Yo no quiero ser un chico Almodóvar, yo lo que quiero ser es un chico Berlanga. Sí, quiero actuar en uno de esos esplendorosos planos-secuencia en los que aparecen dios y la madre de personajes, a cada cual más delirante, y donde la farsa, la sátira, el humor negro, la crítica y el esperpento se combinaban en retablos inolvidables. La mala leche de Berlanga ya venía de lejos, según el director, exactamente a los tres años de nacer ya se estaba cagando en la sociedad española; pero el título de este artículo no proviene de tan escatológica declaración, sino del motete con que le bautizó Jesús Franco debido al perfeccionismo con que filmaba cada plano, soltando un sonoro 'vaya cagada' tras cada uno de ellos. Todo esto y más lo visioné en el pase al que me invitó mi amigo Antonio Gómez Rufo, escritor y biógrafo del cineasta, en la sala Berlanga de Madrid, antiguo cine California. José Luis García Sánchez homenajeó al maestro con su película 'Por la gracia de Luis', una historia protagonizada por un rosario de actores que trabajaron bajo la batuta de Berlanga, aunque en realidad fuese una declaración de amor, un abrazo cálido, un beso directamente en los morros, a lo soviético. Y con cada escena, aumentaba mi deseo de ser un chico Berlanga, quería ser Agustín González en 'La escopeta Nacional' para decir la burrada aquella de «baja de ahí y besa los pies a esta santa, que lo que yo he unido en la Tierra, no lo separa ni Dios en el Cielo. Anhelaba dirigirme por aquella dependencia carcelaria de El Verdugo, fría y desolada, hacia una puerta sin retorno bajo su cámara fija y en encuadre picado. Le hubiera echado una firmita a Mefisto por disfrazarme de San Dimas como Pepe Isbert en Los jueves, milagro, y cada ídem aparecer ante Manuel Alexandre y hacer prodigios. Joseph von Sternberg, Kurosawa, Hitchcock, Orson Welles, Billy Wilder, Howard Hawks, Buñuel, Kubrick... Mr. Cagada compite en esa liga, no lo duden. Y a día de hoy, entre tanto chichinabo que consigue una subvención para sus pajillas mentales, don Luis García Berlanga nos ha dejado sobrada muestra de que si las películas son buenas, puedes contar el final, que da exactamente igual. Sucede con Plácido, con Calabuch, con Bienvenido Mr. Marshall... un cine que, como decía Stanley Donen, es otro nivel de verdad, más profundo, el de los sentimientos, el de las emociones, el de los pormenores que hablan de la totalidad. Un cine que te agarra por el cuello y no te suelta, aunque Mr. Cagada seguramente preferiría que su cine fuese como el candirú, ese pez que se aferra al interior del pene. Y tampoco te suelta.
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5 comentarios:
Coincido plenamente en tú elógio a Berlanga. Sencillamente un génio a quién coloco a la misma altura que el "maestro" Billy Wilder, pero con algo más de mala leche y un poquito de humór negro. Tengo dos películas de cabecera, comedias ambas : "Primera plana" de Wilder, por el tratamiento que dá a la prensa sensacionalista, al sistema penitenciario, y al sistema político Norteamericano. Se "cisca" en todos ellos, y creo personalmente que cada dia que pasa, nos parecemos más a la sociedád yanqui, somos una pandilla de histéricos ignorantes.
La otra es "la Vaquilla". El maestro consigue sacarle el lado satírico al drama de la guerra civíl, ¡¡ y de que manera !!.
Le admiré aún más cuando supe que se apuntó a la División Azúl para expiár el pasado repúblicano de sú padre, que habia sido governadór civíl de Valencia, para hacér eso y regresár de una pieza del frente Ruso, habia que "tenerlos" bién colocados.
Coseguír que una dama como Concha Garcia Velasco, a sús sesenta años enseñase el trasero desnudo sin miedos en "París-Tombuctú" también es una proeza, y hay que reconocér, que a pesár de la edád, aquél trasero era bastante estético y bién conservado en aquellos momentos.
En fín, Berlanga es álguien irrepetible.
Berlanga, Fellini, Wilder, maestros cada uno en sú personál estilo.
Un cordiál saludo.
Yo soy un grupie de La escopeta nacional, básicamente porque después conocí a personajes reales y eran exactamente como los retrataba en la película. No exageraba nada¡¡¡
Tienes razón. En sú época conocí a algunos de los "escopeteros" que rodeaban a Franco en las cacerías, y la verdád es que eran tan cutres y patéticos como los personajes que retrata el maestro, eso sí, forrados de dinero por los negocios hechos a la sombra de El Pardo.
Aunque el tiempo pasa, y tenemos los mismos "personajes", solo hay que echár un vistazo a los que están en el banquillo de los acusados por los asuntos de Marbella. ¡¡UFF!!. Ahí Berlanaga tendria materiál para una trilogia, por lo menos.
Coincido plenamente en vuestros comentarios,es un maestro, un genio del ingenio.Yo personalmente me quedo con "Plácido" ("cene con un pobre").Mezcla humor, ternura,ironía...es localista en su forma y en el retrato que hace de la sociedad de la época, pero universal en su fondo.Y estoy de acuerdo Rodericus con lo que has dicho, a pesar de los años muchos de los personajes y mensajes de sus películas siguen estando de actualidad.
Un saludo.
A mí pocas cosas me han hecho reír tanto como Agustin González diciendo lo que yo he unido en la tierra no lo separa ni dios en el cielo...
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