| martes, 17 de julio de 2007 | 12:29



I LOVE YOU, PARIS


Todo el mundo quiere ser Cary Grant. Incluso yo quiero ser Cary Grant. Esto lo dijo el mismísimo Cary Grant, pero yo sustituiría sin dudarlo su nombre por otro: Paris Hilton. ¿Qué quieren que les diga?: sí, lo reconozco, soy uno de esos frikis admiradores suyos. Cada uno tenemos derecho a tener vicios o perversiones que nos salven la vida, y la Paris es uno de los míos. Yo no me duermo cada noche contando corderos, sino las vueltas que da en la barra de pole-dancing de mis ensoñaciones lúbricas. ¿Quién?, ¿quién no ha tecleado su nombre en Pornotube y ha visto su estreno mundial como estrella porno amateur en Una noche en París? Que levante el dedo si tiene valor. Hace poco un canalla que se hace llamar juez la ha condenado a veintitrés días de cárcel por haber violado la libertad condicional tras haber sido cazada al volante con su carné caducado. A ella, a la mujer que ha entrado en el Guinness, aunque sea por ser la celebridad más sobrevalorada de la historia; a la sensual cantante de Stars are blind, un éxito entre la crítica musical -de verdad, sin cachondeo-; a la mujer que ha protagonizado Simple Life, un reality en el que se iba a vivir con una familia humilde y compartía sus alegrías y sus penas; a la mujer que tiene su propia línea de joyas, de artículos para mascotas, su perfume; a la rubia platino más famosa desde Marilyn… ¿Y cómo ha reaccionado ella? Mi Paris no ha soltado burradas al estilo Jennifer López cuando la detuvieron después de aquel follón con Puff Daddy: No he cometido ningún delito, lo que hice fue no cumplir con la ley; no se ha quejado, no ha llorado, no ha criticado, sino que horas antes de ingresar en prisión fue a un sarao de la MTV como una reina, como la santa laica que es, y declaró que, aunque asustada, estaba preparada para la cárcel porque tenía a sus amigos, a su familia y a sus fans. Claro que sí. Me tienes a mí Paris. Yo siempre seré tu paladín. Porque a ti veintitrés días en la cárcel ni siquiera te ennegrece las raíces de tu melena, porque siempre hubo clases e incluso el dueño de tu salón de bronceado preferido se ha ofrecido a visitarte con sus equipos ultravioletas para que no salgas con la palidez de otros reos, porque esta gente no sabe lo que tú eres, lo que representas, lo que simbolizas. Tú no persuades, seduces; no proporcionas información, diviertes; escandalizas, entretienes, frivolizas, vacías de toda idea o preocupación. Las formas, la ética, la decencia, la cultura… todo al carajo: caca, culo, pedo, pis, eso es lo que me pone de ti. Contigo, una generación entera será educada en el sueño mentiroso de que se puede ser famoso o millonario en poco tiempo, en el éxito sin esfuerzo. Contigo vivirán en el limbo, en un eterno presente; les liberarás de toda contradicción, de todo dolor, de toda preocupación, y por lo tanto los volverás maleables, manipulables, manejables. Pero, eso sí, serán felices. Yo soy feliz. Y mientras te cargas la dialéctica, mientras pones fin a la historia y sobreviene el crepúsculo de una civilización, yo me hundiré con ella cantándote desde un barco en llamas…

1 comentarios:

Begoña Argallo dijo...

Sublime, la verdad, literatura pura esa declaración a París Hilton. Yo, que encontré tarde este blog no me resisto a dejar esta declaración tuya sin comentar.
Yo poco se de la Hilton, pero la envidio, eso sí porque leí en San google que una vez que visitó México se hizo acompañar de Alejandro Fernández, en cuyas fotos juntos él salía con cara de asco. No se si fue por el eclipse de egos. ( Vete a saber)
Eso le envidio yo a la Paris, que viajaría ahora mismo a México si pudiese tener el gusto de pasearme con él por sus calles aunque él saliese en la foto con esa cara de asco.
Reina por un día. Te aseguro que la Hilton fue reina por un día,porque el rey de las rancheras iba con ella :)