De compras por Fuencarral, entro en una tienda y revuelvo entre unas camisetas. Cuando me decido por una, llamo a la dependienta.
-Hola, quería una talla más de esta camiseta roja.
La chica me mira con asombro.
-No tenemos camisetas rojas.
-¿Y ésta?, se la señalo.
-Esa es color cereza.
-Ah, vale -le indico otra-. ¿Y de esta otra roja tenéis modelos?
La chica me mira como si me faltara un hervor.
-Eso es sandía.
-Ya.
Un poco mosqueado busco alrededor alguna prenda roja y la encuentro.
-Y aquello tampoco es rojo, ¿no?
Entonces la chica me mira como si definitivamente confirmase sus suposiciones.
-Eso es coral.
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