Ayer estuve en la faraónica delegación del Principado de Asturias, en la presentación de la novela Sal, de Manuel García Rubio, con Miguel Munárriz, Pote Huerta y Fernando Beltrán. El acto tuvo la mezcla justa de cultura y humor, por lo que fue entretenido. Ya había leído El efecto devastador de la melancolía -gran título- y por lo que he oído y hojeado, con Sal el señor García Rubio ha dado un salto cuántico. Enhorabuena. Asturias sigue pitando.
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1 comentarios:
Pues muchas gracias por la mención del libro. No tenía ni idea de esa nueva novela “Sal” de Manuel García Rubio, ni tampoco he leído “El efecto devastador de la melancolía”, que ya desde el título, parece muy acertado. Tomo nota. Aunque el tiempo, preciado bien, es tan escaso, que arañarlo para la lectura, a veces cuesta trabajo. En mi caso, me obligo a ello, por propia necesidad y diversión. Me alegro también de que Asturias siga pitando....la tierra tira mucho.
Asimismo me alegro de que digas, Ignacio, que te gusta Bach. Refleja buen gusto musical; también entendimiento. Puedo comprender que a un músico profesional no le guste Penderecki, o incluso, Prokófiev, pero me parecería inaudito que no le gustara Bach. Su obra se estudia por obligación y (debería añadirse) devoción, en todos los Conservatorios del mundo. Si hay algo que para mí, hace a Bach diferente del resto de músicos es que, en algunos casos, es capaz de trascender a su obra. Es decir, que no ves en la partitura, nada de él, es simple y llanamente, música pura al servicio del instrumentista. Las Variaciones Goldberg, por ejemplo (muy difíciles, por cierto). Son auténticas joyas de la literatura pianística. Si un día uno está enamorado, pueden sonar románticas; si uno se encuentra mal, pueden reflejar ese estado, sus tribulaciones. Es como si al abrir un libro de Ignacio del Valle, resultara un día un libro de aventuras, si uno tiene sed de ello en ese momento, o una novela romántica, si uno quiere sentir o leer sobre amor. El ser capaz de trascender, refleja su total ausencia de ego. En otras obras, su música contrapuntísticamente perfecta, cuadriculada se diría, refleja el total orden de su vida. Familia numerosa, profunda religiosidad, tranquilidad espiritual.....Por eso, si uno un día se siente mal, deprimido, si todo le parece que va mal en su vida (trabajo, pareja, relaciones sociales) ¿para qué va a ir uno/a al psicólogo o al psiquiatra, a que le cuente sus teorías o le llene de Prozac u otros “condimentos”?. Se pone uno a escuchar a Bach y ordena sus pensamientos, buscando dentro de sí mismo las propias razones de su malestar. Somos nuestro mejor psicólogo o psiquiatra y dentro de nosotros está la solución; aunque nos pueda ayudar también lo que otros nos digan. Decía Oscar Wilde que sólo sentidos pueden curar el alma (y viceversa). A través del sentido del oído (y otros también) podemos mejorar nuestro estado anímico. ¿Quién puede sentirse mal tras oír por ejemplo, el segundo movimiento (Air, de “aire” en francés) de la Suite orquestal número nº 3 (BWV1068)?. No sé cómo serán los Aires de Ferrán Adriá; pero este Aire de Bach, son cuatro minutos y medio aproximadamente de pura gloria musical.
Bueno, es lo que yo hago si me siento mal; escuchar a Bach. No tiene porqué servir a otros, pero por si acaso....
Prometí ser breve, pero hablando de Bach, me cuesta controlarme. Este maestro bien se merece unas líneas de este modesto músico (que no es lo mismo que un músico modesto). Yo soy un modesto músico; Bach era un músico modesto, pero colosal, inmenso, grandioso.....Y alcanzó la gloria, y seguramente será inmortal, como músico. Y lo mejor de todo, es que ni siquiera lo pretendió. Hizo aquello para lo que su cerebro estaba preparado. Crear música, un arte energético, no visual, extraordinario....
Por alusiones al comentario de Anónima:
1)Me alegro de que seas mujer; me parecía que había mayoría de hombres en el blog. Sin querer ir de listilla, me había parecido asimismo que eras de sexo femenino, porque eso del rintintín de “bonita” es más propia de nosotras. O de algunas. Sigue habiendo diferencias por sexos; yo prefiero esa terminología, en lugar de género, aunque se haya extendido mucho, porque me parece más correcta. La otra es más bien gramatical. No soy lingüista, pero me suena mejor.
2) No ofende quien quiere, sino quien puede. En cualquier caso, me alegro de que no fuera ésa tu intención.
3) No necesito participar en un blog (aunque no lo había hecho antes), ni en éste ni en ningún otro, para alcanzar un “minuto de gloria”. Otra cosa que suena a “rintintín”...o que pretende asimilar mi comportamiento a los representantes de la España cañí que buscan su minuto de gloria contando, normalmente, su vida sentimental en las televisiones. Para nada. La verdad que eso de gloria me queda muy lejano y pretencioso. Prefiero hablar de satisfacción, por ejemplo. Mi satisfacción profesional, por ejemplo, no depende de que yo escriba algo o no, en un blog, ni siquiera para tener un “hueco” en el ciberespacio. Si se mete mi nombre real con 2 apellidos (no LBO2) entre otras cosas, pueden salir unos filtros que tienen que ver con publicaciones clasificadas en JCR (Journal Citations Reports), que no deja de ser un reconocimiento científico, se supone, que “per secula seculorum”. O sea, algo así como gloria (que no creo en ella). Y por supuesto, mi satisfacción (o gloria) a nivel personal, no depende de que haga una entrada (o no) en un blog. ¡Apañada iba si así fuera!.
4) A pesar de tu insistencia, insisto (obligadamente de nuevo) en que no me voy a abrir un blog. No me ayudaría para nada en alcanzar esa gloria que mencionas (y que no necesito po otra parte) y, en contra de lo que dices, sí tiene un coste, aunque no sea monetario. Tiene un coste temporal, y el tiempo es un recurso escaso; tal vez, de lo más escaso que tenemos en esta breve existencia terrenal.
Por ello, dedicar tiempo, parte de nuestro tiempo (escaso) a algo, o a alguien, no deja de ser una muestra de consideración hacia ese algo o alguien. Sobre todo si es voluntario; si es obligado, como el trabajo, es obvio que puede responder a otra motivación: ganarse el pan, por ejemplo. Si me animé a participar en un blog (por primera vez) es porque me apeteció y porque me divertía, y lo seguiré haciendo mientras las dos premisas anteriores se mantengan. Como dije en su momento, también lo hice por mí; pero por pasarlo bien, no por buscar “el minuto de gloria”. Más bien lo contrario, ha resultado. Y por supuesto, siempre y cuando John Updike (¿?; no sé si el promotor del blog se identifica con aquéllos a los que cita) no me indique lo contrario.
Hablando, no de John Updike el original (que está criando malvas desde hace poco) sino de otro de los grandes de la literatura americana, Philip Roth, he leído recientemente una entrevista que me ha descorazonado. ¿Cómo es posible que alguien del nivel intelectual de Philip Roth – uno de los 4 grandes escritores americanos (vivos, aclara él, en un ejercicio inicial de modestia en la entrevista) – pueda llegar a afirmar que TODA LA GENTE DECENTE QUE CONOCE ES LAICA, o que REZA EN LA IGLESIA DE LA SUERTE, PORQUE EL AZAR LO ES TODO EN ESTA VIDA Y RIGE NUESTRO DESTINO?.
Aunque lo hace con una clara generalización (ergo injusta) o bien conoce poca gente (poco probable), o no me cabe en la cabeza que alguien como Philip Roth pueda pensar que una persona que no sea laica (o que no pueda serlo, por su formación, aunque no sea un “talibán” o extremista en su respectiva religión) no pueda ser decente. Hay musulmanes que cometen atentados suicidas, pero la inmensa mayoría son, o quiero creer que son, gente decente. Lo mismo se puede decir de los budistas, judíos o católicos. Realmente sorpredente su afirmación.
Por otro lado, respecto al tema de la suerte, que tratábamos el otro día, a tenor del vídeo. Es evidente que es importante, en algún caso, determinante, pero NO LO ES TODO. Si tú estudias mucho para un examen, aprobarás, si no eres lerdo. Otra cosa es que puedas tener un mal día. Si conduces con prudencia, es poco probable que tengas accidentes graves; otra cosa, es que en este terreno también hay que contar con la suerte, añadida, de que no se te cruce un loco. Si cuidas tu salud, no te drogas, no te conviertes en obeso, haces ejercicio, te alimentas bien, es más probable que llegues a viejo, y en mejores condiciones, aunque has de contar con la suerte de no tener un gen desafortunado que te lleve a un cáncer precoz, por ejemplo.....
Descorazonador, de veras. A eso se le añade su cara de vinagre, porque el Sr. Roth dice que ya no sonríe en las fotos. ¿Para qué?. Se declara soltero, tras dos matrimonios MUY fallidos, según define. No tiene hijos; no ha disfrutado pues del cariño de los niños; de los suyos propios. Lástima (aunque se puede ser feliz sin ellos). Lo que sí tiene es un libro de su segunda ex-mujer que lo acusa de grave maltrato psicológico. Hay mujeres que acusan falsamente, en estos tiempos que corren por la rentabilidad que para ellas puede tener en divorcios y demás, pero si a ella le dio para un libro entero......tal vez es porque el señor Philip Roth, muy dotado para la literatura, lo esté menos para amar, o que haya tenido la mala suerte de que le haya salido tan mal en ese terreno. ¿Sólo mala suerte, Philip?. Algo, aunque no lo crea Philip Roth, y algo-bastante en este tema del amor, también depende de nosotros mismos y de lo que hagamos al respecto.
Philip Roth que ha tratado muchísimo el tema del sexo en su obra, trata ahora más de la muerte, porque la ve más cerca; la califica como algo “aterrador”. A su edad, debería aceptarla con mayor tranquilidad (o eso espero de mí misma cuando llegue a esa edad, si llego, claro). La muerte, que contempla más cercana, le lleva a la necesidad, ahora, de QUERER HACER ARTE, objetos con vida propia, que perduran, ....en definitiva, a querer tocar la GLORIA, porque no la ha logrado en otros aspectos de su vida, creo yo. Y necesita desesperadamente la inmortalidad literaria. Aunque parece haber asumido que no le van a dar el Nobel de Literatura. No tengo ni idea. Mis conocimientos de literatura no me permiten valorar si se lo merece o no, en el marco actual y de su trayectoria.
En fin. Un hombre puede hacer arte, grandes obras de la literatura, o grandes composiciones o interpretaciones musicales, o fantásticos lienzos, pero “si te rayas” no vale la pena....Es sólo mi opinión.
Como ha quedado dicho (bien dicho, a mi entender) opiniones hay tantas como culos. Pues al que no le guste mi opinión, que no la lea; y al que no le guste mi culo, que no lo mire. ¿Serán posibles ambas cosas?.
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