Mil cosas estupendas

| miércoles, 11 de febrero de 2015 | 13:29


Desde hace unos años el blogger Neal Pasricha, seguramente harto de la retahíla de malas noticias y con una separación en ciernes, se puso a la tarea de enumerar cosas gratuitas y universales que ayudaban a sonreír. El resultado es “1000 awesome things”, un simpático inventario que te energiza, y que obvia por unos momentos a la chusma que se hace pasar por seguidores de fútbol, despropósitos como cuadros que tardan veinte años en terminarse o dislates como que Santi Potros -recuerden la masacre de Hipercor- haya pisado siquiera la calle. Contra el absurdo, algunas iluminaciones: el olor a gasolina; volver a dormir en casa tras un largo viaje; escuchar a una pareja contar cómo se conocieron; ser capaz de abrir la tapa de un bote cuando nadie ha podido; cuando te sujetan la puerta del ascensor; recordar por fin de qué conoces a una personas tras mucho titubeo; descifrar cómo funciona el mando de la ducha en un hotel; cuando te dicen que aparentas ser más joven de lo que eres; aparcar el coche a la primera; cuando eres el primer tipo que aplaude en un evento, y luego todos te siguen; llevarse las toallas y todo lo que podamos arramblar de los hoteles; ver a tus padres bailar; cuando alguien te cuida durante una enfermedad; mirar pasar nubes; comerse el postre que rechazan tus compañeros de mesa; ver las fotos de tu novio o novia cuando eran unos chiquillos; disfrutar un rayo de sol cuando hace mucho frío; tener un orgasmo; cuando te dan mal la vuelta de una compra -a tu favor-; las llamadas de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; el olor de un aire realmente limpio; los tupper de mamá -aunque no lo quieras reconocer-; lograr encender un fuego sin utilizar gasolina; comerse un taco sin que se te desparrame; cuando el camarero te invita a una cerveza; sorber los spaghetti; hacer reír a un bebé; ir de copas con un amigo tras una semana malísima; conseguir que no se mueran las plantas; esos raros momentos en que estás solo en una playa; cuando alguien te deja el sitio en un transporte público; que te salga el naipe adecuado durante una partida de cartas; encontrar en un pantalón un billete de veinte euros olvidado; cuando aprendes una nueva palabra en otro idioma; el sonido de las patatas fritas al comerlas; cuando tu móvil está a punto de descargarse y encuentras un enchufe y aparece el rayito verde de alimentación…