Las sorpresas de Godello

| lunes, 28 de noviembre de 2016 | 16:26


Ahora que la uva Godello se ha puesto de moda, todo el mundo la quiere, pero hay de todo. He estado probando unas cuantas bodegas -alguien tiene que sacrificarse- y me he encontrado este Louro, hecho en Valdeorras. Untuoso y fresco, muy equilibrado. La Guía Peñín y Parker lo puntúan bien, y yo le doy mi bendición, que no quiero ser menos. Disfruten. 

Conferencias en El Cairo

| jueves, 17 de noviembre de 2016 | 17:49


Estaré en el Instituto Cervantes y en la universidad de El Cairo del 19 al 24 de noviembre 2016. Talleres y conferencias.

I will be at the Cervantes Institute and El Cairo´s university from the 19th to the 24th of November 2016. Leading workshops and giving conferences.

El huevo de la serpiente

| lunes, 14 de noviembre de 2016 | 11:48

Trump no es la enfermedad, es el síntoma. Tras la ironía de Frank Underwood, el presidente ficticio de House of Cards, “la democracia está sobrevalorada“, subyace una pregunta mucho más inquietante: ¿Cómo ha llegado este huevo de serpiente hasta el Despacho Oval? En vez de desgañitarnos contra los populismos, hay que hacer autocrítica. Las políticas neoliberales que han laminado la clase media y el hastío que esto ha provocado entre la población; la dinámica de los media, que prioriza las noticias virales sin contrastar y en los que la mentira es el nuevo marco de la realidad. Si eres un señor de Luisiana -o de cualquier otro lugar del mundo- que necesita tres empleos para poder llegar a fin de mes, no puedes afrontar las coberturas médicas y estás continuamente bombardeado por mensajes falsos, es normal que veas a un inmigrante no solo como competencia, sino como un peligro que te puede arrebatar lo poco que tienes. Añádase a esto la despreocupación por solventar los conflictos internacionales hasta que estos no están picando a tu puerta, y en este caso a tus playas. Evidentemente no podemos minusvalorar el peligro que entraña Trump y el ejemplo público que está dando a las nuevas generaciones, cada uno puede imaginarse el mensaje que proyecta. Pero tampoco nosotros, los “virtuosos”, estamos libres de culpa. Es el momento de que Europa se plantee levantar el “muro de escudos”, que dicen en la serie Vikings, y empiece a lavar su propia colada sin tener que depender del detergente americano. Siempre he dicho que hasta que la Unión Europa no disponga de una política exterior común, con portaaviones en todos los mares, no pintaremos nada en el planeta. Y más ahora que los ingleses están viendo la oportunidad de fortalecer sus lazos -aún más- allende los mares. El caso Trump, aunque sus políticas queden morigeradas por la realpolitik y su “check and balance”, marca un antes y un después en el devenir no solo americano, sino mundial. Fukuyama aseguró en su momento que la Historia se había detenido, pero a mí me parece que este muerto está muy vivo, y tiene un Colt en la mano. 

Patria

| jueves, 3 de noviembre de 2016 | 12:52

Hay un mal que es como una ráfaga de halitosis, un mal silencioso, sin aspavientos, que hace que tengas que marcharte de los sitios con impotencia y rabia. Ese mal es el que describe Fernando Aramburu es su inmensa novela “Patria”, un fresco de la sociedad vasca que describe el proceso de radicalización de una masa que sigue al pie de la letra los procesos descritos por Elias Canetti en su ensayo “Masa y Poder”. La búsqueda de un enemigo exterior, la culpabilización de las víctimas, la adulteración de las leyes, el culto a los héroes, la repetición de una mentira que acaba por transformarse en dogma, el maniqueismo, la conformación del “Volk”, la perversión de los lazos familiares, la corrupción de la amistad… Los diversos personajes que recorren los numerosos capítulos cortos son pedazos prismáticos que van girando para describir las décadas de terrorismo en Euskadi, el efecto de la lucha armada en la cotidianeidad, un retablo privado situado como un Belén a la manera de Scott Fitzgerald, cuando aseguraba que emplazamos la guardia más fornida ante las puertas de la Nada, tal vez porque la condición del vacío es demasiado vergonzosa para ser divulgada. Hay una escena terrible que compendia las 642 páginas: cuando la víctima, ya acosada por los radicales, intenta continuar con sus costumbres, la ruta de cicloturismo dominguero junto a sus cofrades habituales, y de repente el silencio que ha marcado un círculo de tiza a su alrededor, el disimulo, el reproche mudo, la presunción de culpabilidad que termina por herrar su mejilla con un hierro ardiente. Nueve personajes que de una u otra forma, da igual a qué bando pertenezcan, pagan su libra de carne al dios caníbal del proceso armado.  Víctimas, victimarios, padres, hijos, amores, amistades, sueños… todo se lo lleva trampa, como se suele decir, cobrando especial densidad trágica la figura de las madres, ese matriarcado del norte, con sus raíces hundidas en atavismos tenaces que convierten una figura benévola en algo irreconocible. Patria es una novela que bien puede ser merecedora de un premio Nacional de literatura, porque muestra empatía, porque habla de la culpa y la responsabilidad, porque nos recuerda que la libertad, para mantener sus atributos, ha de mantener una dialéctica que anule ese siniestro silencio.