La noche del domingo, después de cenar con Alan Álvarez -consulten su myspace- y con un periodista vasco-asturiano con el cual creo estar cultivando una de esas amistades que serán duraderas, nos fuimos a tomar coñac a un local cerca de mi casa. Conversar con determinado tipo de gente sólo te hace más inteligente, estoy convencido de ello, y estos dos son de esa calaña. En un momento dado, el periodista dejó su copa-balón y nos miró con decisión.
-Mira, una vez que te has dado cuenta de que nada merece la pena y todo es un engaño, de que tanto lo absoluto como lo comprensivo no nos sirve para seguir viviendo, lo único que tiene sentido son dos cosas: la búsqueda de la belleza y el lujo, el lujo comprendido como la libertad para realizar el menor número de cosas posibles en contra de tu instinto. Lo demás es propaganda.
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