Para los prusianos, la belleza importa tanto como el tamaño. Sólo hay que visitar estas 400 hectáreas: todo es más alto, más lejos, más hermoso. Pegas una patada a una piedra y sale un palacio, crees que no encontrarás otro paseo más largo y el siguiente lo triplica. Neues Palais, la Orangerie, la Casa de Té China, Neue Kammern, Communs, Schloss Sanssousi... Se parece a un extraño cuento de Calvino, cuando estás seguro de que has dado con la casa de un emperador, es sólo la de los criados; una enorme edificación que podría servir a un rey, es únicamente el invernadero. Y la luz en estos bosques.
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