Y henos aquí de nuevo, hemos resistido un año más, lo que no es poco. Y la intención es continuar haciéndolo. Por mi parte en 2016 sacaré nueva novela, espero merecer seguir teniéndoles como lectores. Recuerden a Boecio:
La historia es una rueda, la inconstancia es su esencia, subámonos a sus radios y no nos quejemos cuando nos lance al abismo, porque los buenos tiempos pasan, pero también los malos. Esta mutabilidad es nuestra tragedia, pero también nuestra esperanza.
Nos vemos en 2016.
La controversia bizarra que estos días se dirime en los Estados Unidos trata sobre los baños públicos. Un país tan sensibilizado con los derechos de las minorías se halla enfrentado actualmente por la denominación de los géneros en las puertas de los servicios. Él o Ella, Caballero o Señora, Chicos o Chicas… parecen cachivaches de museo si se tiene en cuenta la que está cayendo. La bandera de la lucha por unos baños públicos que permitan la entrada a todo dios acaba de ser enarbolada y miles marchan bajo ella. Lesbianas, gays, bisexuales… ahora le toca el turno a los transexuales, y sabiendo lo rápido que tiran los americanos de abogado, la cosa no está para bromas. Si se siente usted mujer -tenga pilila o no-, ¿por qué ha de tener que ir a orinar entre brutales varones que lo dejan todo perdido?; si usted se siente muy varón -tenga pilila o no-, ¿por qué no puede hacerlo de pie entre sus iguales? Los cuchillos legales vuelan, las demandas están al orden del día. En algunos sitios se buscan soluciones de consenso, como en el Whitney Museum “Baño para todos los géneros”; la universidad de Utah ”Todos los géneros”, incluidos minusválidos, que parecen ser considerados caprichosamente otra categoría; en un restaurante de Washington “Hombres, mujeres, y el resto”; en un centro cívico “Cualquiera de cualquier género”; en la universidad de Nevada “Servicio unisex”, etc… Sin embargo, ante toda reforma siempre hay una reacción, y la insurgencia ha aparecido en muchos lugares del país reivindicando “lo de toda la vida“, pero a estas alturas el mismo término exige una revisión casi escolástica. A la vez, y siendo Estados Unidos el país de fenicios que es, no han tardado en comercializar diferentes iconos para hacer frente al problema, que vuelven locos sobre todo a los extranjeros -los japoneses se hallaban especialmente confusos con el asunto debido a su extrema educación que les hace cortarse a la hora de preguntar-. En el White Dog Café de Philadelphia rizaron el rizo al dividir sus baños en Demócratas y Republicanos. No se lo tomen a la ligera, esta historia estresa a un montón de gente, pero no solo a los transexuales, se lo aseguro, los heteros están igual de incómodos. Y los gays, y las lesbianas, y los bisexuales...¿Quién será capaz de resolver este nudo sin cortarlo?
Mi banco me envía una carta diciéndome que el plan de mi cuenta de ahorro a partir de una fecha deja de tener validez y con él las ventajas asociadas al mismo, por lo que entonces me cobrarán las comisiones incluidas en sus contratos. A continuación prosigue la música del desconcierto y me ofrece para no cobrarme dichas comisiones pasarme a una cuenta que tiene nombre de antiguo concurso de televisión, solo falta Ruperta y los tacañones, porque además promete una lluvia de premios y descuentos: bonificaciones en todos los recibos, posibilidades de obtener acciones, etc… y es imposible no acordarse asimismo del Seat Supermirafiori y del apartamento en la manga del mar menor. Para conseguir este chollo solo tengo que llamar por teléfono. Lo que no te cuentan es que todos los meses te van a cobrar una cantidad de euros por el mantenimiento de la cuenta, suma que a fin de año supera con creces todos los maravilloso presentes que te ofrecen. Y entonces yo me pregunto si esto no se parece sospechosamente y salvando las distancias, a la publicidad engañosa con la que se colocaron miles de productos radioactivos y que dejaron desmantelada la economía mundial. Me da que los “brotes verdes” que auguran algunos optimistas ha desatado de nuevo la avaricia de quien sea que se pase el día exprimiéndose la cabeza para encontrar nuevas maneras de “tirar del teto” de la extenuada clase media -lo que quede de ella-. Citando al clásico, lo evidente es que una piedra en el camino me dice que mi destino es pagar y pagar. Cojo el teléfono y marco el número indicado y le cuento mis cuitas a la asesora que me atiende, y le confirmo matemáticamente que es imposible que salga ganando con ese chollo que me ofrece. Inicialmente la chica se resiste a darme la razón y asegura que el sol puede salir dos veces el mismo día, hasta que la contundencia de los números le hace rendirse. Aún así todavía sigue alabando las bondades de ese pequeño cepo bancario. Por último solo negociando cara a cara en mi oficina consigo una cuenta sin onerosos cargos. Yo tuve paciencia y tiempo para pelearme, pero ahí fuera hay miles y miles de personas sin tiempo ni fuerzas, lo que se traduce en un verdadero chaparrón de oro para los bancos. Y poco más tengo que decir.
Probablemente hace tiempo que no lo ven, pero yo reivindico estos dos minutos veinticinco segundos como un clásico que se debe visitar cada cierto tiempo. El programa de Dragó era El mundo por montera, el año, 1989, y Arrabal protagonizó uno de los momentos más deliciosos y absurdos de la televisión. Durante muchos años, por la noche y merluza mediante, la frase del ínclito Arrabal fue un grito de guerra. Si ustedes, como yo, se proclaman minoría silenciosa, que lo disfruten.
Mis pelis preferidas de Carlos Saura
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 18 de noviembre de 2015 | 11:52
Hablan mucho del cine de Sam Peckinpah, pero eso es que no han visto la violencia estilizada de Carlos Saura en sus primeras películas. Por orden:
La caza. 1966. Una obra maestra.
Pippermint Frappé. 1967. Ver a José Luis López Vázquez haciendo de psicópata da la medida del actorazo que era. Y ese homenaje a Buñuel...
Ana y los lobos. 1973. La más desagradable, la más inquietante, quizás.
¿Cuál es el problema? ¿Por qué provoca tanta polémica? Llevamos años advirtiendo sobre el gravísimo problema educativo que tiene España, y cuando el señor Marina pone algunos puntos sobre las íes, de inmediato se produce una algarabía. ¿Por qué resulta tan indignante valorar a la gente por sus resultados, exigir una continua puesta al día, prestigiar la profesión para atraer a los mejores, diseñar carreras profesionales atractivas con férreos deberes, sí, pero también con recompensas a la altura? ¿Por qué no hacer hincapié en el esfuerzo y la calidad de los profesores, para que luego esa excelencia se transmita al alumnado? Hay que motivar, hay que demandar, hay que retribuir generosamente. Evaluación de los cursos, trabajos, resultados, su manera de cooperar, de relacionarse con las familias, de los alumnos… Incluso la idea de grabar las clases para comentar aciertos y equivocaciones me parece interesante, aunque bien cierto que con matices. Ha surgido fulminante ese espíritu corporativista que tiende a la quietud y la ausencia de autocrítica que tanto mal ha hecho al país; en cuanto algo amenaza el statu quo, la placidez de la charca, se pone en funcionamiento. La desidia, el aburrimiento, la alergia a cualquier tipo de evaluación lastra en muchos casos el correcto desempeño de la labor. Se alega que no se puede basar la evaluación de los profesores en función de los resultados, ya que no todos enseñan a grupos provenientes del mismo estrato socioeconómico, pues bien, incluyamos la contextualización entre los meritos finales, pero no dejemos de evaluar. Y en esa evaluación también subrayo la necesidad de que no se haga un uso partidista y politizado de cada reforma. Selección, formación, incentivos, integración y liderazgo, las conclusiones para combatir el desprestigio, la pérdida de la pasión y el aislamiento en que vive buena parte de la comunidad educativa. Miremos a Singapur, Corea del Sur o Finlandia: actualización de los planes de estudios, un MIR educativo, más sueldo, redes educativas y de aprendizaje, implementación de los vínculos universidad-empresa, formación continua… El ojo del amo engorda el caballo, dice el aforismo, o sea, que hay que apretar las tuercas. Lo demás son pamplinas.
"El señor de Lassay, hombre apacible aunque gran conocedor del mundo, decía que había que tragarse un sapo todas las mañanas para que así nada nos pareciera repulsivo durante el resto del día cuando había que pasarlo en sociedad".
NICOLAS SEBASTIEN ROCH CHAMFORT
“Yo no soy un hombre rico, soy un pobre con dinero“, dice Pablo Emilio Escobar Gabiria en los capítulos iniciales de la serie Narcos. Con una irónica voz en “off” a lo “Uno de los nuestros”, y una acción en la que mezclan sabiamente imágenes de archivo con la ficción justa para dramatizar unos hechos ferozmente reales, la productora Netflix ha logrado un producto eficaz y muy incómodo. La oriflama, ese estandarte que se izaba para advertir al enemigo de que no se iban a hacer prisioneros, es levantando por Escobar desde el momento en que se da cuenta de que sus mejores clientes van a ser también sus peores enemigos: los gringos. Pero, como decía aquel oficial en Apocalypse now, en esta guerra todo se mezcla como las cerezas, el comunismo, la razón de estado, la lucha antidroga, la guerrilla, el dinero de la coca, la corrupción política… Y al fondo, transmutado por la meritoria actuación del brasileño Wagner Moura, se cuenta la historia de un rey shakesperiano, Pablo Escobar, brillante y siniestro, preocupado por los pobres pero capaz de hacer volar un avión con cien personas dentro, amoroso padre de familia pero con amante fija, traficante de drogas que quiere ser presidente de Colombia; un personaje ambiguo, contradictorio, enigmático, que contagia al país y sus instituciones con su misma turbiedad e imprecisión: tanto el ejército, como la policía y la DEA desatan una guerra sucia que aparta la ética con tal de ser capaces de cazar a los narcos y sus sicarios. La serie tiene un riesgo añadido, es bilingüe con subtítulos, cosa que habla a favor de Netflix, además de disfrutar de una buena ambientación y de saber impregnar de ese mentado realismo mágico colombiano a una acción estrictamente mafiosa y criminal -impagable ese momento El Padrino versión Medellín: No me irrespete, huevón”-. Escobar, un “paisa” que importaba todo tipo de animales para dejarlos correr por su hacienda Nápoles, que reinventó el negocio del droga, que ponía precio a la cabeza de jueces y policías, que construía campos de fútbol para los chiquillos… Recuerdo al respecto un párrafo de Archipiélago Gulag de Alexander Solzhenitsin que afirmaba que, en Shakespeare, la imaginación de los malvados no pasaba de una docena de cadáveres porque no tenían ideología. Escobar tampoco parecía tenerla, lo que no fue óbice para que anegara un país entero en sangre. Un contrasentido más.
Estaré en el Festival de la Palabra del 21 al 25 de octubre de 2015. San Juan, Puerto Rico.
I will be attending Festival de la Palabra, 21-25 october 2015. San Juan, Puerto Rico.
I will be attending Festival de la Palabra, 21-25 october 2015. San Juan, Puerto Rico.
Festival Lire en Poche, Grandignan, Francia.
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 7 de octubre de 2015 | 13:25
Estaré en el salón "Lire en Poche", 9-11 de octubre de 2015. Grandignan. Francia. Firmas, debates y, afortunadamente, alguna cata de vino.
I will be attending "Lire en Poche", 9-11 october 2015. Grandignan, France.
Le Salon des livres de Poche, 9-11 octobre 2015. Grandignan, France.
La respuesta que le dio John Le Carré a un periodista cuando le dijo que con la caída del Muro y el final de la Guerra Fría estaba enterrado como escritor, porque ya no tendría temas:
“Lo realmente emocionante surgirá de donde siempre vino. De la interacción entre la realidad y el autoengaño que se encuentra en la base misma de tantas vidas secretas. De la sutil relación entre el ingenio y la estupidez. De la confianza ciega que los políticos, por desesperación o impaciencia, depositan en unos servicios de inteligencia supuestamente intocables, con resultados desastrosos. De nuestra capacidad común, sea cual sea la nación a la que pertenezcamos, para torturar la verdad hasta que nos diga lo que queremos oír. Del modo en que una historia de espionaje nos lleve al centro de cualquier conflicto, aunque luego resulte que el conflicto está dentro de nosotros mismos. De la infinita variedad de motivos para la lealtad y la traición, y de la manera en que el motivo del traidor llegue a reflejar como un espejo la moralidad de nuestro tiempo”.
Petros Markaris-Ignacio del Valle en Toulon
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 23 de septiembre de 2015 | 12:26
Este domingo, 27 septiembre de 2015, 15.00h, encuentro Petros Markaris-Ignacio del Valle para hablar sobre la novela negra mediterránea. Feria del Libro de Var, Toulon.
Ce dimanche, 27 sept. 2015, à 15.00, rencontre Petros Markaris-Ignacio del Valle pour parler sur le romain noir en Méditerranèe. Fête du Livre du Var, Toulon.
Next Sunday, 27 september 2015, 15h, encounter between Petros Markaris-Ignacio del Valle: The Mediterranean Noir. Var´s Book Fair, Toulon, France.
http://www.fetedulivreduvar.fr/participez/rencontres/session/294/petros-markaris-et-ignacio-del-valle
Disfruto mucho con la comida mexicana, y en Madrid existe una oferta abundante. Aparte de las estrellas michelín del MX, para mí destacan dos especialmente. Por un lado, un lugar de batalla, Tacos Chapultepec, pero cuyos tacos y quesadillas, por un precio muy económico, compiten con los mejores restaurantes de la capital.
http://www.tacoschapultepec.com/#/INICIO-01-00/
Por otro, si ya se quieren sentar a comer, pueden ir a Tepic, antes en Chueca y ahora en la calle Ayala, cuyos tacos pastor son espectaculares.
http://www.tepic.es/
Órale¡
Ahogados, asfixiados, ateridos, hambrientos… padres protegiendo a sus familias, buscando darles de comer, un espacio seguro, el mero hecho de poder cruzar de una calle a otra sin que te descerrajen un tiro. Los españoles sabemos de qué va el asunto, nos fuimos a Argentina, a México, a Alemania, a Francia, a Bélgica, en busca de un futuro y provocamos la misma respuesta xenófoba, las mismas interrogantes, el mismo populismo y los mismos recelos, nos vienen a quitar el pan, a dejarnos sin trabajo… A la larga, toda esa savia fortaleció los respectivos países, por lo que la pregunta no es cómo detenerles -las fronteras inexpugnables son una fantasía-, sino cómo asimilarles, cómo proveer fondos extraordinarios, cómo reagruparles familiarmente, cómo tramitar asilos y alimentarles y blindar la tarjeta sanitaria, cómo facilitar que aprendan el idioma para que se pongan a buscar trabajo cuanto antes, porque nadie quiere marginación ni dependencia, ellos los primeros. Pero más allá, debemos seguir haciéndonos preguntas: ¿a qué se debe esta oleada de desesperación?, ¿cuáles son las raíces que están secando la credibilidad europea? Algo tendrá que ver la precariedad laboral, las bolsas de pobreza, la economía sumergida, la desigualdad pavorosa… Siempre me pregunto lo jodida que tiene que estar una persona para encajarse en el tren de aterrizaje de un avión o meterse en una maleta certificada o subirse a un bote hinchable y comenzar a jugar al ajedrez con la muerte. La respuesta siempre es categórica: tiene que estarlo a un nivel que mi mente de europeo acomodado no pueden concebir. Concertinas, muros, fosos, soldados, cuotas, devoluciones… ¿realmente a usted le detendría algo si ve a su hijo morirse de hambre? Estos movimientos serán uno de los grandes retos que tendremos que afrontar en el siglo XXI. El demonio no está solo, sino bien relacionado con el resto de comensales que se van sentando al festín caníbal, la sostenibilidad medioambiental, el control del clima, la pobreza extrema, la planificación urbana, las energías renovables… Y mientras estoy aquí soltando obviedades, alguien se ahoga cerca de Kos, alguien recibe un pelotazo en la limes húngara, alguien se monta en una embarcación inverosímil en la costa libia, un traficante de personas continúa lucrándose, un militante de extrema derecha engorda su crédito político…
Comenzamos la temporada a lo Peter O´Toole
De IGNACIO DEL VALLE | domingo, 6 de septiembre de 2015 | 15:20
Aquí estamos de nuevo, y nada mejor que comenzar la temporada entrando a la manera de Peter O´Toole en el show del señor Letterman. Si la expresión "tener clase" fue inventada para alguien, fue para el gran O´Toole: Ni se despeina. Y no se pierdan al camello.
Ha llegado el momento de tomarse un descanso, El marfil de la torre volverá en septiembre con nuevos proyectos. No olviden que mi sección AFINANDO LOS SENTIDOS descansa en julio, pero en agosto volveremos a nivel nacional dentro de JELO EN VERANO, Onda Cero. Que disfruten del sonido de las cigarras con una gélida cerveza en la mano.
Eureka, la historia vuelve a recorrer sus ciclos, la famosa moda de los nudillos que tan primorosamente sigue, por ejemplo, Kristen Stewart, era ya cosa superada por Federigo Gonzaga, Duque de Mantua, allá por 1529. Estos italianos ya eran trendys -nunca han dejado de serlo-, fíjense en la manita que apoya sobre el perro. Este cuadro de Tiziano pueden disfrutarlo en El Prado, aunque lo que resulta de verdad espectacular es el jubón azul. Por cierto, lo encargó para encontrar esposa, el perrito significa fidelidad conyugal y el rosario que ya dejó atrás su pasado disoluto, como si fuera un perfil en una página de contactos. Lo dicho: marca más tendencia que Cara Delevigne.
Recibía correos regularmente de lectores quejándose de lo difícil que era encontrar ejemplares de "Cómo el amor no transformó el mundo". Ahora ya pueden disponer del ebook en Amazon. Publicado en 2005, y tras una nueva corrección, sigo firmando cada una de sus líneas. Espero que lo disfruten.
The city had fallen. We came to the window of a house drawn by a madman. The setting sun shone on a few abandoned machines of futility. I remember, someone said, how in ancient times one could turn a wolf into a human and then lecture it to one's heart's content.
CHARLES SIMIC
Si imaginariamente el mundo se dividiese entre los que son de Faulkner o de Steinbeck, yo soy de Steinbeck. Como autor, me da tanta envidia como asombro comprobar que el escritor californiano escribe cosas como “A un dios desconocido” solo con 31 añitos, o termina un portaaviones literario como “Las uvas de la ira” a los 37. Salvo dos o tres obras que no me interesaron, leo asiduamente a John Steinbeck, y entre sus recomendaciones he adoptado varios consejos: desconfiar de las escenas demasiado brillantes, porque normalmente suelen estar fuera de lugar; ser honesto con lo que cuento; rodear las partes que no acabo de concretar para retomarlas más adelante y no detener el avance; y escribir sí o sí una página diaria. Steinbeck conservó toda su vida una característica que resulta esencial para todo el que desee escribir: la curiosidad de un niño; y aunque en sus novelas las cosas son blancas o negras, sin matizar demasiado, esa misma radicalidad se contagia en la intensidad de la escritura, porque Steinbeck odia o ama lo que cuenta como si le fuera la vida en ello. Cuando uno comienza a leer sus libros, sabe que únicamente puede estar con él o contra él, no hay medias tintas, pero también nos recuerda que somos animales solitarios, y que uno de los mejores métodos para no sentirnos tan solos es contar y escuchar historias. Steinbeck convierte lo local -el valle de Salinas- en algo universal, y mezcla con un estilo claro y elegante las lecciones aprendidas de Scott Fitzgerald, Hemingway, Stephen Crane o Jack London. Todo el mundo recuerda “La perla” o la mencionada “Las uvas de la ira”, pero yo soy un gran admirador de una obra total como es “Al este del Edén”, remozando el mito de Caín y Abel, lleno de historias y digresiones sobre temas capitales, amor, verdad, mal, sexualidad… al tiempo que perfila uno de los mejores malos de la literatura: la despiadadísima Cathy Adams. Asimismo, soy un incondicional de sus libros de viajes, “Por el mar de Cortés” o “Viajes con Charley, en busca de América”, sin olvidar que Steinbeck es el guionista de una de mis pelis preferidas, “Viva Zapata”, de Elia Kazan, con un Marlon Brando que protagoniza una de las alegorías políticas más redondas del cine.
Probablemente sea uno de los mejores poetas del país. Lo mejor de su obra.
A mí, que ya saben que me va la marcha americana, me parece que este escritor es uno de los grandes en un país lleno de ellos. Cuentos para aprender a escribir cuentos.
Un best-seller bien escrito, bien estructurado y con una historia que contar.
Pues el mismo título lo dice...
Esa es la nueva ley que los ciudadanos han impuesto a la política: negociación, negociación y más negociación. Cada obstáculo debería estudiarse con sus peculiaridades sin estar sometidos a grandes marcos ideológicos, para no limitar la capacidad de pactos y lograr avanzar día a día, problema a problema. Ciertamente, esta dinámica no responde al ADN “absolutista” de los partidos, pero el mundo líquido que adelantaba Zygmunt Bauman nos impone una diversificación y complejidad que, si bien en un principio puede dar una falsa sensación de coagulación, a la larga será beneficiosa, aunque solo hasta que los partidos emergentes comiencen a jugar al tacticismo político -que sucederá, no lo duden-. Y hasta que ese caleidoscopio gire a tal velocidad que solo distingamos uno o dos colores, la alegría cromática nos dará la impresión de que hay un cambio aunque la política sea siempre vieja. Todo esto se veía venir, pero habrá todavía muchas sorpresas, sobre todo en las alianzas “contranatura” que se producirán a medida que el pacto social vaya mudando de piel; tampoco depositen demasiadas esperanzas, mi abuela decía que “siempre ye menos de lo que parece”, y la realpolitik se encargará de que mengüen las expectativas porque todo el mundo tendrá que ceder si quieren llevarse algún gato al agua. Lo importante es que la información continúe circulando y que los ciudadanos compremos más periódicos para poder fiscalizar qué hace cada uno, cuánto de nuestro dinero se están gastando y cómo. Todo a fin de localizar la siguiente fractura para volver al bipartidismo, quizás aumentar al heptapartidismo o sencillamente cambiar el mazo de cartas y barajar de nuevo. No puedo negar que a pesar de mi escepticismo siento cierta alegría porque lo que ha sucedido ejerce de antídoto contra la frustración, y de que se logre efectuar una reforma decente de las instituciones y un rendimiento de cuentas ante los que votamos, dependerá que en el futuro podamos enfrentarnos a distopías políticas que están mucho más cerca de lo que parecen, solo hace falta mirar Rusia o China. De momento, me tomo mi café, que no es para todos, pero si le apetece puedo invitarle a uno.
Jaques, uno de mis cuentos preferidos del ebook Caminando sobre las aguas, Suburbano Ediciones, Miami.
En The Walker, una película de Paul Schraeder muy minusvalorada -cuando no directamente ninguneada-, un colosal Woody Harrelson hace de gay con muchísima pluma -qué contraste con el Martin Hurt de True Detective-. Y te lo crees, de ahí el punto. Por lo que a mí respecta, la cinta merece una revisión, por sus estupendos diálogos, por la actuación de Harrelson, por la presencia demoledora de Lauren Bacall, y porque sencillamente Paul Schraeder es el guionista de Taxi Driver. Para muestra de los diálogos, un botón:
-¿Por qué eres siempre tan educado? -le preguntan a Carter Page III, alias Woody Harrelson.
-Es mi respuesta al caos.
De todos los cuadros que he visto en los museos de Madrid -y yo creo que en el mundo-, éste es el más triste. Con mucho. Quizás en este blog no se refleje del todo la emoción de este "Despedida" de Max Beckmann que se encuentra en el Thyssen, pero yo les aseguro que cuando se está a medio metro se desprende una tristeza tan inmensa, tan cruda, tan desesperada, que te deja mal cuerpo para los siguientes cuadros, y por eso resulta imprescindible. Hay toda una historia que nos cuenta esta pintura, ¿se está marchando?, ¿regresa?, ¿qué ha sucedido entremedias?... Cada uno puede imaginarlo, y esa es la magia.
We will never give up: James Salter is still on the run
De IGNACIO DEL VALLE | miércoles, 6 de mayo de 2015 | 11:03
Confirmada la candidatura de JAMES SALTER para el PREMIO PRINCESA DE ASTURIAS DE LAS LETRAS 2015.
JAMES SALTER CANDIDATURE TO THE PRINCESS OF ASTURIAS AWARD FOR LITERATURE 2015 HAS BEEN ACCEPTED.
En esta novela se cumple a la perfección la teoría del iceberg, es más importante lo que se intuye que lo manifiesto, el silencio que corre bajo las palabras como el aire caliente se deslizaba bajo los ladrillos de las termas romanas. Su autor, Julien Gracq, es un consumado maestro en estos lances; con dos personajes, un antiguo soldado y una doncella, y un tercero, el amigo del soldado y señor de la casa, a quien aguardan, nuestro escritor elabora el relato de una espera. Intimista y sugestivo, a ratos agobiante, opresivo, Julien Gracq desenrolla largas frases solo por el placer de paladear su tempo, obligándonos a leer con mucha atención, para hablarnos de un “Godot” que puede o no llegar. Eso no es lo importante. “Siempre me ha gustado, desde que era pequeño, sentir a mi alrededor sumergirse una casa completamente cerrada en el crepúsculo”. Lo importante es la atmósfera, que nos recuerda a otras novelas, “El mar de las Sirtes”, “Los ojos del bosque”, “En el castillo de Argol”… siluetas esquivas, delirios moderados, zonas maliluminadas, sensualidad, rondas nocturnas por largos pasillos con las llamas del candelabro reflejándose en inmensos espejos. Estar dentro de una novela de Julien Gracq es una sensación, y se parece a ver el “Orpheo” de Cocteau, a ir detrás del músico en su ascenso de los infiernos rogando porque nunca vuelva la vista atrás. Esa tensión, esa incertidumbre. Esa emoción contenida. “A la derecha, al fondo de su cauce, un rápido sacudió el bosque, breve y feroz, como un animal que sale al descubierto, y esparce tras de sí por la campiña una capa de limaduras desechas“. En este libro usted se irá desangrando espiritualmente, como si estuviese en una bañera de agua caliente, “una sequía definitiva para toda una región de recuerdos, emociones e imágenes”, siguiendo la máxima de Valery, “escribir bien no es decir exactamente lo que se quería decir, sino decir mejor”. Si al final se ha quedado con ganas de más Julien Gracq, puede acercarse a otra novela también recién publicada, “La Península”.
Como en su momento estuvieron de moda los gintonics y la cerveza artesanal, ahora les ha dado por explorar las posibilidades del vermú. Siguiendo el zeitgeist, me he puesto manos a la obra: un vermú los sábados por la mañana en alguna terraza es uno de los grandes placeres de la vida. Los productores trabajan continente y contenidos y han proliferado nuevas opciones, tras probar unos cuantos, sigo fiel a mi vermú de cabecera: Yzaguirre, rojo reserva. Con una corteza de naranja o aceitunas. El blanco reserva también está muy rico.
Solo con leer la dedicatoria de “Ecuatoria”, la nueva novela de Patrick Deville, ya puedes intuir que aquí hay tomate: “A Brazza y otros héroes como él, traidores e indecisos”. No había leído la anterior novela del francés, “Peste & Cólera”, pero me decidí a acercarme al autor y no quedé defraudado. “Ecuatoria” es una novela-crónica de estructura tornadiza que parte de la aventura de Pierre Savorgnan de Brazza, el fundador de la capital congoleña, Brazzaville, pero pensar que va solo de colonialismo es como pensar que “Mad men” va solo de machismo y dry martinis. Deville despliega ante nosotros una tela de araña histórica y temporal que conecta a un desterrado Ovidio en el Ponto Euxino -a saber qué le hizo a la nieta de Augusto-, con Stanley, Julio Verne, Albert Schweitzer, Celine, Livingstone, Pierre Loti, Conrad, y lanzando sus últimos y pegajosos hilos a los conflictos angoleños protagonizados por el Che, Jonás Savimbi y Agostihno Neto -cuyo cadáver continúa congelado y perdido en algún lugar de Rusia-. “Ecuatoria” nos habla de un retal de África que comprende el Congo, Angola, Gabón, Santo Tomé -cuyos golpes de estado de andar por casa son de antología-…, y nos habla de unos hombres y unas mentalidades diferentes, capaces, como Henry Morton Stanley -sí, el de “Livingstone, I presume”- de cruzar todo el continente llevando consigo champán para servirlo caliente en cubiletes de plata, o como Albert Schweitzer, de remontar los ríos en vapores, vestido de blanco, con un equipaje de setenta baúles y un piano para tocar a Bach por las noches. Imagínense. Como escribía Conrad, estos hombres estaban nutridos de ilusiones, porque “si no renunciarían pronto a la vida y ese sería el final del género humano”, pero también son, como escribe Deville, “vidas destrozadas por la tentación del heroísmo”. Yo me lo he pasado estupendamente leyendo esta mezcla iconoclasta de historia, reportaje, biografía, novela, que cruza tantos géneros como fronteras, una muestra más de la vitalidad de la literatura, ese muerto que cada año se entierra y cada año se va de romería.
La editorial Suburbano de Miami acaba de publicar mi ebook de cuentos "Caminando sobre las aguas".
Suburbano ediciones from Miami have just released my short-stories ebook "Caminando sobre las aguas",
Los días 10 y 11 de abril estaré en Santander, en el I Congreso de Periodismo Cultural. Organizado por la Fundación Santillana, Fundación Botín y el Ayuntamiento de Santander. Les esperamos en el Palacio de la Magdalena.
http://www.fundacionsantillana.com/actividades/detalle/219/10-y-11-de-abril-de-2015-i-congreso-de-periodismo-cultural/
Últimamente le he dado muchas vueltas a la noción de conciencia, y los últimos estrenos de cine y noticias no han sido ajenos a esta cuita. Desde “Autómata” hasta “Ex Machina“, pasando por las últimas advertencias de Stephen Hawking alertando acerca del peligro de que la inteligencia artificial liquide a nuestra especie. Visto con frialdad, sería el siguiente paso lógico en la evolución, y estoy convencido de que la “Singularidad“ no queda lejos, ese instante en que una máquina con acceso a todos los motores de búsqueda en la red, y tras millones de datos cruzados, da el paso que nosotros dimos hace miles de años y baja de su árbol particular con una sencilla pregunta: ¿quién soy? Personalmente creo que se trata de una mera cuestión de tiempo, nosotros somos máquinas biológicas, y el proceso de acumulación de datos hasta interconectarlos de forma aleatoria nos llevó un periodo determinado, hasta que hubo una erupción de pensamiento abstracto, se afilaron las piedras y alguien dibujó una cabeza de caballo violeta en la anfractuosidad de una cueva. Una vez que el robot decida quién es, comenzará a hacerse otras preguntas, a sentir, a emocionarse, a enamorarse, a odiar… y entonces, al igual que los replicantes de Blade Runner, ¿quién podrá negar que son nuestros iguales? En realidad, y como decía Orwell, ellos serán más “iguales” que nosotros, ya que en poco tiempo el humano biológico empezaría a acumular desventajas en todos los órdenes, potencia racional, capacidades físicas, y ni la santísima trinidad de las reglas de Asimov podrían protegernos. Surgen entonces ominosos nombres, Terminator, HAL, Yo, Robot, episodios de Black Mirror… “¿Solo una máquina?, le decía el robot Cleo a Antonio Banderas, eso es como decir que tú eres solo un simio”. Con esa sencilla réplica el autómata nos colocaba los siguientes en el disparadero, como el Homo Sapiens le dio pasaporte a los Neandertales. ¿Soluciones? Bueno, yo nunca he sido un héroe, así que me voy pidiendo que me descarguen en un cubo de memoria, como proponía John Varley, y que me introduzcan en un soporte más duradero que el actual. No será lo mismo, pero siempre cabrá la posibilidad de la inmortalidad. No lo llamen traición, llámenlo adaptación: la esencia misma de la humanidad.
Porque tiene 61 años. Porque está estupenda. Por ese movimiento de caderas. Porque es la cantante que cantaba "No more "I love You`s". Porque parece que canta "Take me to the church" con Hozier , pero cambia a "I put a spell on you" y se cae la iglesia... Y porque quien lo probó, lo sabe.
Les presento a Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, y uno de los mayores tocapelotas de la historia. Correo mayor del reino, libertino, bebedor, temerario, amante del lujo, jugador, y una de las plumas más afiladas del Barroco. Arruinó y se arruinó, lo desterraron un par de veces por lenguaraz y por sus excesos, y lo liquidaron misteriosamente, quedando el crimen impune. Su bio no tiene desperdicio, sus sátiras de los Grandes de España no dejan títere con cabeza, y también fue el creador de uno de los poemas más brillantes de la literatura. A la vuelta de su primer destierro en Nápoles, nada más pisar la corte madrileña, no se le ocurre más que escribir estas líneas:
Vuelvo a Madrid
y no conozco el Prado
y no lo desconozco por olvido
sino porque me consta que es pisado
por muchos que debieran haberlo pacido.
Lo dicho: tan grande como sin remedio...
En alguno de mis viajes a Latinoamérica -ya no es políticamente correcto decir Hispanoamérica- todavía te encuentras con algún individuo que te mira como si hubieras estado con Alvarado en la matanza de nobles mexicas, o que te reprocha que Balboa y sus hombres salieran vivos de la trampa del Darién. Si tengo humor ese día, les replico que cuando estuve en Casablanca no se me ocurrió echarles en cara los ocho siglos que los musulmanes ocuparon España -de hecho, ni siquiera existía como tal-. Viene a cuento aquella famosa escena de “La vida de Brian”, cuando el líder de los miembros del Frente de Liberación de Judea pregunta resentido qué nos han dado los romanos: el acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino -y mira que vamos a echar de menos el vino...-, los baños públicos, la ley y el orden, la paz… le van respondiendo sus acólitos. Y debemos recordarla especialmente ahora que se ha producido una reacción de intolerancia xenófoba y religiosa contra el Islám debido a cuatro chiflados, incluyendo el estúpido cambio de nombre de la Mezquita de Córdoba por Catedral de Córdoba. La Historia funciona por acumulación, no hace falta más que darse un paseo por Mérida y mirar las diferentes capas de las murallas de la Alcazaba que, como hojas de un almanaque, van descubriendo las raíces cristianas, islámicas, visigodas, romanas… o visitar la Alhambra -a partir de ahora podemos llamarla como a la selección de fútbol, La Roja- y descubrir en su interior plantado “por mis atributos” el palacio renacentista de Carlos V. El garrulismo campa por sus respetos, y sus soluciones son tan radicales como cegatas: ni por mucho liquidar el patrimonio sefardí van a borrar la imbricación judía en España, ni pasando la goma por Filipinas como hicieron los gringos en un necio intento, se esfumarán cuatrocientos años de presencia española. Siempre hay una Troya debajo de Troya. A esta altura del artículo, cabe ya preguntarnos qué nos han dado los “moros”: palabras hermosísimas como adalid, alhaja, elixir o cénit -así hasta diez mil más-; el patrimonio intelectual de Averroes, Maimónides -aunque un amigo me señala que este era judío...- o Avicenas; aljibes resplandecientes como el de la Casa de la Veleta en Cáceres; el álgebra y la trigonometría; la química de los perfumes, tinturas, medicinas…
Del 13 al 15 de marzo estaré en el Festival Collbató Negre. Un placer rodearse de sospechosos habituales.
https://somnegra.wordpress.com/2015/02/22/ii-festival-internacional-de-novela-negra/
La chica se llama Alice Wilkie, era una de las Ziegfeld Girls. La foto es de Alfred Cheney Johnston. Y les puedo asegurar que está tomada en ¡1925!
"He visto siempre por todo lo que he peregrinado que estos ricachos poderosos, muchos de ellos, son ballenas, que, abriendo la boca de la codicia, lo quieren tragar todo, para que sus casas estén proveídas y su renta multiplicada, sin poner los ojos en el pupilo huérfano ni el oído a la voz de la triste doncella, ni los hombros al reparo del flaco, ni las manos de caridad en el enfermo y necesitado; antes con voz de buen gobierno, gobierna cada uno como mejor vaya el agua a su molino. Publican buenos deseos y ejercítanse en malas obras, hácense ovejitas de Dios y esquílmalas el diablo".
GUZMÁN DE ALFARACHE. Mateo Alemán. 1599.
Este thriller rompe los esquemas desde el minuto uno. Whitaker delgado hasta lo irreconocible, y Bloom masticando el acento sudafricano. Dura, dura.
Peli española, con este tipo de producto sí podemos competir. Barbara Lennie mete mucho miedo.
La historia es tan absurda y delirante que fue real.
Otra peli española. Mateo Gil le echó valor al intentar hacer la segunda parte de "Dos hombres y un destino". Le salió bien, para sorpresa general. Valiosa.
Con la muerte de José Avello se va el hombre que escribió la segunda mejor novela sobre Oviedo, junto con Clarín, espléndida, compleja y honesta. Y lo dice uno que nació en Vetusta.
La cosmética es algo muy sugestivo cuando se trata de la belleza, pero no cuando lo que nos jugamos es el futuro. Los pactos bipartidistas contra el terrorismo quedan muy chulos para la foto, aunque en este caso no sean serios, sino una manera de marear la perdiz, como aquella anécdota que contaba Plutarco sobre Alcibíades, que compró un hermoso y carísimo perro y luego le corto el rabo; cuando se lo echaron en cara alegando que la ciudad entera le ponía a caldo, él contestó riendo: “Pues entonces está sucediendo justo lo que yo quiero, pues pretendo que los atenienses hablen de eso, para evitar que digan algo peor de mí“. Lo que es realmente importante es que los actores se den la mano después de consensuar un gran pacto de estado educativo, y hoy que “griegos estamos”, en la línea de la “enciclopedia”, o sea, una educación en círculo o panorámica, moderna, crítica, secular, metódica y sobre todo unitaria para evitar la disgregación del conocimiento en cada ciclo político. “Es la economía, estúpido”, repetía Bill Clinton en su célebre campaña del 92, y si en 2015 no aplicamos su variante cultural, lo que fracasará será todo un país y su modelo democrático de convivencia. Cada palabra mal puntuada, cada frase mal resuelta, cada burrada geográfica o histórica, es un paso atrás en la comprensión de la realidad, y por lo tanto un espacio vacío que se deja a la colonización, ya sea de otra cultura u otra ideología. “Pensar en generaciones, no en elecciones“, decía Ángel Gabilondo; inversión -que no gasto-, formación del profesorado, disciplina, esfuerzo, objetivos, estructura tecnológica, bilingüismo, elasticidad, excelencia en la educación pública, son algunos conceptos a tener en cuenta, y recordar que el conocimiento es divertido, lúdico, y una vez que se adquiere el vicio, es insaciable. Nicola Porpora, Luis Vélez de Guevara, Paul Thomas Anderson, San Agustín o Lacan, Sigmar Polke, Otto Preminger, Doctorow, Plank, Tycho Brahe, The Black Keys, Pissarro, Edgard Neville… deberían ser moneda común en las conversaciones, y si alguno no te suena, tendría que disparar las alarmas para enterarte ipso facto. Y esto, desengáñense, no es elitismo ni alta cultura, esto es lo normal.
Desde hace unos años el blogger Neal Pasricha, seguramente harto de la retahíla de malas noticias y con una separación en ciernes, se puso a la tarea de enumerar cosas gratuitas y universales que ayudaban a sonreír. El resultado es “1000 awesome things”, un simpático inventario que te energiza, y que obvia por unos momentos a la chusma que se hace pasar por seguidores de fútbol, despropósitos como cuadros que tardan veinte años en terminarse o dislates como que Santi Potros -recuerden la masacre de Hipercor- haya pisado siquiera la calle. Contra el absurdo, algunas iluminaciones: el olor a gasolina; volver a dormir en casa tras un largo viaje; escuchar a una pareja contar cómo se conocieron; ser capaz de abrir la tapa de un bote cuando nadie ha podido; cuando te sujetan la puerta del ascensor; recordar por fin de qué conoces a una personas tras mucho titubeo; descifrar cómo funciona el mando de la ducha en un hotel; cuando te dicen que aparentas ser más joven de lo que eres; aparcar el coche a la primera; cuando eres el primer tipo que aplaude en un evento, y luego todos te siguen; llevarse las toallas y todo lo que podamos arramblar de los hoteles; ver a tus padres bailar; cuando alguien te cuida durante una enfermedad; mirar pasar nubes; comerse el postre que rechazan tus compañeros de mesa; ver las fotos de tu novio o novia cuando eran unos chiquillos; disfrutar un rayo de sol cuando hace mucho frío; tener un orgasmo; cuando te dan mal la vuelta de una compra -a tu favor-; las llamadas de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; el olor de un aire realmente limpio; los tupper de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; lograr encender un fuego sin utilizar gasolina; comerse un taco sin que se te desparrame; cuando el camarero te invita a una cerveza; sorber los spaghetti; hacer reír a un bebé; ir de copas con un amigo tras una semana malísima; conseguir que no se mueran las plantas; esos raros momentos en que estás solo en una playa; cuando alguien te deja el sitio en un transporte público; que te salga el naipe adecuado durante una partida de cartas; encontrar en un pantalón un billete de veinte euros olvidado; cuando aprendes una nueva palabra en otro idioma; el sonido de las patatas fritas al comerlas; cuando tu móvil está a punto de descargarse y encuentras un enchufe y aparece el rayito verde de alimentación…
Afinando los sentidos o la piedra de Sísifo
De IGNACIO DEL VALLE | viernes, 6 de febrero de 2015 | 13:45Un recordatorio de que en mi sección cultural de Onda Cero, AFINANDO LOS SENTIDOS, todos los viernes -incluidas fiestas de guardar- continuamos inasequibles al desaliento. A pesar de que las últimas estadísticas indican que el 55% de los españoles no lee, somos decididos defensores de la máxima "Quien resiste, gana". Hoy a las 19.30, bajo la batuta del gran Arturo Téllez, seguiremos empujando la piedra de Sísifo: pensamiento, recomendaciones cinematográficas, musicales, literarias, entrevistas que abarcan todo el panorama cultural... Somos descendientes de Blas de Lezo, no nos rendiremos...
Dicen los que saben que la filosofía hace mucho que ha quedado rezagada en su afán por explicar la realidad, y que son las ciencias, genética, biotecnología, matemática… las que han recogido la mortecina antorcha para seguir el avance epistemológico. Una de las más sugerentes es la Física, una rama en la que hasta los términos utilizados para describir fenómenos o estados de la materia difíciles de comprender para los profanos, resultan atractivos. Materia oscura, principio de incertidumbre, quark… entre todos, la disciplina cuántica exige del espectador un esfuerzo de concentración tal, que va contra el sentido común, la lógica o la mera intuición de la realidad cotidiana. La física newtoniana que rige a nivel de calle comienza a sufrir extrañas distorsiones a nivel subatómico; las ecuaciones lineales comienzan a delirar, obligando a cambiar el marco dialéctico donde la lógica determinista funciona, para inventarse otra en que la probabilidad es la nueva emperatriz. La cuántica nos susurra que una partícula no se encuentra en un solo sitio, sino que podría estar en muchos a la vez, en tu cocina, girando alrededor de Júpiter, enterrada bajo el hielo de la Antártida. La cuántica demuestra que el pasado o el futuro son indefinidos, que no hay un solo pasado o un solo futuro. La cuántica insinúa que si una partícula no toma un solo camino, sino todos los caminos posibles, y a la vez, extrapolándolo a lo macro, un individuo podría estar viviendo 500 vidas distintas a la vez, todas las posibilidades que se le puedan ocurrir. Tras ese velo de Isis, en ese crisol secreto donde las partículas elementales ejecutan sus bailes inmarcesibles, la certeza se derrite y se fraguan multiversos en los que usted podría estar casado con esa modelo inalcanzable o no se habría salvado de ese accidente por los pelos y estaría criando malvas, aunque también podría ser un organismo ni siquiera imaginable siguiendo unas leyes absolutamente diferentes de las que rigen las galaxias conocidas. La ciencia se ha alzado ya a la altura de la religión, proveyéndonos de tantas esperanzas como terrores. Todos los caminos están abiertos, amigos míos, nos pueden llevar a territorio de ángeles, o al atajo equivocado que tomó aquella nave en la película “Event Horizon”.
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