La tribu carnívora

| lunes, 5 de octubre de 2009 | 11:15


La tribu literaria es carnívora. No sé de quién es la frase, pero más razón que un santo, oigan. Entiendo que quien enemigos no tenga es señal de que no tiene ni talento que haga sombra, ni valor temido, ni carácter que impresione, ni honra de la cual se murmure, ni bienes que se codicien, ni cosa buena que se envidie. Esto sí sé de quién es: Martí.


Pero a lo que iba, que si tener enemigos es índice de tu condición, que esos mismos enemigos sean los que te hagan el elogio post-mortem es una desfachatez. Es tradición antigua: tienes que morir para que te reconozcan. Los mismos cabrones que en vida te ponen verde -a ti y a tu obra-, una vez en el nicho te hacen elogios desmedidos, panegíricos demenciales y textos consoladores con esa generosidad exagerada que te regatean en vida. Pasó con Sebald, pasó con Bolaño, pasó con Foster Wallace; mientras en vida el primero pasó inadvertido, el segundo pasó miseria y el tercero no pasó de las listas de jóvenes promesas. Personalmente creo que ninguno de ellos era un genio, tienen algunas cosas estimables y otras no tanto, pero en cuanto la espichan inmediatamente les elevan a los altares, les otorgan premios y les dedican ditirambos. Debe de ser porque ya no molestan. O para joder a los vivos. Quién sabe.


En el mundillo hay tantos componedores, árbitros, medianeros, mediadores, correveydiles y celestinas entre la página impresa y el lector, que no aciertas en qué momento se extravía la literatura. Por eso cada vez que algún novel me pide consejo sobre el oficio, lo primero que le digo es que no acepte consejos, y lo segundo que no haga ni caso de esa nube de críticos, compiladores y comentaristas que oscurecen el rostro del saber, como decía Gibbons, sino que vayan a su bola y no se dejen influir, ni antes de espicharla, ni después.


Porque el canon literario es ridículo, dogmático, y establecido por cuatro individuos que dan vuelo a sus preferencias y prejuicios, por consensos de grupos de presión, por criterios muchas veces ajenos a la literatura. Y que si necesitan un buen epitafio para enmarcar su muerte, no busquen gente que vive el 99% de su vida sexual a través de la envidia, sino que escuchen a Graham Greene, que recitaba el poema de Robert Browning como la más perfecta lápida: nuestro interés estuvo en el lado peligroso de las cosas, el ladrón honesto, el asesino afectuoso, el ateo supersticioso.

6 comentarios:

MARFIL dijo...

Hola Ignacio,

Ya te comenté que había leído este artículo, e incluso que Manuel García Rubio, en el speech que nos dio en la Uni, lo había tratado, aunque sólo parcialmente.

El Arte, es arte por definición. Y no a todo el mundo le gusta lo mismo. Que estas plantas carnívoras no debieran tener tanto peso, está más que claro. Como toda regla debiera tener excepciones, tal vez la ley suprema del mercado, en esto de la cultura – literatura incluida, of course- debiera tener una excepción. O sea, la “excepción cultural”. Porque si al final lo que lee una buena parte de la gente, es lo que va a estar a disposición del personal, gracias a los grupos de presión entre otras cosas, entonces puede ser que tengamos un problema. Un problema de escasez de buena oferta cultural. He visto la peli hecha sobre el primer tomo de Larsson, y he leído algunas páginas. Ni ganas de seguir. El éxito, ¡que me lo expliquen!.

Supongo que a medida que uno va creciendo y se va haciendo un nombre, también se hace más fuerte y puede eludir algo estas presiones indeseables. En cualquier caso, para esto como para muchas otras cosas más, es buen criterio seguir tu propio criterio si confías en él, ergo en ti mismo. Y si te sale bien, ¡chapeau!.

En mi campo, en el mercado de la neurona, la cosa de la publicación no funciona igual. Se cometen errores, a veces. En ocasiones, notables, pero son los menos. Tengo un compañero de la Universidad de Valencia que en su web, para animarse y animar al personal, tiene un listado de estudios notables – que a posteriori, se demostraron como grandes verdades científicas – y que en su momento fueron rechazados a publicación. Pero por lo general, es una excepción. La doble evaluación anónima garantiza esto o al menos, minimiza fallos. Si eres bueno, publicas bien, y si la neurona no pita, pues dedícate a otra cosa. A vivir de la sopa boba del Estado, que también los hay. Ni que decir tiene que la Universidad americana es mejor, entre otras cosas, porque los profesores que no publican en buenas revistas, se van al carajo. O sea, mercado neuronal. Aquí, no ha llegado. Para felicidad de muchos. Si llega, tal vez tenga que huir del blog de Ignacio (¡vaya por Dios!) o no tenga tiempo ni para comer. Valga la inmodestia, no sería la mía la primera cabeza en rodar. Es más, como liberal, no puedo defender otra cosa, que en cada sitio ha de estar quien lo merece. Incluso si eso me pudiera afectar. Creo que no es el caso, aunque no me corresponde a mí decirlo.

Lo de que recuperen a los escritores muertos, salió ayer en la obra de teatro sobre Wilde, que te comenté antes. Ya lo dijo el gran Oscar: “Cómo no van a decir que es buen escritor...si ya está muerto”.

Mucha suerte y mucho ánimo con la tribu. Espero que te libres de las mordeduras.

Por cierto, no sé dónde pillas las fotos, pero son muy buenas a veces. Me encanta esta.

Abrazos, Ignacio. Muchos abrazos.

P.D: Por aquí, estamos muy contentos estos días. En la transformación a Bolonia, y de cara al ranking nacional de Universidades en la selección de Campus de Excelencia Internacional, la de Oviedo ha sido elegida por el Ministerio como una de las 15 mejores, sobre un total de 49 (41 públicas y 8 privadas). Las cuatros primeras, las catalanas. Faltaría plus. Y merecidamente. Pero nosotros, ahí vamos. Como dices tú, Asturias pita, y también su Uni. ¡¡Olé por nosotros!!. ¡PUXA ASTURIES!

Rodericus dijo...

Ignacio, no te desanimes.
En todas las actividades y ámbitos profesionales existe esta "fauna".
Pero el tiempo y el trabajo pone a todo el mundo en sú lugar.
Por aquí corria hace un cierto tiempo un critico músical muy respetado, y que escribia unas cronicas feroces.
Pués bién, este "angelito" llegó a publicar la critica a un concierto,
¡¡¡Que se suspendió!!!, por problemas tecnicos.
El buén hombre pasó de ir al concierto, elaboró una critica ficticia que envió al periodico sin saber que el espectaculo se habia aplazado.Y siguió escribiendo y colaborando con radio unos cuantos años más sin que nadie se cuestionase sú criterio y sú trabajo.
"Gurus" iluminados los hay en todas partes.
Coincido con Marfíl, no acabo de entender lo de Larsson.

Francisco Ortiz dijo...

Completamente de acuerdo. Les ocurre a escritores y también a cantantes -no diré el nombre de uno que murió en raras circunstancias hace poco-, actores y demás gente del bien y del mal vivir. Y me quedo con lo que apuntas: así fastidian a los vivos, los ningunean.
PD: Leyendo estoy "El tiempo de los emperadores extraños", tu quinta novela -disculpa el error del otro día, cuando dije que era la primera-, y degustando la historia y la prosa de altura con que está escrita.

Diego Álvarez dijo...

Amén, Ignacio. Amén.

Anónimo dijo...

No te dejes disgustar. Les chiens aboient, la caravane passe. dar.

IGNACIO DEL VALLE dijo...

Hace tiempo que estoy muy tranquilo, pero estas cosas hay que recordarlas, porque algunos creen que la realidad existe per se, pero la realidad se crea, y hay que procurar cerrarles el chiringuito a ciertos individuos que creen que su bajo imperio durará para siempre. Cosa en la que andan muy, pero que muy extraviados. Y por supuesto ponerle un faro a las nuevas generaciones.