Henry Kissinger no es solo el objeto de la ira de los artículos de Christopher Hitchens, o el premio Nobel de la Paz que alentó -Operación Cóndor mediante- la mitad de los golpes de estado de Latinoamérica. También es el tipo que ha visto pasar diez presidentes de Estados Unidos y que, junto a uno de ellos, Richard “tricky dick” Nixon, estableció relaciones diplomáticas con la China maoísta. Solo por haber sido un observador de primera mano de la sociedad y la política china de las últimas décadas, ya merece la pena leer su “China”. A partir de documentos y conversaciones con sus líderes ha cartografiado la estrategia seguida por el imperio del centro en su ascenso en la escala geopolítica mundial. De entre las muchas cosas apasionantes que podemos sonsacar al libro, destaca la diferente concepción mental que guía a los habitantes del dragón en su gestión de la realidad, basada en el juego del Wei qui, que recurre a la sutileza, a la acción indirecta, a la acumulación paciente de ventajas relativas, en contraposición a la visión occidental del todo o nada del ajedrez. Asimismo, tenemos el viaje de Confucio a Mao con un ritornelo a Confucio, analizando la historia del “Gran Juego” con Corea, India, Vietnam, Taiwán, Japón, las fronteras con Rusia… en la que los ideales de un país chocan de continuo contra los imperativos de la realidad geopolítica. Personajes claves como el mismo Mao, Jruschov, Zhou Enlai, Nehru, Deng Xiaoping, Jiang Zemin… desfilan por sus páginas entreverados con conceptos como el Shi, el arte de comprender la materia en estado de cambio, estrategias tan bizarras como “cómo tocar el culo del tigre y que este no reaccione” o frases redondas como “toda solución siempre es un camino hacia un conjunto de problemas relacionados con ella“. Tras ajustados análisis, la conclusión de Kissinger es que China y Estados Unidos son dos países con una envergadura excesiva para ser dominados, lo que debería obligarles a una coexistencia para no repetir el nefasto precedente de la rivalidad germano-británica durante el siglo XX. Ahora bien, sobre toda la buena voluntad siempre hay una incógnita apuntando como un misil: ¿cuál es el uso real que quiere hacer China de su actual poder?
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3 comentarios:
ADENDUM: este artículo hay que matizarlo con las actuales luchas de poder que se están produciendo, que indica que la "armonía celestial" está un poco perturbada.
No recuerdo muy bién quién dijo aquello de que : " En el momento que se vea la coleta de un chino al oeste de los Urales, Europa estará perdida ".
Razón, no le faltaba. La historia de los últimos doscientos años de China, está plagada de guerras civiles, injerencias extranjeras, decadencia, y por ultimo, la era de Mao, con sus pocas luces, y sus grandes desatres, como el "Gran Salto Adelante", y la "Revolución Culturál".
Dentro del comité centrál del PCC, lo de la "paz celestiál, siempre ha sido una metáfora. Mao tuvo como modelo a Stalin, y una parte de esa filosofía, se ha transmitido a sus sucesores. Las puñaladas por la espalda, están a la orden del día, y estas semanas estamos asistiendo al ultimo, que no final, capitulo de las luchas de poder.
¿ A donde quieren llevar China sus dirigentes ?. Creo que ni ellos mismos lo saben, ocupados como están en mantener el culo en el sillón del politburó.
Mientras tanto, está floreciendo en sus jardines una nueva clase social, una burguesía de nuevo cuño, sin moralidad, reglas, y absolutamente despótica. Cuyo único objetivo es enriquecerse.
Comunismo nominal, y capitalismo salvaje. Un autentico "coctel molotov".
Kissinger me produce admiración y repulsa a partes iguales. Fue alguien que invocando la razón de estado, cruzó demasiadas lineas rojas.
Saludos.
Respondo a la última pregunta con mucho humor: ¿Cuál es el uso real que quiere hacer China de su poder actual?
A la velocidad que instala sus tiendas de ciudad en ciudad, creo que tiene pensado hacerse con el mundo ;)
Saludos
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