Emanaciones del Sombrerero Loco

| domingo, 26 de agosto de 2018 | 12:41


No estoy loco, decía El Sombrerero Loco en el libro de Carroll, solo que mi realidad es diferente de la tuya. He estado reflexionando mucho sobre esta y otras frases de un personaje tan perturbador como complejo. El señor Sánchez y su gobierno poseen la “muchosidad” que decía El Sombrerero, y creo que también aspiran no a una realidad política, sino a una realidad psíquica. Un marco que transforme lo imposible o lo increíble en algo de andar por casa. Por ejemplo, inaudito es tirar de decreto para puentear uno de los resortes de control sobre el endeudamiento presupuestario como es el Senado, rompiendo el equilibrio de poderes y minando el sistema constitucional. Así se comienzan a vaciar las competencias de ciertos organismos, y no estoy haciendo comparaciones con ciertos regímenes que vienen a las mientes, pero por algo se empieza. Otro botón: inverosímil es que un funcionario como el juez Llanera, que se ha estado partiendo la cara contra unos golpistas, ahora se vea sin protección ni cobertura legal ante la demanda -igualmente quimérica- de un delincuente como Puigdemont y su tropa. Otra muestra: se permite la reapuertura de las embajadas catalanas cuando se ha demostrado una y otra vez que son instrumentos de propaganda independentista -y no precisamente para vender cava o fuet-, que hacen mucho daño en el exterior. Podría seguir muchas líneas, y dejo para otro artículo la fastidiosa costumbre de cambiar a todo dios cuando muda el signo político -más de seiscientos cargos, muchos utilizados como canonjías-, cuando hay organismos -Instituto Cervantes, TVE, etc…- que deberían estar blindados contra los vaivenes políticos. Pero lo dicho: hoy no toca. Ya sabemos que cada paso que dé el señor Sánchez va a estar condicionado tanto por Podemos como por los nacionalistas, cuando no directamente atornillado. Ante la opción de convocar elecciones, se prefiere continuar artificialmente en el poder a base de crear realidades cada vez más fantasmales y alejadas tanto del ciudadano como de Europa. Esos presupuestos que se suponen progresistas y progresivos no harán más que crear sombras que se concretarán en dolorosas que pagaremos todos, la izquierda, el centro -si existe- y la derecha. Sobre el concepto que tiene Sánchez del poder, una forma dúctil, elástica, en la que cabe todo con tal de no perderlo, las emanaciones del Sombrerero Loco tienen un campo abonado para cualquier tipo de experimento que conlleve la necesidad ciega, esa nebulosa estimulada por nacionalistas, populistas y ultras, conveniente para llevar a cabo sus propios designios. ¿Sabes cuál es el problema de este mundo?, resuena de nuevo El Sombrerero en mi cabeza, que todos quieren una solución mágica a los problemas, pero todos rehúsan creer en la magia. Pues eso, que solo hace falta creer en la magia. Hay que reflexionar. Hay que hacerlo.