"He visto siempre por todo lo que he peregrinado que estos ricachos poderosos, muchos de ellos, son ballenas, que, abriendo la boca de la codicia, lo quieren tragar todo, para que sus casas estén proveídas y su renta multiplicada, sin poner los ojos en el pupilo huérfano ni el oído a la voz de la triste doncella, ni los hombros al reparo del flaco, ni las manos de caridad en el enfermo y necesitado; antes con voz de buen gobierno, gobierna cada uno como mejor vaya el agua a su molino. Publican buenos deseos y ejercítanse en malas obras, hácense ovejitas de Dios y esquílmalas el diablo".
GUZMÁN DE ALFARACHE. Mateo Alemán. 1599.
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