La tómbola del mundo

| jueves, 24 de marzo de 2011 | 9:06

Ya lo decía Marisol, que el mundo es una tómbola que gira y gira y cambia de color. Lo mismo que opina Colum McCann en su Que el vasto mundo siga girando. Esto es lo que yo llamo un novelón, uno de esos libros que retrasas acabar porque te lo estás pasando como un enano y aprendes tanto que es una desgracia que no continúe. Y últimamente ocurre tan poco, ¿verdad? Estamos resabiados, es lo que hay. Pues bien, Colum recrea los setenta en Nueva York en todas las direcciones y en todos los sentidos, con esa estructura que a mí tanto me pone, llámese Magnolia, Crash, Historias de Nueva York, Short Cuts o Grand Canyon. Personajes y más personajes en viajes de la predestinación al caos y vuelta a empezar, prostitutas, millonarias de Park Avenue, sacerdotes de la Teología de la Liberación, hackers muertos en Vietnam, funambulistas colgados del WTC, artistas extraviados en dédalos interiores… Historias centrífugas que convergen y se disparan, todas compartiendo el mismo aire; primera persona, tercera, omnisciente, masculino, femenino; diferentes velocidades dependiendo de la necesidad del contar; poliedros, panópticos, distintas capas de lecturas, un conjunto en el que el todo nos da más información que la mera suma de sus partes, una fragmentación, sí, pero con sentido, no el tocomocho que muchos autores nos quieren colar como novelas. Y nos habla de la decencia, de la crueldad, de la pérdida, de la duda, del amor, de la belleza. Y nos habla, nos habla, nos habla. Una escritura que es, citando a Doctorow, como conducir en la niebla, moviéndose sin saber adónde se va, hasta que las piezas de repente encajan y entonces uno se pregunta: ¿por qué demonios ha sido tan complicado llegar a esto? En ese camino nos deja frases redondas, perlas, zafiros, diamantes, gotas de oro: “Los huesos de su caja torácica parecían un extraño instrumento musical“; “te quiero como al chocolate, como a la nicotina”; “los ejércitos conquistadores terminan por convertirse en prisioneros de sus posiciones”; “le conté la verdad, pero no fui sincera”; “un beso en la boca, intenso como la sal”. El tipo se sale, se lo digo yo. Personalmente voy a leer el resto de sus libros, aunque, siendo francos, lo haré sin ninguna esperanza: resulta difícil encontrar una pértiga que mida lo suficiente como para superar este listón. Eso sí, queda tanto por contar…

10 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Agradezco la nota, después de mucha sequía de lectura por lo que apuntas: aquello que nos intentan colar sin conseguirlo. Si me lo permites apunto el título de un libro que comencé a leer ayer, y que hasta la página 52 en que voy me parece lo jamás escrito o leído: Contigo escucho las estrellas, de Linda Gillard. Dejo una frase al azar porque está lleno de frases que hacen pensar: La ira es un lugar al que nunca voy, un color que nunca me pongo; la dice su protagonista que es ciega, de cuya visión del mundo no quisiera apearme.
Saludos

YO dijo...

Estupendo que hayas disfrutado con la lectura.
Ni idea de quién es ese escritor. Tengo demasiado pendiente como para ponerme ahora con este libro, pero se agradece la recomendación.

Insuperable lo de: "Le conté la verdad, pero no fui sincera". Es perfectamente posible.

Ilsa dijo...

No conocía a este escritor irlandés,pero añadiré el libro a mi lista.Si que soy seguidora de otro autor,también irlandés llamado Gerard Donovan,me sorprendió con su primera obra "El telescopio de Shopenhauer",y me cautivó con la segunda"Doctor Salt".

Saludos.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Tomo nota de los libros, si me recomendáis obras, perfecto. El problema del oficio es que ya está todo hecho, innovar es imposible, y el que piense lo contrario o ha leído poco, o es un iluso o te está engañando. Ahora bien, la diferencia está en la mezcla de lo existente, y ahí sí que te puedes entretener. No hay novedad "per se" porque los recursos son los que son, pero hay matices, vueltas de tuerca muy interesantes. Abrazos.

Ilsa dijo...

La verdad es que discrepo,y leo bastante,no todo lo que quisiera pero creo que las posibilidades de innovar son ilimitadas,aunque depende de los hombres y mujeres que sean capaces de realizarlas,lo cual es algo totalmente impredecible.Cualquier forma de arte,habrá tenido gente pensando,¡ya está todo hecho!,¿cómo podremos superarlo?, y entonces llega alguién,que incluso no cree en ello y hace algo revolucionario.Aunque disponemos de recursos,¿Porqué tienen que ser limitados?.
Quizás el error es pensar que hemos alcanzado nuestro límite creativo.Y como me estoy poniendo muy filosófica...

Saludos.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Quizás en otras áreas, en literatura lo dudo muy mucho muchísimo. No creo que haya vida fuera de Homero. En literatura lo novedoso no es más que mala memoria. Es mi opinión, claro.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Un ejemplo que se me ocurre: la peli Caracremada. Bueno, ayer la vi, aguanté veinte minutos y son sólo 47. Dicen que innova en la manera de contar, porque lo hace sesgadamente, fijando la cámara en esquinas, botas, gestos... En fin, eso son recursos que todos seguidos han provocado que me llame la atención en el minuto uno, en el cinco te pone nervioso y en el veinte cortas la peli. Por lo menos yo. Me interesa que me cuentes una historia, no cómo se te dan los fuegos artificiales, no sé si me explico. Wilder, Hitchcock o Coppola también utilizan esos recursos, pero puntualmente, tienen estilo, pero están centrados en contarte algo y que sea emocionante y verosímil. Y sobre todo evitan perder tu atención.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Ahora bien, como decía San Agustín: los herejes también son necesarios.

Begoña Argallo dijo...

Tengo dos enormes defectos, generalizo y siempre ando con prisa. De modo que aclaro, lo que yo sería incapaz de escribir y lo que hasta ahora jamás había leído.
Era eso :)

Begoña Argallo dijo...

Pues bien, Contigo escucho las estrellas comenzó a ser la historia siempre contada antes de llegar a la mitad y lo abandoné.
De modo que dejo el título de un libro que leí hasta el final, disfruté y me sirvió para aprender:
Mientras escribo de Stephen King.
No se si es el libro jamás escrito pero quiero muchos como él. Aviso.
Saludos