Hasta aquí hemos llegado. Feliz Navidad a todos, y que el cambio de año sea propicio. Volveremos en 2015 con nuevos proyectos y el depósito lleno. Disfrutad pero con cuidadín¡¡¡
Guess we can call it a day¡¡¡ Merry Christmas to all of you, we will be back in 2015 with new goals and plenty of gas. God bless you, guys¡¡¡ Enjoy and stay safe.
Este martes 23 de diciembre, a las 18.30, estaré invitado en el FESTIVAL ALTA FIDELIDAD. Compartiré una mesa sobre "Distopías en la Literatura" en la Casa del Lector, Madrid. Lo pasaremos bien imaginando lo que hubiera podido ser...
Bocatto di Cardinale XLIX -especial Japón-
De IGNACIO DEL VALLE | domingo, 14 de diciembre de 2014 | 15:04
Es una impresión absolutamente personal, pero el restaurante Kabuki del hotel Wellington, en Madrid, posiblemente sea lo que más se parece a la comida que probé en Tokio. Doctores tiene la iglesia que me refutarán...
Si no ha leído a este premio Nobel, puede comenzar por esta novela.
Partiendo siempre de mi subjetividad, y sin llegar al nivel de los grandes scotch, los japoneses han logrado buenos whiskies, y este es uno. Se recomienda tomarlo cantando en un karaoke "More than this", como en Lost in traslation.
Una peli no demasiado conocida de Kurosawa, pero siempre haciendo escuela, como lo de insertar detalles de color en medio del blanco y negro. Como todo Kurosawa, una fuente continua de conocimiento.
El país vecino sufre el mayor recorte de las últimas décadas, pero no se le ocurre sacar la tijera en educación. Es más, incrementan la plantilla de profesores en más de nueve mil. Poco a poco, voy comprendiendo por qué cada vez que visito una feria literaria en Francia, siempre vuelvo con los ojos más grandes y la boca más abierta. En esta última ocasión, en Lamballe, un pueblo de trece mil habitantes en Bretaña que literalmente abarrotó durante dos días el espacio donde firmábamos, y hubo momentos en que parecía que regalásemos ipads en vez de vender nuestro trabajo. Compran y leen, leen y vuelven a comprar. Pregunté asombrado por el presupuesto que destinaba el ayuntamiento, y me explicaron que solo disponían de unos veinte mil euros, pero que había cincuenta voluntarios, y una pasión por la cultura que desbordaba cualquier obstáculo. Si esto fuera solo una excepción, los españoles podríamos dormir tranquilos, pero resulta que Francia está puntuada por una pléyade de festivales, y en todos los que he visitado -y ya son unos cuantos- el resultado siempre es el mismo. En el país vecino la literatura todavía importa, porque no es una cuestión de subvención, sino de lectores, una población educada en la noción de que comprar libros y leerlos y regalarlos es una viga maestra de la nación, como el queso o el general De Gaulle. Para llegar a Lamballe tuve que hacer un montón de combinaciones de tren y avión a fin de ahorrar costes, comimos bien pero sin grandes alardes, dormí en casa de unos de los voluntarios porque el presupuesto no daba para hoteles, el ayuntamiento prestaba las instalaciones, los mismos miembros del festival hacían sus pinitos como traductores en las mesas… para cada inconveniente había un recurso, lo importante era que el show pudiera continuar. En otros festivales hay champán, pero aquí había ilusión, había pasión, algo que se contagia. La visita continúa muchas veces con las visitas a liceos donde encontrarse con los chavales y hablar durante una hora sobre libros y vida, charlas pagadas religiosamente porque saben que los escritores, aunque muchas veces estemos en el aire, no vivimos de él. Para un autor, Francia es una inyección de dignidad, y la prueba de que otro modelo es posible, por muchos que algunos políticos se empecinen en lo contrario.
Estaremos siempre, los sabes,
en los palcos
de todas las revoluciones
levantando las pupilas por encima
de la montura
de las gafas.
¡Y siga la guillotina
abriendo brechas en los cuellos
blancos de los que toman partido!
Estaremos siempre en los palcos,
con guantes largos, mirada extraviada,
estaremos comentando las hazañas
de los héroes,
señalando con el dedo
las batallas,
haciendo poesía en la guerra,
en su guerra...
Y susurrantes.
Las mujeres vitrificando óvulos. El declive demográfico español con el año 2015 como “deadline” en que se producirán por primera vez más muertes que nacimientos. La insuficiencia del saldo migratorio para compensar. Seremos menos, seremos más viejos, seremos más dependientes. Todos calvos salvo aquellos que tengan ese gen milagroso de la melena apolínea. Somos dueños de una de las tasas de fecundidad más bajas del mundo, nadie se arriesga cuando en el fondo del bolsillo solo hay pelusa y cáscaras de pipas. Nuestros vecinos franceses -a pesar del recorte de su universalidad en función de la renta- han desarrollado una cultura de ayudas familiares de 129 euros a partir del segundo hijo, con las familias de tres churumbeles percibiendo 295 euros al mes, y las de cuatro, 460 euros. A partir de ahí la ayuda aumenta a 165 euros por cada nuevo hijo, etc… Así les va, mejor que a nosotros, por supuesto, con nuestra pirámide poblacional invertida, suspendiendo estrepitosamente no solo en el soporte a las familias -menos del 0,1% del PIB-, sino también en los espacios de conciliación laboral, bajas de maternidad, y otra vez “etc“. Y no les hablo de Suecia o Dinamarca porque nos pondríamos a lágrima viva. Esta parálisis ante los nuevos desafíos va camino de convertirse en una tradición como el café cortado, y cuando acabe la travesía del desierto y echemos un vistazo a la espalda no va a quedar ni el tato para celebrar la llegada a la tierra de bonanza. En la película “El Congreso” la solución la proporcionaba el mundo corporativo con un subidón químico programado para mantenerte en un estado de beatitud en tecnicolor, y camuflar esa realidad que tanto nos disgusta. No sé qué es peor, el entreguismo o la ceguera. Spinoza decía que no llorásemos, que no riésemos, mejor que nos pusiéramos a la tarea de comprender las cosas. Y lo que también hay que entender es que si no hay nuevas generaciones, ¿quién va a sostener la financiación del sistema de seguridad social?, ¿quién va a atender a los mayores?. Recuerdo aquel cuento en que el último hombre la tierra oye sonar el teléfono…
La danza como una de las bellas artes
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 19 de noviembre de 2014 | 15:50
Entre tanta mediocridad, ¿quieren ver ustedes algo realmente valioso, creativo, estético, emocionante e inolvidable? Aquí tienen la coreografía en directo que Maddie Ziegler y Allison Holker han creado para la canción "Chandelier" de Sia.
https://www.youtube.com/watch?v=l9AzXJL2PrM
Agenda:
Día 11 nov: estaré en un coloquio en el Instituto Cervantes de Tokio junto a Lorenzo Silva y Go Osaka.
http://tokio.cervantes.es/FichasCultura/Ficha96746_67_1.htm
Día 12 nov: Impartiré una conferencia en la Universidad de Tokio.
Qué tipo de país somos, en el que en unos escasos metros cuadrados de Madrid tenemos un área en la que vivieron Lope de Vega, Góngora, Quevedo y Cervantes, y apenas hay en el suelo unas letras en bronce medio despintadas que indican el portento. Cuántos países pueden presumir de tal lustre, y cuántos pondrían escondidas placas que apenas informan de su presencia en el Barrio de las Letras. En vez de ejecutar una operación de propaganda para cantar la gloria de los genios, que vivieron, escribieron, se emborracharon y se odiaron casi hombro con hombro, debemos buscar con lupa los “landmark”. Estos nos informan parcamente dónde estaba la imprenta con la que Juan de la Cuesta fijó el primer ejemplar del Quijote, la casa de Lope de Vega, la iglesia de San Sebastián, donde yace enterrado, la vivienda de la que Góngora fue desahuciado por Quevedo, el mentidero de representantes, donde se reunían actores y literatos, la casa en la que Cervantes vivió sus últimos años o el convento de las Trinitarias, donde yacen sus restos -todavía inauditamente por encontrar-. En el siglo XVII recorrieron calles enfangadas, fueron duchados por el “agua va”, putearon, se criticaron ferozmente -siempre ha sido el deporte nacional-, se batieron a diestro y siniestro, compartieron miseria, pero al tiempo crearon una de las obras literarias más sublimes de cualquier época. Este Parnaso de incisiva pluma languidece en las tardes de estío madrileñas, solo intuido por los turistas, que de vez en cuando se asombran de una placa con el nombre de Cervantes o Lope, pero no alcanzan a ponderar el conjunto. “Parga propia magna. Magna aliena parva”, dice el dintel epicúreo de la casa de Lope, “Lo pequeño propio es grande. Lo grande ajeno es pequeño”, en elogio de su lugar en el mundo. Una pequeñez frente a la que Góngora ponía a caldo a Quevedo por sus querencias alcohólicas -Don Francisco de “Quebebo“-, mientras su enemigo íntimo le devolvía las lindezas -escritor sucio entregado a la indecencia y la baraja-, y Cervantes alumbraba línea a línea el Quijote. Una pequeñez, en efecto, una menudencia, una nadería… universal.
http://www.guggenheim.org/new-york/exhibitions/on-view/v-s-gaitonde-painting-as-process-painting-as-life
Inenarrable. El organista Juan de la Rubia tocando a Bach en el Auditorio Nacional se lució con una selección del compositor, fantasías, sonatas, fugas... hasta que llegó a la pieza 543 y ahí se desató provocando el derrumbe de la sala. Se confundió orgánicamente con el gigantesco órgano y el mismo Bach tuvo que emocionarse donde quiera que esté. Cuando terminó, ese silencio majestuoso que queda tras la epifanía, y yo solo le reprocho que tras semejante despliegue, no quemase el órgano a lo Hendrix.
BACH. PRELUDIO Y FUGA EN LA MENOR, BMW 543
https://www.youtube.com/watch?v=jtzTxrRXbig
En un garito perdido de Besançon, a la una de la madrugada, tras la penúltima ronda de Havana Especial. Me lo dijo con un gesto de resignación y autoasombro:
-Compadre, yo ya solo escribo poemas a las mujeres que quiero y a los amigos que se me mueren.
He dejado transcurrir el tiempo antes de escribir un artículo sobre Artur Mas, básicamente para tener más claras las ideas. Finalmente, ya sé lo que es el señor Mas: un chiste malo. En efecto, uno de esos chistes que se cuentan y dices, “agh, pero qué malo“, y te ríes por no llorar. Y no me refiero solo al confusionismo, las triquiñuelas, la capciosidad, el disparate o el matonismo con que lanza sus propuestas, sino porque está poniendo en riesgo la convivencia pacífica dentro de la misma Cataluña, y de esta respecto al resto de españoles. El mero hecho de crear una división discriminatoria entre quienes quieren una cosa -derecho a decidir-, y el resto de “enemigos”, nos conduce a tenebrosos caminos bien descritos por Elias Canetti en su análisis “Masa y Poder”. Javier Cercas expuso en un artículo titulado “Democracia y derecho a decidir” con una claridad meridiana cómo los catalanes pueden a través de unas elecciones -legales- optar por la independencia o hacer un referéndum -ilegal- y provocar un rosario de consecuencias tan azarosas como imprevisibles. Dicho esto, y tras la última ocurrencia cantiflanesca de una consulta que no es consulta o bueno, que casi, a ver si cuela, tirando de “soberanismo transversal”, lo que es evidente es que para esta herida hay mala cura. Con la periodicidad de los ataques de malaria, se empoderará del país, y ni las sanciones, prohibiciones o suspensiones lograrán morigerarla. Se repite la palabra “diálogo”, se repite “estado federal” -cuando de hecho la España autonómica ya es más que federal-, se repite “consenso” y muchos tablazones gramaticales a modo de puente, pero hace tiempo que no compartimos el mismo “storytelling” de lo que es España, es decir, el relato de la historia, los hechos, las esperanzas, los sufrimientos, los logros que conforman la tribu, la comunidad que nos permite avanzar con tolerancia y respeto. Los “spin doctors” pretenden crear una nueva historia de España olvidando todo lo que hemos compartido para que esta fórmula magistral siga activa. Quizás se trate de eso, de olvidar los chistes irresponsables, mezquinos, toscos, unilaterales, y buscar un chiste que nos haga reír “bilateralmente”.
Todos los que amamos Berlín estamos de enhorabuena por la edición del ensayo "Aquí Berlín" del periodista J. M. Stim, traducido con precisión por Félix San Beltrán, sobre la ciudad sin centro, o mejor dicho, la ciudad donde todo es centro. Mitte, Unter der Linden, Friedrichstrasse, Charlottenburg, Tempelhof, Wannsee, Tegel… JM Stim escribe refugiado “al calor del amor en un bar”, como decía la canción, con una copa en la mano y un cigarrillo en la otra, mirando cómo transcurre la vida berlinesa, mientras nos recuerda los cimientos históricos midiendo la distancia exacta desde su mesa. A equis kilómetros de su cigarrillo humeante Mark Twain discutía con el Káiser Guillermo sobre las pensiones de los soldados alemanes, a otros equis, Francis Bacon se maquillaba y se vestía de mujer, o Billy Wilder conseguía financiación para su primera película, o Walter Benjamín se libraba de su soledad leyendo incansablemente, o Helmut Newton compraba su primera cámara para ir a fotografiar a las compañeras más atractivas de su clase, o Reinhard Heydrich decidía la exterminación de todos los judíos de Europa, o Bertol Brecht fundaba un teatro o Peter Falk se paseaba con un ángel bajo el cielo gris. Porque todo esto y muchísimas cosas más es Berlín. JM Stim la define como el pobre viejo hermafrodita que observa el mundo con ojos de recién nacido, una lugar feo y poco glamuroso que, sin embargo, no tiene ni principio ni final, en un frenesí de creatividad y euforia. Sus clubes anárquicos "en Berlín no hay vírgenes", las 190 nacionalidades que se mezclan, la bohemía internacional... “La ciudad devora el talento y la energía humana con una voracidad incomparable, para luego digerirlo, triturarlo y volverlo a escupir rápidamente". Es la Berlín que no deja a ningún visitante indemne, la Berlín donde se puede ganarlo todo o perderlo todo. Depende de la gallardía de su apuesta.
Busca mi rostro en el salón del libro de Gaillac
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 1 de octubre de 2014 | 18:20
Volvemos a Francia¡¡¡ Presentación y firmas de "Derrière les masques" -Busca mi rostro-, editorial Phébus, en el Salón del Libro de Gaillac durante los días 3-4-5 de octubre. También mesas literarias, y sobre todo, el reencuentro con los esenciales lectores franceses...
El mar es mar porque lo pinta Sorolla
De IGNACIO DEL VALLE | lunes, 29 de septiembre de 2014 | 10:26
Niños corriendo por la playa. Lo pueden ver estos días en la expo de la fundación Mapfre, en Madrid. Pero normalmente está en el museo de Bellas Artes de Oviedo. Una cosa es verlo aquí, y otra cosa es ver ese mar pintado a medio metro. Porque el mar es así.
El cómico Eubulo escribió en el siglo IV una obra titulada "Dioniso", del que recogemos este fragmento formulado por el encargado de mezclar los vinos durante los "simposium" -bebemos juntos-, en los que los griegos se reunían para departir como en "El banquete" de Platón:
"Sólo tres cráteras mezclo
para los que son prudentes; la una, de salud,
la que apuran primero. La segunda,
de amor y placer. La tercera de sueño,
que al apurarla los invitados sabios
regresan a casa. La cuarta ya no
es nuestra, sino de la insolencia. La quinta del griterío;
la sexta, de los bailes en la calle; la séptima, de los ojos
morados;
la octava, de los alguaciles; la novela, de la cólera;
la décima de la locura, que también hace caer".
Busca mi rostro en el festival de Besançon
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 17 de septiembre de 2014 | 14:08
Presentación y firmas de "Derrière les masques" -Busca mi rostro-, editorial Phébus, en el Festival Literario de Besançon durante los días 19-20-21 de septiembre. Asimismo, este viernes compartiré una mesa con Leonardo Padura, Carlos Zanón y Liad Shoham. Hablaremos de lo divino y lo mundano. A su disposición...
Con los lectores franceses. Se interesan por tu obra, compran a pesar de la crisis y son extremadamente amables. Muchas gracias por estos días en el festival de Besançon. Volveré con el francés afinado, prometido.
Con Carlos Zanón, Leonardo Padura y Alfredo Noriega. Ahí es nada.
Terror viene del latín “terreo“, temblar. Los camarógrafos del Estado Islámico tienen el oficio suficiente para saber que un hacha mete más miedo que un Kalashnikov por quién sabe qué reminiscencias de nuestro cerebro reptiliano, y se aplican a la labor de enmarcar con el color y la luz y el telón de fondo adecuado sus banquetes de sangre. El uso del terror escenificado es antiguo como la guerra, las Horcas Caudinas que los samnitas infligieron al ejército romano, los seis mil crucificados entre Capua y Roma tras la derrota de Espartaco por los mismos romanos, los quince mil soldados búlgaros cegados por orden de Basilio, el emperador bizantino tras ganar la batalla de Kleidion… pero con los nuevos medios de comunicación, el fenómeno se ha afinado de manera palmaria. Decapitaciones, crucifixiones, esclavización, ejecuciones y violaciones en masa… nos devuelve a un concepto clásico de la guerra tras los ingenuas creencia de que los drones y los misiles y los satélites y las operaciones quirúrgicas de los comandos especiales lograrían convertir un hecho siempre sanguinolento en, diríamos, una maqueta de soldaditos de plomo donde resolver los conflictos con un par charlas y tres movimientos estratégicos. Todo higiénico, todo muy propio. Estos cabrones nos han despertado del sueño de los justos recordándonos que en la guerra se sacan los ojos al contrario, se queman niños, se violan viejos, se practica el canibalismo ritual, con la misma naturalidad con que buscamos un contacto en “wasap”. La difusión viral hace el resto. La única cosa que tienen en mente sus miembros del EI es imponer su santa voluntad a todo quisqui, es decir, el salafismo yihadista, una versión fundamentalista, excluyente y rigorista del pensamiento musulmán, que incluso quiere recuperar Covadonga. Tendría gracia si no fuera tan calamitoso. Nosotros los infieles deberíamos responder con una versión occidental de su sencilla propuesta de esclavizarnos a todos, sin ningún tipo de miramiento diplomático, que resulta ser la misma proposición del coronel Kurtz: "Drop the bomb, Killem all". Luego ya miramos la causas de ese caldo de cultivo donde surgen los monstruos, pobreza, crisis de identidad, falta de oportunidades, las hipotéticas injusticias contra la población musulmana en Europa…
Un Rueda fermentado en barrica de roble francés. Un verdejo tan potente que se decanta antes. Tengo querencia por los blancos poderosos.
Los más jóvenes no lo recuerdan, pero antes de Iniesta, hubo otra gesta deportiva, quizás aún más importante. Sucedió en 1984, durante los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Era una selección de baloncesto llena de nombres que ahora probablemente ya solo dicen algo a los cuarentones, un puñado de hombres que disputaron una final a la temible e intocable Estados Unidos. Era una época en que la mera existencia de un Gasol era inimaginable, los complejos todavía nos desbordaban, la posesión del balón era a treinta segundos, no había línea de tres puntos, los pabellones estaban neblinosos por el humo del tabaco y en los ataques se devanaban alambicadas estrategias. A las cuatro de la madrugada de aquel diez de agosto, todos sabíamos que íbamos a una batalla perdida, pero íbamos a morir con la botas puestas y todo el país estaba delante del televisor con el sonido de fondo de las chicharras veraniegas. La picardía de Iturriaga, la muñeca prodigiosa de Epi, la muralla torpe pero taponadora de Romay, la fuerza desaforada de Fernando Martín, el trabajo sucio de De la Cruz, la clase de Corbalán, la visión de juego de Llorente, el contragolpe de Solozabal, el curro estajanovista de Jiménez -que cambió el concepto de “alero”-, el control de tiro y la oportunidad de Margall… Una falange alérgica al brillo individual -esa fue la clave de su éxito-, que venía de derrotar en la semifinal a nuestro Coco particular, la portentosa y chulesca selección de “Yugolavija”, con los Dalipagic, Radovanovic, Zizik, Nakic… pero sobre todo de aquel genio cabrón que tantos disgustos nos dio: Drazen Petrovic. Les laminaron y después supieron mantener la dignidad frente al “panzer” gringo a base de nervio, orgullo, sufrimiento y talento; exprimieron cada tiro, cada asistencia, cada gota de sudor, cada resquicio que nos dejaron para convertir un sueño en épica. Todavía siento el gusanillo de aquella madrugada, la ilusión, la euforia ante uno de aquellos mastodónticos televisores a color, en que nos enfrentábamos a semidioses liderados por un jovencísimo Michael Jordan, y ganamos una plata que para el país tuvo siempre el peso específico del oro. Ese verano el baloncesto español se hizo mayor, y yo, aunque no lo sabía, seguía su rastro a través de una adolescencia que entonces parecía que nunca terminaría…
Queridos amigos:
El marfil de la torre se cerrará hasta septiembre. Os recuerdo que este agosto volverá cada martes a las 19.00 y durante una hora AFINANDO LOS SENTIDOS, mi sección cultural en Onda Cero Radio, dentro del programa JELO EN VERANO de Arturo Téllez. Nos encontraremos en el éter... Buen descanso.
Un año más en la Semana Negra¡¡¡ Cubriré los eventos con un artículo diario en El Comercio de Gijón, SOMBRAS GIJONESAS, y tendré un encuentro con lectores. Asimismo, la Fundación Mare Australe y la Semana Negra han invitado a Juan David Morgan para charlar sobre su obra y dar una conferencia sobre el Canal de Panamá, aprovechando su centenario. Comenzamos el 4 de julio¡¡¡¡
He comido pizza en muchos sitios de Madrid, pero la más rica que yo he probado ha sido en Pizzaiolo, el verdadero sabor a horno siciliano.
Una de mis debilidades, mojar pan en aceite, y este Dauro proporciona el placer de la arbequina, su intensidad, con un olor que tiene la riqueza de un buen café dominicano o un buen whisky de turba. Un "must" que se dice ahora.
Cuando te juntas con antiguos compañeros de farra, surgen las hazañas bélicas. La mayoría estamos ya con pareja o casados, algunos con hijos, y por mucho que nos autoengañemos o hagamos la dieta Duncan, el tiempo va derritiéndonos a base de alopecia, michelines y achaques varios. De victoria en victoria hasta la derrota final, como suele decirse. A la segunda o tercera copa comienzas a recordar las correrías noctámbulas, ligues, salvajadas, antiguas novias… Cuanta más intensidad se aplique a la remembranza, “mira que hemos sido” o “anda que no las liamos pardas”, más lejos nos hallamos de la Arcadia. Pasan chicas jóvenes y regresan los gestos de complicidad, alguna burrada, pero con el fondo melancólico de quien es consciente de que lo que antes era el pan de cada día, ahora es caza mayor, y no hay ni postas ni ganas. Porque también sabemos que la noche no nos pertenece, de que por mucho que nos pavoneemos, cualquier intento de viajar en el tiempo entrándole a una cría en una discoteca o fingiendo un “desmadre en Las Vegas” se saldaría con un ridículo, un resacón laminador o nuestras ojeras contemplándonos con tristeza en el lavabo de algún after. Los que se divorciaron o tuvieron la tentación de volver a ser jóvenes, saben bien lo que es soportar las miradas de extrañeza de la chavalería cuando intentas pedir un Ardbeg en vez de una litrona, o a las dos semanas de tener una amante quince años más joven enfrentar ese silencio de quien no tiene mucho más que contarse. Sí, fuimos reyes y fue divertido, pero ahora, a la quinta copa, sabiendo que ya nos hemos pasado, aunque sigamos vanagloriándonos, tenemos la certeza de que mañana lo vamos a pagar a base de ibuprofeno y maldiciones. Entre trago y trago, exaltación de la amistad viene y exaltación de la amistad va, yo, que probablemente soy de los que más cacarean, agradezco secretamente que cuando llegue a casa totalmente cocido, tengo a alguien esperándome para compartir el miedo y la incertidumbre, pero también el cariño y las alegrías. Entretanto, alguien acaba de encargar otra ronda. Qué se le va a hacer: todavía nos gusta el olor a nápalm por la mañana.
Este domingo 8, a las 12.00, nos vemos en la Feria del Libro de Zaragoza. Conversaremos Irina De Ardila, Pedro Crenes y un servidor sobre literatura panameña contemporánea en el ciclo "Literaturas del Mundo".
¿No lo han escuchado? El movimiento tectónico del sistema chirría, desliza sus planchas advirtiéndonos de que todas nuestras certezas comienzan a titilar. Las ideas tradicionales ya no sirven, los patrones clásicos se quedan obsoletos, la política ha perdido la cintura. Se buscan representantes transitorios que regresen después a sus legítimas ocupaciones, con sólidos bagajes intelectuales, capacidad resolutoria y que no confundan la res pública con la “república independiente de su casa”. Se piden referentes, líderes que transformen los estados de ánimo de la sociedad en soluciones concretas. En un mundo volátil hay que cuidar el pasado de Europa, pero también producir futuro. Déficit y deuda al servicio de los ciudadanos, el crecimiento económico uncido al saneamiento de nuestra cuenta corriente, impuestos parejos a los de las grandes empresas, créditos para alimentar la creatividad y el impulso. ¿No lo oyen? Es un crujido que anuncia que el diseño era erróneo desde el primer movimiento del compás, y que el defecto puede hundir todo el edificio. El mundo no espera. El gas ruso no tendrá piedad de nosotros, la escasa natalidad obligará a los ancianos a darse mutuamente la papilla, los vecinos al otro lado del mediterráneo seguirán desarrollando metástasis yihadistas y lanzando nadadores desesperados por alcanzar la tierra prometida. Es un sonido que puede ayudarnos a prevenir o bien anunciar una avalancha insalvable de retrocesos, nacionalismos, fascismos, integrismos, populismos, xenofobias, pensamientos únicos, la rueda de una Historia que gira y nos deposita en el mismo punto que creíamos conjurar con el estado del bienestar. Depende. Todo depende de si creemos que son los primeros temblores del Armagedón o una simple reyerta de okupas antisistema. Al final no nos espera ya un desahucio, ni un juicio por corrupción, ni un escrache, al final del proceso histórico hay un tiro en la nuca para cada uno de nosotros. Vota Cthulhu, decían unos anuncios en la Red, con la figura de pesadilla de la invención lovecraftiana, ¿por qué elegir el mal menor?
Museo Arqueológico Nacional. Acaban de abrirlo hace nada, tras su rehabilitación, y ya he ido dos veces y me queda otro par más. Este “gabinete de maravillas” gigante debería figurar en su lista de cosas por hacer este 2014. Piezas de carácter excepcional que van pautando la historia de España desde hace 30.000 años, magníficamente contextualizadas, y con una intención didáctica que se agradece. Tesoros provenientes de todos los puntos de la península, pequeñas divinidades protectoras con las que consolarnos en las gélidas y terroríficas noches del paleolítico, monedas para comerciar con los fenicios, armas con que formar parte de algún contingente romano o cartaginés durante las guerras púnicas, bosques de capiteles románicos, arcos de Al-Ándalus. La Dama de Elche, autista en su elegancia. Los toros de bronce del santuario de Costitx. El mosaico que celebra la victoria del Equipo Rojo en las carreras de cuádrigas. La Estela de Solana de Cabañas, celebrando el poder en la Edad del Bronce. El Ábaco Neperiano, con toda los arcanos matemáticos guardados en su cajeta de palo santo. El Imperio de los Austrias, los celtíberos, el uso del hueso en la prehistoria, la decoración mudéjar… todo son pistas para saber quiénes somos, de dónde venimos, adónde iremos probablemente. Millones de hombres que nos han precedido con nuestras mismas necesidades y deseos, haciendo las mismas preguntas a la eternidad, cuyo eco da como resultado artes y oficios. Estremecen los actos de canibalismo de los neandertales, fascinan las placas con la ley romana intentando acotar la barbarie, emocionan los artefactos celtas, asombra la orfebrería epigrafiada visigoda, los ritos religiosos orientales, la numismática con todas sus balanzas, matrices, cuños. Somos nosotros. Todos nosotros los que a base de sangre, imaginación, resistencia, capacidad de adaptación hemos cruzado océanos de tiempo para volver a mirarnos en el espejo de cada colección. Cada cerámica. Cada amuleto. Cada sello. Cada punta de sílex. Cada ajuar. Somos nosotros. Sobreviviendo. Obstinados. Intuitivos. Crueles. Hermosos.
Imagínense una catástrofe ambiental. Imagínense que los restos de la humanidad viajan en un tren que da vueltas alrededor del mundo alimentado por un motor de movimiento perpetuo. Imagínense que en los vagones se crea un microcosmos que reproduce la estructura de clases, el odio, la ambición, el rencor, los privilegios y prejuicios de una sociedad. Tremenda.
Ultravioleta es una isla y un caluroso verano y una familia que recibe una visita inesperada. Suspense sostenido por una escritura depurada. Sin duda, una novela arrolladora y certera.
La mayoría de la gente tiene en casa un cajón destinado a las medicinas. De esa chistera extraemos remedios para casi cualquier malestar que nos asole, todo antes que visitar al médico, no vaya a ser que nos diga algo que no nos guste oír. La automedicación suele equivaler a un autoengaño flagrante, basado en el proverbial “me ha dicho fulanito que le dijo menganito que esto es mano de santo“, una firme sustentación teórica a una ruleta rusa que en los últimos tiempos ya no tiene espacio para más balas. Si alguien pensaba que las bacterias eran gilipollas, los últimos estudios demuestran que también ellas nos estudian y aprenden. No vean cómo aprenden. Ante una avalancha de antibióticos mal administrada, los bichos que sobreviven se dedican a blindarse químicamente contra nuestro veneno, y en la siguiente remesa se toman tranquilamente un gintonic a nuestra salud, o mejor dicho, contra ella. Se inicia entonces una carrera armamentística que ríase usted de Reagan: los microorganismos mutan, nosotros desarrollamos nuevos fármacos, y ellos vuelven a cambiar de loriga. Estas “superbacterias”, si tienes la mala suerte de encontrártelas en una calle oscura, apenas tiene tratamientos alternativos, con la consiguiente septicemia, neumonía o la desgracia que te toque, y en un suspiro te encuentras a San Pedro pidiéndote el tique de entrada. Los que se hayan reencarnado unas cuantas veces recordarán cómo era el mundo preantibiótico: la gente fallecía por gonorrea, tuberculosis, sífilis; una muela infectada sería un asunto de vida o muerte; las pandemias asolaban Europa… Las bacterias, como los humanos, son cotillas, disfrutan del rumor, y cada vez que no usemos la proporción correcta de antídoto, ellas se dan entre sí con el codo, se pasan información genética, producirán las encimas para contrarrestar las sustancias que les son nocivas. No hay mayor error que pensar que el enemigo no sabe lo que está haciendo. Y está haciéndolo ahora, en este mismo momento, mientras usted está leyendo este artículo.
Owl city: Fireflies
https://www.youtube.com/watch?v=psuRGfAaju4
Julian Casablancas ft Daft Punk: Instant Crush
https://www.youtube.com/watch?v=a5uQMwRMHcs
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