¿Saben lo que yo echo mucho de menos? Estadistas. Y cada vez más, se lo aseguro. Individuos que no me conviertan el juego de ajedrez en una partida de parchís, gente que no entienda la política como negar sistemáticamente los argumentos del contrario, sino como el desarrollo de un universo de soluciones, tipos que se dejen llevar lo justo y necesario por el Makhzénisé, el clientelismo que dicen los marroquíes, para tomar sus decisiones. Anhelo personas que no me improvisen las medidas económicas con el fin de cautivar votos, que no se fijen sólo en las coyunturas de hoy para fijar parámetros educativos, sino en las de pasado mañana, que no utilicen la retórica ampulosa para tomarme el pelo y que sean responsables de sus cagadas, pudiendo exigirles consecuencias de sus actos al igual que en aquella sociedad que describía Levi Strauss en la que si el gobernante lo hacía mal, se le tiraba al río. Añoro personal que quiera engrandecer el contexto en el que vive, en este caso España y a los españoles, y que se forre, de acuerdo, porque es muy difícil no forrarse cuando manejas información privilegiada, pero que también utilice esa influencia para mejorar la vida de sus compatriotas. Tengo nostalgia de hombres de estado que se crean sus mítines, que sean idealistas sin ingenuidad, que sepan fehacientemente que al otro lado de la tribuna hay gente igual de lista que ellos que sabe lo que es una aldea Potemkin, una SICAV, un síndrome de la Moncloa, la diferencia entre meritocracia y spoil system, que ha leído a Hannah Arendt, a Talleyrand y a Kissinger, y que está hasta los cojones del escolasticismo polvoriento y del sistema representativo actual. Estoy harto de juzgar lábiles ladrones, quiero imitar ejemplos, de disciplina, de voluntad, de planificación, de persistencia. De trabajo, de flexibilidad, de honradez, de inteligencia, de seriedad. Hombres de estado, sí, estadistas con pedigrí que hagan funcionar de nuevo el ascensor social, que duden de vez en cuando porque es imposible no hacerlo, que no tengan miedo de desagradar a los ciudadanos y a los electores a la hora de la responsabilidad, que no estén continuamente a favor del viento para mantenerse en el poder, sino que gobiernen, que acepten con deportividad las críticas, y que no se dejen llevar por ese catastrofismo que dice que porque hay mucho sinvergüenza, todos debemos ser unos sinvergüenzas.
Hombres de estado.
Hombres, en suma.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
12 comentarios:
Talleyrand, ¡qué energúmeno!
No es que me guste demasiado N.Bonaparte, pero lo de la "mierda vestida de seda" era una frase muy lúcida de su parte ;-) d.
Perdona, me encanta este tema, pero no quiero discutir ;-) En general prefiero a hombres de Estado que utilizan su poder para dar poder al pueblo, para que las personas tomen riendas de sus vidas y doten de espíritu a sus comunidades, en vez de gobernar por ellas en plan "monarcas ilustrados".
Por otra parte, me encanta esta frase de tu texto: "Tengo nostalgia de hombres de estado que se crean sus mítines, que sean idealistas sin ingenuidad, que sepan fehacientemente que al otro lado de la tribuna hay gente igual de lista que ellos". Oh yes.
d.
p.s. As for Roosevelt, prefiero a Franklin Delano ;-)
Es muy duro gobernar ignorando las estadisticas de popularidad, tomando decisiones que sabes que van a mermar tu popularidad, que ván a minar el porcentaje de votos del partido en las proximas elecciones municipales, autonomicas ó generales, pero que son decisones ó politicass realistas y adecuadas aunque impopulares.Dí a la masa que hay que ponere a trabajar duro, prescindir de lujos y ser austeros, y te dejarán en la estacada.Por no hablar de poner a la puerta de la oficina del INEM a todos los paniaguados, amiguetes y familiares que tienes colocados como asesores, entonces te has cavado tú propia tumba poltica, por muy necesario que sea todo esto para salir del agujero.
Un estadista gobierna con visión de futuro, con el interés puesto en los próximos diez, veinte años.
Un politico gobierna con la visión puesta en lo que queda de legislatura, y si pasado ese tiempo queda fuera del cargo, pués mierda para los que queden, ya se arreglaran.
Perdón por la palabrota, pero después de tanto tiempo escuchando el discurso inicuo y vacio de los "Padres de la Patria" provoca bastante mal humor y cinismo en mí, sobre todo cuando notas la distancia que separa el Congreso de los Diputados de la vida de la calle, son solo unos metros fisicos, pero escuchando a nuestros gobernantes y a la oposición, parece que sean años-luz.
Creo que para que las llamadas a la austeridad y al sacrificio tengan legitimidad, los politicos deberian predicar con el ejemplo. Cuando los politicos vayan a trabajar en metro, cuando dejen de vestirse de marca, cuando lleven a sus hijos a los colegios publicos, cuando vayan al medico a la ss, cuando vivan en un bloque de pisos en un barrio de toda la vida, creo que luego la gente será capaz de concederles un margen de maniobra.d.
Hace un par de años me sorprendí contemplando como el alcalde de mi ciudad, hoy ascendido a flamante ministro, acudia a la campaña de rebajas de unos conocidos grandes almacenes con sú coche oficial ,¡¡un domingo!!.No es una invención mia, puedo citar la fecha, la hora, el lugar, el modelo de coche y hasta el atuendo del chofer.Por cierto,el vehículo estaba estacionado en un paso de peatones bajo la mirada de un atareado guardia urbano que miraba de aclarar el cáos circulatorio de aquél cruce.Me crucé con el hoy ministro en la puerta de entrada al locál, no pude evitar echarle una mirada venenosa.Si los politicos más próximos a nosotros se comportan de esta manera, sin distinguir entre cargo y vida privada, ¿que no harán las élites de la politica nacional?.Mas allá del ruido provocado por los casos de corrupción, creo que se tendria que imponer una reflexión profunda en la clase politica sobre su "modus vivendi".La eficacia y el pragmatismo lo podemo dejár para mas adelante.
Al llorado Olof Palme lo asesinaron a la puerta de un cine, tras asistir como un expectador más a la proyección y sin escolta.
No pido a los polticos un heroismo similar, solo un poquito de humildad.
Dar, Talleyrand es el reverso tenebroso, y en el lado oscuro sse aprende un montón, sobre todo lo que no se tiene que hacer...
Cuánta verdad, Rodericus.
Y Dar, por favor, controla esas reminiscencias comunistas que te salen de vez en cuando, no hace falta que se vistan de segunda mano, mujer¡¡¡ Además ir a un médico de las SS sería una crueldad :)
Rodericus lo ha explicado muy bien, ah Olof Palme... ;-) Por ropa de marca no me refería a Zara, sino a los diseñadores. Puede que tenga un gen comunista, que ya sabes que teorias sobre el tema las hubo, pero que una persona pagada de nuestros impuestos aparezca un dia vestida de Dior y otro dia de Armani no me parece muy decente ;-)
Y sí, casi me dan pena imaginándolos haciendo cola en la ss. Qué crueldad por mi parte ;-)
Explotar el lado oscuro es muy recomendable y Talleyrand constituye una muestra ideal, a mí lo que me sorprendió era verlo entre los grandes estadistas ;-) dar.
Lo peór, es que al politico que menciono sin nombrar, y doy bastantes pistas sobre sú identidad, es que es álguien surgido de la izquierda socialista más dogmática del ámbito municipal, seguidor del sector "Guerrista" del PSOE.
Vivir para ver....
Como dijo Richelieu, dadme una docena de lineas manuscritas por álguien, y encontraré motivos para hacerle procesar.
Es la condición humana.
Jajaja, genial, rodericus! Richelieu siempre da en el clavo :D
Se me olvidó firmar lo de Richelieu. Y claro, los conversos son los mas fieros en cuanto a ostentar su nueva "fe" o "estilo de vida", mirad a Losantos o a Wolfowitz... d.
Publicar un comentario