Amantísima

| domingo, 24 de mayo de 2009 | 13:08


Mater. Sólo tú eres capaz de recitar esos encantamientos que calman instantáneamente a cualquier bebé. En tus brazos nos jugamos la vida en cada contorsión y tú, con un gesto automático, primitivo, nos salvas en cada ocasión.


Mater. Salimos del mar, empapados y tiritando, con la luz del sol brillando en cada gota sobre nuestro cuerpo, y tú te acercas de inmediato para frotarnos con vigor y enrollarnos la toalla mientras nos cambiamos y darnos luego el bocadillo de 'Nocilla'.


Mater. Tú sabes realmente lo que es la responsabilidad conmovedora, maravillosa e inabarcable de mantener el bienestar de otro ser humano.
Fuera de ti hemos crecido menos, arrastramos el dolor de la alteridad autónoma, y nuestro deseo compulsivo de recuperar el paraíso perdido, la inagotable fuente de placer y seguridad que fuiste, las ansias edípicas de nuestro bebé interior que exige tu dedicación constante y exclusiva no nos abandonarán jamás.


Mater. Cuando pródigos volvemos a casa, siempre nos provocas una oleada de ternura simple e inconsciente, es agradable volver a verte, fácil, incluso con todos sus inconvenientes. Adoramos el runrún de tus consejos y tus advertencias que no nos molestamos en escuchar pero que nos apaciguan.


Mater. Grande y desconocida, que poco a poco iniciarás el proceso de alejarte de todo, sintiendo cada vez menos, haciéndote más menuda, oliendo a leche hervida, con menos pelo y menos caricias, pero que siempre, antes de desaparecer, nos pondrás el abrigo, a tus hijos de sesenta años ya, para protegernos contra la gelidez del mundo.


Mater. Tu nombre es lo que más se escucha en los campos de batalla. Lo que más se pronuncia en los momentos finales.


Mater. Que llenas nuestras neveras y nuestros corazones, que nos haces tortillas de patatas y albóndigas de pollo, y nos lavas y nos reprendes y nos acunas y nos aturdes y nos gritas y nos amas, más que a nada en el mundo, más que a ti misma, más que a Dios, y que por eso te condenarás.


Mater. Qué sería de nosotros, sin ti.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuántas desilusiones hay que acumular para llegar a ser escritor? Quien se empeña,¿llega?

LBO2 dijo...

Precioso homenaje a la figura de la madre, Ignacio. Lo leí a comienzos de mes y me pareció maravilloso. En cualquier caso, es bueno en cualquier momento de este mes de mayo, porque por definición, es el mes dedicado a “la mamá del cielo”, como dice mi hijo Iván. Toca rezar el Rosario, en homenaje a María, para los católicos bautizados. En mi colegio de las Dominicas, lo hacíamos todos los días de este mes, todos los años que estuve allí.

Si todo va OK, volveré a ser Mater, por segunda (¿y última?, creo que sí) vez el 18 de enero de 2010. Iván nació el 27/01/2007, previsto para el 28. En la institución van a pensar que programo los embarazos para enero, por la mayor carga laboral de la segunda parte del año......y si lo piensan, van acertados.....Piensa mal y ....Bueno, o bien para mí y mis hijos.

De todas formas, Ignacio, hoy los papás, hacen muchas de esas cosas que antes parecía que sólo una madre podía hacer. En los primeros meses de vida del bebé, la dependencia biológica con la madre es ineludible, y tratar de eludirlo me parece ir contra natura. Es obvio. Pero la figura de los padres de hoy, es totalmente equiparable. Cuando veo el equipo que forman Juan e Iván, lo confirmo. Seguro que tú serás un gran papá algún día, si es que lo deseas. Seguro que sí.

Espero que disfrutes a tope, Ignacio, de tu SEMANA FELIZ: cumpleaños, Jornadas Madrid Serie Negra, presentación de tu nuevo libro....¿Quién da más?.


P.D: A la Anónima, ex pianista, economista, géminis.....Chica, ¡cuantas coincidencias!. Espero que no me haya tocado ser la gemela que habla tanto de sí misma....Me toca el papel feo, parece que merecidamente. ¡Snifff!. Lo asumo y trataré de corregirme. Por DOS RAZONES:

1) Porque la HUMILDAD es una cualidad. El exceso de ego, no. Aquí me ha tocado el defecto, y a ti la cualidad.
2) Porque hablar de uno mismo en el blog de otro, está fuera de lugar. Supongo que uno ha de limitarse a comentar la entrada, desde la perspectiva individual, eso es ineludible creo yo. De nuevo, lo haces mejor que yo.

Tengo propósitos de enmienda. Puedes reprenderme si no lo hago, je, je.....El jefe del blog es muy educado, y aún no lo ha hecho.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

¿Desilusiones? Pues unos cuantos cientos de ellas, te van a caer palos por todos lados, y sobre todo de los lados que menos esperas, aunque si eres escritor, si realmente lo eres, aguantarás. La otra opción es ser un desgraciado, así que lo tienes fácil.

LBO2, me alegro sinceramente. A mí lo mío me va a dar trabajo, pero a ti no te espera menos. La fama cuesta, como la felicidad :)

Anónimo dijo...

¡Aguantaré! y si no llego, moriré con la sonrisa de quien sabe que luchó hasta el final.
Gracias por tu respuesta.

Begoña Argallo dijo...

Me parece un escrito precioso al amor de una madre.
Pero casi lo hago extensivo a una mujer que cuida de su pareja. Desde el principio de los tiempos se nos dieron las cualidades futuras de ser madres, y con nuestras parejas obramos igual.