura era la del monstruo a abatir; no obstante, un monstruo exótico y excepcional éste, cuya principal obsesión cuando llegó a la prefectura era reducir el tráfico en las calles, lograr una ciudad sin automóviles, y que cuando los jóvenes comenzaron a quemar coches, ironizó: no podía sospechar que compartíamos las mismas preocupaciones. Un malo extraño por cuanto fue él quien convenció a De Gaulle para no sacar el ejército a la calle. Un malévolo que nunca tuvo miedo, porque sabía que sólo eran estudiantes que hacían una purga necesaria en la sociedad para que esta entendiera sus fallos, como la definió. Un canalla sin conciencia que mandó una carta a todos los policías de París advirtiéndoles que golpear a un manifestante que está en el suelo es como golpearse a uno mismo, y aunque ganasen la batalla en la calle, perderían algo más importante: la reputación. Un villano que se defendía de los ataques con ironía: para convertirse en eso que las necrológicas llaman un gran servidor del Estado, no basta con una buena educación, hace falta también ser incompetente. Resumiendo, que tengo entendido que Daniel Cohn-Bendit todavía se hace cruces agradecido porque fuese Grimaud quien tuviera que hacerlo.
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12 comentarios:
Hola Ignacio,
No conocía esta historia. Me ha resultado muy ilustrativa.
En comentarios anteriores, en modo alguno intentaba “reprochar” nada respecto al deseo de éxito, dinero, reconocimiento o inmortalidad. ¡Faltaría más!. A mí me parece genial. Es más, cada uno ha de encontrar su motivación. Ciertamente no siempre lo has escondido. Por algún lado pusiste aquello de: “la fama cuesta, como la felicidad”.
Que tus deseos se logren, me parece estupendo. El mayor éxito posible te deseo. No he dicho lo contrario.
Yo procuro hacerlo lo mejor que puedo en este negocio, que está lejos de ser un engaño. Buscamos la veracidad en los sucesos económicos para poder explicarlos. De la forma más legítima posible. De hecho, las Revistas suelen reclamar las bases de datos. Así que, imposible engañar. Lo del autoengaño, lo practico en el pasado reciente. No contaba con ello, la verdad. Y busco en ello un método de salvación, para intentar convencerme a mí misma, y tratar de lograr que mi vida sea coherente con lo que está en mi cabeza. Somos lo que pensamos, ¿verdad?. Pues trato de pensar en una dirección, para que mi vida tenga sentido. Espero lograrlo.
Genial lo de vivir segundo a segundo. Yo, no hago otra cosa. El presente es lo que tenemos. Y corto porque en mi presente de hoy está Pol Antrás, en Económicas de Oviedo y es preciso escuchar a los inmortales del negocio.
Abrazos, Ignacio. Muchos abrazos.
Buenas.
Empiezo por el final, a mí “Dani el Rojo” me parece un ser estomagante. Ha vivido (y me temo que vivirá hasta su muerte) de una primavera en la que las circunstancias le empujaron hasta ese lugar. Lo siguiente mejor olvidarlo.
(En la política doméstica tenemos un ejemplo parecido: Mendiluce.)
Que sea Sarkozy el que rinda merecido homenaje al Prefecto dice mucho de los sesentayochistas.
Si los “Daniel Cohn-Bendit” fueran gente honesta (¡que horror hablar de honor!) al menos se sumarían al recuerdo, pero no lo he visto.
Del post anterior todavía estoy recuperándome de la frase: “no busquen gente que vive el 99% de su vida sexual a través de la envidia”.Me parece un hallazgo.
Esto no tiene nada que ver con la entrada de hoy, sino con otra cosa comentada en este blog, en sesiones previas.
Dije un día por aquí, lo que no éramos los economistas: pitonisas o similar. De hecho, nos comparé con médicos. Supongo que parte de la confusión que tiene la gente de nuestro trabajo es que muchos no conocen su propio trabajo, o sencillamente, son malos economistas. Es la carrera con mayor matriculación junto con Derecho, así que de todo puede salir. En Medicina siguen poniendo numerus clausus. Me alegro, por quien nos tenga que operar cuando seamos viejecitos.
Yo, a veces no me tomo muy en serio, pero por si alguien no ha tomado en serio lo que dije, o lo que digo normalmente, he aquí lo que afirma hoy en prensa un Catedrático de Harvard de 34 añitos. Catalán, para más señas. ¡Qué concentración de talento económico hay en esa tierra!.
http://www.lne.es/economia/2009/10/07/pol-antras-economistas-fueramos-futurologos-seriamos-millonarios/817761.html
Maurice Grimaud fue un señor. No todo el mundo hubiera podido lidiar con aquello. Él nunca creyó que fuera el apocalipsis, supo leer bien la historia, y hacerlo cuando esta te embiste como un morlaco dice mucho de su capacidad.
En algunos momentos criticos de la historia, el no sumirse en el desastre es solo gracias a una única mente lúcida rodeada de locura.
No conocia esta historia, y me recuerda a otra similar acaecida durante la crisis de los misiles cubanos entre Estados Unidos y la URSS.
La armada americana habia establecido un bloqueo naval para impedir la llegada de más material y misiles sovieticos a las costas cubanas.El convoy de cargueros estaba escoltado por un submarino de ataque Sovietico.
Uno de los destructores americanos que participaban en la operación detectó en sú sonar al sumergible, y sú comandante emprendió un ataque con cargas de profundidad que sé prolongó durante horas largas.
Los oficiales del sumergible, agobiados por prolongado ataque votaron el uso de torpedos con cabeza nuclear para rechazar el ataque.
Un solo oficial se opuso, y se suspendió la respuesta nuclear, la decisión tenia que ser unanime.
Habia que sér muy valeroso y muy lúcido para conservar la sangre fria en circunstancias semejantes.
Lamento no poder aportar el nombre de este heroe anónimo, pero creo que todos estamos en deuda con él.
Era un comandante adjunto llamado Vasili Arkhipov. Esa historia también es fascinante.
Hola de nuevo, Ignacio,
Los economistas ya he dicho que no tenemos dotes adivinatorias, aunque algunos crean que sí. Nuestro trabajo no es ése. Tal vez los escritores, sí las tengáis. Si así fuere, ¿a quién crees que le van a dar hoy el Nóbel de Literatura?. O en su defecto, ¿a quién te gustaría que se lo dieran?. Desafortunadamente para mí, mis conocimientos, o mejor dicho, desconocimiento de la obra al completo de Amos Oz o de Philip Roth, no me permiten saber quién lo merece más. Supongo que éste último, por recurrente, tiene muchas papeletas. Parece un tipo peculiar, o al menos con esa sensación me quedé tras leer alguna entrevista suya. A falta de alguno de ellos, si el catalán Goytisolo tiene posibilidades, preferiría que se lo dieran a un español. Con permiso, lo de español. Hay que barrer para casa.
De los otros nombres, lo cierto es que si se lo dieran a Antonio Tabucchi, me haría muy feliz, porque la lectura de algunas de sus obras me hizo muy feliz a mí, aunque fuese para exámenes de italiano. “Sostiene Pereira”, en especial, es una delicia de libro...
¿Te ves algún día en tal ceremonia sueca, Ignacio?. Como aspiras al reconocimiento, ¿porqué no, verdad?. Sería maravilloso, no sólo para ti, para Asturias, y para Oviedo. Fijo, fijo, que el alcalde de Vetusta, con lo aficionado que es a plantar estatuas, - con mejor o peor fortuna - te pondría una. ¿Dónde te gustaría quedar inmortalizado, para la foto de tus nietos?.
Pensemos.... Al lado de la Woody Allen, caminando por la calle, a ras del suelo, a tamaño natural, quedaría simpático, aunque sólo fuera por la considerable diferencia de talla entre ambos. Bueno, casi mejor que no, puesto que dices que no te va mucho como director de cine. En mi opinión, tiene de todo, es heterogéneo en calidad, tal vez debido a su productividad.
Otra posibilidad sería delante del Teatro Campoamor, lugar emblemático, no lejos del enoooooooooorme culo que decidieron plantar en tal lugar. Lo cierto es que cuando asisto a la Opera, al ver semejante escultura, experimento la sensación agridulce de la vulgaridad de la misma (a mí me lo parece) y la felicidad de no tener semejante retaguardia. Tal vez J. Lo esté muy feliz con sus poderosas posaderas, pero yo creo que la mayoría preferimos no tenerlas. Pues no, casi mejor otro lugar, ¿verdad?.
En la Plaza de la Escandalera, al lado de la Gooooooorda de Botero, tampoco creo yo. Si tus gustos van por las chicas del Calendario Pirelli, quedar inmortalizado para la posteridad al lado de tan oronda mujer, tal vez no fuera de tu agrado.
Si tuviera que elegirlo yo, que nunca sería el caso, me decantaría por la Plaza de la Catedral. Mi lugar favorito de Oviedo, sin ninguna duda. No sólo por su belleza, por lo que he disfrutado con conciertos en San Mateo y demás, sino porque la torre soltera de la Catedral de Vetusta ha sido testigo del paseo de muchas novias, que un día señalado deciden dejar de serlo, solteras. También esta servidora eligió ese lugar. Sí, la verdad es que me parece bonito que tu ciudad te recordara ahí, no lejos de la preciosa estatua de La Regenta, donde parece que se inmortaliza más a la obra que al autor, a la que tú has señalado como el novelón del XIX....Pero claro, para ello tendrías que escribir el novelón del XXI, y encontrar un personaje tan destacado como ella. O con cualquier otra temática. El novelón del XXI está pendiente de escribir, Ignacio. Desde luego, lo de Larsson no lo es.
Bromas aparte (aunque el hecho de que llegues muy lejos, yo no lo digo en broma) si yo tuviera dotes adivinatorias, no las emplearía ni para tratar de adivinar los tipos de interés el mes que viene, ni el Nóbel de Literatura. Mucho mejor, la combinación ganadora de la Primitiva. Sí. Aunque parte mi naturaleza no es así, cuanto más tiro de lo pragmático y cerebral, para todo, mejor me va. Suponiendo que la primitiva tenga algo de cerebral, claro. Que alguien sea millonario por su trabajo, me parece genial. Que alguien lo sea por ganar la lotería, profundamente injusto, pero...
Pues por querer, a mí no me importaría que fuera a cualquiera de estos dos.
Thomas Pynchon,
Haruki Murakami
Quizá sean de lo mas comerciales, pero ¿Qué se le va a hacer?
Me sumo a Marfil y espero ver a Ignacio en Estocolmo.
A pues ha sido Herta Muller.
Bueno, bueno……..
No he leído nada de ella, pero creo que leeré algo……..favor de recomendar, que sois “expertos”
Sinceramente, la primera vez que oigo hablar de ella. Y, por supuesto, mucho mejor la Primitiva que el Nobel, dónde va a parar...
Marfíl, siento comunicarte que ni el gordo de la primitiva es la solución definitiva.
Diás atrás, en Italia, se celebró el sorteo con el "bote" más elevado de toda su historia.
El agraciado es un residente en la Toscana de clase humilde, tenia bastantes dificultades economicas.
No se ha aclarado muy bién de donde ha partido la indicreción sobre su identidad, de él, del banco donde depositó el boleto ganador, ó alguien de la entidad de apuestas italiana.
Los alegres chicos de Don Vito Corleone le han localizado y le han hecho una oferta que no puede rechazar.
Ha cambiado unas preocupaciones por otras, antes tenia miedo de no llegar a finál de més con algún Euro, y ahora le preocupa llegar a finál de mes vivo.
Como dicen los yanquies : "Cuidado con lo que pides, porque iguál te lo conceden".
Rodericus, llevas razón en que poseer el boleto ganador de la Lotería puede llegar a ser un problema. Aunque casi prefiero ganarlo, y luego, poner pies en polvorosa...
En todo caso, a los que no nos toca (yo juego muy poco, y casi por obligación la verdad, por corresponder a la quiniela de fútbol –que no hago- más que por otra cosa) siempre nos queda la remuneración del trabajo. Mi abuela decía algo así como: “Salud y economía, la mejor lotería”.
Esa frase de los yanquies, creo que se la han copiado o versionado de Oscar Wilde, que decía algo así como: “Los dioses, cuando nos quieren perjudicar, hacen caso de nuestras plegarias”.
Procuro pedir lo menos posible. Y a veces digo, incluso cuando paso por un bache: “Virgencita, virgencita, que me quede como estoy”. No puedo quejarme, la verdad. O mejor dicho, no quiero hacerlo. Si lo pienso bien, yo nunca tengo motivos para ello. Soy una chica con suerte, aunque jamás me haya tocado la lotería. O esa lotería.
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