Porque tiene 61 años. Porque está estupenda. Por ese movimiento de caderas. Porque es la cantante que cantaba "No more "I love You`s". Porque parece que canta "Take me to the church" con Hozier , pero cambia a "I put a spell on you" y se cae la iglesia... Y porque quien lo probó, lo sabe.
Les presento a Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, y uno de los mayores tocapelotas de la historia. Correo mayor del reino, libertino, bebedor, temerario, amante del lujo, jugador, y una de las plumas más afiladas del Barroco. Arruinó y se arruinó, lo desterraron un par de veces por lenguaraz y por sus excesos, y lo liquidaron misteriosamente, quedando el crimen impune. Su bio no tiene desperdicio, sus sátiras de los Grandes de España no dejan títere con cabeza, y también fue el creador de uno de los poemas más brillantes de la literatura. A la vuelta de su primer destierro en Nápoles, nada más pisar la corte madrileña, no se le ocurre más que escribir estas líneas:
Vuelvo a Madrid
y no conozco el Prado
y no lo desconozco por olvido
sino porque me consta que es pisado
por muchos que debieran haberlo pacido.
Lo dicho: tan grande como sin remedio...
En alguno de mis viajes a Latinoamérica -ya no es políticamente correcto decir Hispanoamérica- todavía te encuentras con algún individuo que te mira como si hubieras estado con Alvarado en la matanza de nobles mexicas, o que te reprocha que Balboa y sus hombres salieran vivos de la trampa del Darién. Si tengo humor ese día, les replico que cuando estuve en Casablanca no se me ocurrió echarles en cara los ocho siglos que los musulmanes ocuparon España -de hecho, ni siquiera existía como tal-. Viene a cuento aquella famosa escena de “La vida de Brian”, cuando el líder de los miembros del Frente de Liberación de Judea pregunta resentido qué nos han dado los romanos: el acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino -y mira que vamos a echar de menos el vino...-, los baños públicos, la ley y el orden, la paz… le van respondiendo sus acólitos. Y debemos recordarla especialmente ahora que se ha producido una reacción de intolerancia xenófoba y religiosa contra el Islám debido a cuatro chiflados, incluyendo el estúpido cambio de nombre de la Mezquita de Córdoba por Catedral de Córdoba. La Historia funciona por acumulación, no hace falta más que darse un paseo por Mérida y mirar las diferentes capas de las murallas de la Alcazaba que, como hojas de un almanaque, van descubriendo las raíces cristianas, islámicas, visigodas, romanas… o visitar la Alhambra -a partir de ahora podemos llamarla como a la selección de fútbol, La Roja- y descubrir en su interior plantado “por mis atributos” el palacio renacentista de Carlos V. El garrulismo campa por sus respetos, y sus soluciones son tan radicales como cegatas: ni por mucho liquidar el patrimonio sefardí van a borrar la imbricación judía en España, ni pasando la goma por Filipinas como hicieron los gringos en un necio intento, se esfumarán cuatrocientos años de presencia española. Siempre hay una Troya debajo de Troya. A esta altura del artículo, cabe ya preguntarnos qué nos han dado los “moros”: palabras hermosísimas como adalid, alhaja, elixir o cénit -así hasta diez mil más-; el patrimonio intelectual de Averroes, Maimónides -aunque un amigo me señala que este era judío...- o Avicenas; aljibes resplandecientes como el de la Casa de la Veleta en Cáceres; el álgebra y la trigonometría; la química de los perfumes, tinturas, medicinas…
Del 13 al 15 de marzo estaré en el Festival Collbató Negre. Un placer rodearse de sospechosos habituales.
https://somnegra.wordpress.com/2015/02/22/ii-festival-internacional-de-novela-negra/
La chica se llama Alice Wilkie, era una de las Ziegfeld Girls. La foto es de Alfred Cheney Johnston. Y les puedo asegurar que está tomada en ¡1925!
"He visto siempre por todo lo que he peregrinado que estos ricachos poderosos, muchos de ellos, son ballenas, que, abriendo la boca de la codicia, lo quieren tragar todo, para que sus casas estén proveídas y su renta multiplicada, sin poner los ojos en el pupilo huérfano ni el oído a la voz de la triste doncella, ni los hombros al reparo del flaco, ni las manos de caridad en el enfermo y necesitado; antes con voz de buen gobierno, gobierna cada uno como mejor vaya el agua a su molino. Publican buenos deseos y ejercítanse en malas obras, hácense ovejitas de Dios y esquílmalas el diablo".
GUZMÁN DE ALFARACHE. Mateo Alemán. 1599.
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