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| domingo, 1 de agosto de 2010 | 10:51

¿Todavía no conocen a George Carlin?



14 comentarios:

Ilsa dijo...

Es un filósofo-comediante e inteligente y perspicaz.Tiene pasión por la lucha sin sentido, pero te remueve las ideas y te hace pensar.
Nunca antes había escuchado sus monólogos ,pero si creo recordar una película en la que trabajaba"Las aventuras de Bill y Ted " o algo así, , que vi un día en la tele,.Era sobre viajar al pasado, para ver la historia y así aprobar un examen.
Un saludo.

Dar dijo...

Como decía Oscar Wilde: "Todos estamos en las alcantarillas, pero algunos (todavía) miramos las estrellas".

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Hay que formar ciudadanos. Los cambios sólo van a venir de ellos mediante plataformas y firmas y presión mediática. Sólo queda esa salida. Son los consumidores los producen los cambios en los productos. Es lo que hay.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Y hay que recordarlo todos los días.

Dar dijo...

Creo que los ciudadanos primero tiene que volver a ser ciudadanos en vez de consumidores ;-) Recuperar las viejas formas de presión (por ejemplo, las plataformas ciudadanas, la huelga, el boicot, la solidaridad informal) e
inventar nuevas (allí seguramente se os ocurrirán más cosas que a mí).
Siento cierto escepticismo hacia las posibilidades de cambio desde dentro de los grandes medios de comunicación existentes, solo basta con mirar en cuyas manos están. No creo que sus propietarios permitan que estos medios vayan en contra de sus intereses.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Por cierto, gracias por el link. Me reí mucho. Insolencia sobre insolencia.

Dar dijo...

Always happy to oblige :-)
Sí, imagínate el monólogo convertido en dibujos animados, sobre todo el final XD
...y las versiones nacionales, para que la gente no piense que estos son cosas de los yankis.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Y hay que exportar a USA los vídeos del Caudillo, jaja.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Y sus frases lapidarias, como cuando cayó Trujillo: los dictadores siempre acaban mal.

Rodericus dijo...

Magnifico monologo. Cambiando el idioma y los colores de la bandera que describe, es de perfecto encaje aquí también.
El problema de fondo, es el mismo. No vemos la mano que nos estrangula.
Aunque yo soy más pesimista que vosotros, aquí no tenemos la conciencia cívica necesaria como para creár plataformas para defendér los intereses ciudadanos.

Saludos.

Juan Carlos dijo...

Su muerte hace ya dos años fue una gran perdida.
George Carlín podía transformar cualquier tema tabú en una larga carcajada. Celebres son sus monólogos sobre las malas palabras, la religión, el aborto, el sueño americano, entre muchos otros. Todos teñidos de ataques al sistema y críticas a la censura. Se metió en muchos problemas por su mordacidad y desparpajo para tratar temas sensibles para muchos, como la política, religión, el consumo de drogas y las malas palabras.

Es considerado como uno de los grandes del género stand up comedy y exponente de la contracultura en Estados Unidos de América. Su sarcasmo y humor rápido, era celebrado por muchos, pero también considerado insultante para otros. Mordaz, lanzabas sus dardos casi siempre contra el sistema, lo establecido y la censura. “No tengo creencias ni lealtades. No creo en este país, no creo en la religión ni en dios, y no creo en todas esas ideas institucionales creadas por el hombre”, señaló en 2001 en una entrevista a Reuters.

Begoña Argallo dijo...

De política no entiendo ni papa, eso ya lo dije mil veces, pero me pido políticos que sepan dar cabida a la juventud. Que financien deportes, cuesta una verdadera pasta tener hijos con la afición de la equitación por ejemplo. Muchos niños con verdadero talento lo tienen que dejar por falta de medios económicos. Es eso lo que no perdono, que incluso en el deporte solo lleguen los que tienen dinero, y no quienes además de tener talento lo demuestran siendo primeros.
Está el tema sangrante de las drogas, sangrante de veras, los botellones, las muchas asignaturas que jamás se utilizan a tiempo real. Esas que sirven de relleno y que solamente les desmotivan. El tema del trabajo por ejemplo. la juventud si no estudia debe trabajar, y ahí seguimos a oscuras.
No entiendo de política como digo, pero en el tema de la juventud deberían poner más empeño y dar más opciones. Ahí es donde más me decepcionan sus muchas tiritas.

Dar dijo...

Estoy de acuerdo, rodericus, Europa también encaja perfectamente en el cuadro dibujado por Carlin.
En cuanto a tu pesimismo: lo entiendo, es difícil no caer en él viendo los niveles de pasividad y desmovilización. Sin embargo espero que la gente se de cuenta que el poder y los derechos que (todavía) tienen son producto de una larga lucha por ser dueños de sí mismos y por mantener una solidaridad que no se base en la sumisión. Y que todo eso se puede ir al carajo más rápido de lo que nos atrevemos imaginar.
Y antes de que alguien me tache de comunista, me permito esconderme detrás de uno de mis savants favoritos:
"Il ne peut y avoir ni vraie liberté ni justice dans une société si l'égalité n'est pas réelle."
Condorcet, 1793

Juan Carlos dijo...

Totalmente de acuerdo con Dar y Rodericus, el cuadro dibujado por Carlin es de aplicación global.
Dar, una vez más, has dado en el clavo: libertad, justicia e igualdad son tres conceptos íntimamente relacionados, ya que sin uno no son posibles los otros y viceversa. Sin libertad no puede haber igualdad ni justicia. Sin igualdad solo algunos pueden ser libres y estar protegidos por la justicia. Sin justicia la libertad y la igualdad quedan desprotegidas. Por lo tanto, al estar los tres tan interrelacionados, la sociedad no puede permitirse el lujo de renunciar a ninguno de ellos.
Pero también cabe preguntarse hasta qué punto existe esa deseada igualdad. Hay una famosa definición de justicia formulada por Perelman en los años 50, según él, desde el punto de vista formal, la justicia consiste en “tratar igual a los seres pertenecientes a la misma categoría”. Pero esta regla de justicia por sí misma es vacía, de manera que debe ir acompañada de algún criterio material que permita establecer cuándo dos seres pertenecen a la misma categoría y, en consecuencia, cuándo deben ser tratados de igual manera.
Puesto que no estamos en una sociedad de base estamental nos regimos por principios igualitarios de capacidad y mérito y ello es lo que hace que se produzca una justicia distributiva, teniendo en cuenta el mérito, el valor, el rango, etcétera, de manera que el trato entre uno y otro de esos ciudadanos puede ser igual o desigual.
Pero lo que es importante comprender aquí es que la libertad se produce en ese tratamiento de la igualdad de las características, y que son principios el de la libertad y el de la igualdad que casi siempre en los códigos éticos y jurídicos van unidos. También está las diferentes nociones acerca de la igualdad, la igualdad política o participativa, la igualdad “ante” la ley y la igualdad “en” la ley.
Ahora bien, la noción de libertad responde a una concepción “liberal” que se basa en la idea de que los hombres son libres en cuanto no están sometidos a normas: cuantas menos sean las normas jurídicas (menor la intervención del Estado), más numerosas y más amplias serán las esferas en las que el individuo goce de libertad.
Pero la libertad se puede entender también de una manera distinta. Se puede pensar que libre no es quien no se ve coaccionado por los demás en su actuación, sino quien no tiene que obedecer otras normas que las que él mismo se ha impuesto.
Se trata ahora de una noción política de libertad que implica -en el contexto del Estado representativo moderno- el poder para participar en la designación y en el eventual control de los gobernantes y en la elaboración de las leyes.
Por contraste con la concepción liberal, se suele decir que ésta es una concepción democrática y positiva de la libertad que hace hincapié, no en la idea de abstención, sino en la de participación.