Presentación de Soles negros en Tenerife

| domingo, 28 de febrero de 2016 | 15:24


Presentación en Tenerife de mi novela Soles negros, Alfaguara 2016. Será este jueves 3 de marzo, a las 19.00, en la sala Ámbito Cultural de El Corte Inglés dentro del festival Tenerife Noir.

Presentaciones de Soles negros en Asturias

| martes, 23 de febrero de 2016 | 11:24


Presentación en Gijón: 24 febrero, 19.00. Ateneo Jovellanos. 

Presentación en Oviedo: 25 febrero, 19.00. Librería Cervantes.

Presentación Soles negros en Madrid

| miércoles, 17 de febrero de 2016 | 19:10


Soles negros, mi nueva novela, Alfaguara 2016

| lunes, 8 de febrero de 2016 | 18:57


Tras su paso por Leningrado y Berlín durante la Segunda Guerra Mundial, Arturo Andrade regresa a España en 1947. Encuadrado de nuevo en el servicio secreto, y en un país desolado, su primer destino es Pueblo Adentro, Cáceres, donde junto con su camarada Manolete se enfrentará a su primer caso: una niña asesinada y enterrada en los campos extremeños con síntomas de una violencia inusitada. 

Se calcula que aproximadamente treinta mil niños desaparecieron en la posguerra vía Auxilio Social, y en esta novela quería que Arturo Andrade comenzase a tirar de ese hilo para explicar los perversos mecanismos que se utilizaron para que semejante desatino sucediese de una manera institucionalizada y legal.

Al tiempo quería hablar de los últimos coletazos del maquis, y de una España aislada que hace equilibrios en el complejo panorama internacional. A través de una serie de personajes describo las corruptelas, complicidades, especulación y estraperlo en que se basaba el régimen, pero también el comienzo de la recuperación de un país, el fin del racionamiento y la restricción eléctrica, la venta libre de penicilina, etc... 

Soles negros es la cuarta novela de la serie y transcurre entre Extremadura, Madrid y Asturias. 

Asimismo, Alfaguara reedita las tres novelas anteriores, El arte de matar dragones, El tiempo de los emperadores extraños y Los demonios de Berlín. 




Encontrarás gente como tú

| miércoles, 3 de febrero de 2016 | 16:45

En la vida es bueno saber tus límites. Ya lo decía Gep Gambardella en una escena memorable de La Gran Belleza: “El descubrimiento más notable que hice a los pocos días de cumplir los 65 años, es que ya no puedo perder el tiempo en cosas que no me apetece hacer“. Yo no tengo tantos, pero los suficientes para haber hecho otro peculiar descubrimiento: que, definitivamente, no se puede tener todo, es prioritario saber elegir. Y lo es porque la felicidad se basa en los límites, la misma definición de vida se sustenta en las fronteras físicas de la materia, lo que es infinito no está vivo. Una vez que descubres que no puedes tenerlo todo, ni estar en todos los sitios, ni caerle bien a todo el mundo, oye, chico, menudo relax. Empezar a decir “no” a un montón de cosas sin cargo de conciencia resulta un alivio, y no tener que estar experimentando continuamente porque ya sabes lo que te va, es un bálsamo. La clave de todo es saber ir abandonando las mesas de juego a medida que nos producen más inconvenientes que placer, a pesar de que la inercia nos incita a continuar. ¿Que no le gusta el jazz o el flamenco? No es el fin del mundo, a mí tampoco. ¿Que el teatro se la trae al pairo y prefiere el cine? Pues lo mismo, sin complejos, lo que le sea más cómodo. Al final encontrarás gente como tú, me decía una amiga en una época en que estaba un poco desesperado por no sentirme en el contexto adecuado. Y, efectivamente, sucedió, estoy donde quiero estar, rodeado de la gente que me conviene, pero eso pasó por un proceso previo y doloroso de renuncias, elecciones y cagadas varias. Es lo que comúnmente se llama “madurar”. No nos rompamos la cabeza, nadie nos va a explicar el sentido del mundo porque, como también decían en la película: “Las cosas son demasiado complicadas para que un solo individuo las entienda“. Y al final, está la vida, bajo todo ese ruido que intenta que la perdamos de vista, el sentimiento, el miedo, la emoción, los destellos inconstantes de esa belleza que debemos estar atentos para poder captarlos, y normalmente no hay que mirar demasiado lejos, la gracia es que la mayoría de ellos ocurren a nuestro lado, solo hay que prestar un poco de atención, solo un poco.